sábado, 7 de mayo de 2011

LO INVISIBLE EN LA ICONOGRAFÍA: ¿La Lujuria, o La Peste... En la catedral de Huesca? (III)

(Este trabajo está dedicado a D. Jesús Fermín, historiador y pedagogo del I.E.S. en Huesca. Con el agradecimiento por su labor de enseñanza y deseando que pueda inculcar un poquito de interés hacia la belleza del románico y del gótico, a mis sobrinos)

BAJO ESTAS LINEAS: Representación del Juicio Final en la iglesia de Santa María la Real de Sangüesa. En primer término observamos a quienes están siendo juzgados y van desnudos en una actitud un tanto "vergonzante". Mientras, tras aquellos, hay una mujer (que hemos de suponer, ya condenada); quien es  devorada por una gran culebra. Este templo navarro está pleno de alusiones a la serpiente y muy relacionado con escenas donde se representan lo que parecen Pitias o Erinias (féminas con cuerpo de culebra; dado que una de las iconografías de la Erinia, es la de mujer con patas de perro y el resto de ofidio).


Dejábamos el estudio en la entrada anterior, presentando de nuevo (y al final), una foto ampliada y detallada de la famosa escultura bajo la que todos los oscenses han de pasar, al acceder a la Catedral (por su puerta principal). Imagen que se dice LA Lujuria, que preside la zona baja del tímpano y que se sitúa a los pies de la Virgen María y entre los escudos de la ciudad juanto a los del reino Aragón. El lugar y la importancia de la iconografía que le rodea nos hizo sospechar que podía tratarse de una repersentación con un diferente carácter, ya que La Lujuria, por muy "importante" Pecado Capital que sea, no creemos que tenga tal relevancia ni la categoría como para representarse entre los blasones de Aragón. Menos aún en el siglo XV, cuando se realizó esta parte de la fachada catedralicia; en tiempos en los que  el puritanismo decimonónico, felizmente, no había llegado áun a nuestras tierras. De cuanto narramos, creimos desde un principio, que una imagen de ese tipo (como La Lujuria) no debiera presidir el acceso a tan importante templo, ni menos era aquel un lugar apropiado para ponerla (entre dos escudos con las barras de Aragón y en el lugar por donde todas la novias y autoridades salen). A menos, que la cuidad de Huesca tuviera una historia lujuriosa o una leyenda que relacionara la urbe, con algún milagro o una narración sacra entorno a este "pecado de la carne" (hechos estos que no se encuentran en la Historia oscense).

JUNTO A ESTAS LINEAS: Representación de Erinia o de Pitia en Santa María la Real de Sangüesa. Como decimos, esta imagen nace de la "generación de los daimones", surgidos de la tierra. Pues se dice que las Erinas surgieron de la tierra al caer sobre ella la sangre de Uranos, cuando Cronos le corta los testículos a su padre. Pese a ello, esta mujer mitad serpiente (muy relacionada con la mal llamada sirena, de cola de pez); es la viva imagen de la diosa Delfine, que guardaba el templo de Apolo en Delfos. Siendo aquella Delfina, el icono de sus sacerdotisas (las pitias); que como su nombre indica, eran medio sierpes (pitones) y por ello, adivinas (pitonisas). Puesto que la culebra se tenía en Grecia como animal sagrado capaz de pronosticar el futuro. Para ello, eran alimentadas con dulces de leche y miel, en los serpentarios, ritos que ya dijimos, realizaban sacerdotisas desnudas. Lo que (como hemos visto) relaciona plenamente a los ofidios sagrados, con las mujeres enseñando los pechos y con la lactancia de bestias dada por mujeres. Por lo demás y sobre los poderes telúricos de las sierpes, es sabido hoy que son capaces de percibir o pronosticar un terremoto con varias horas de antelación (alterándose su conducta antes de que se produzca el cataclismo, al igual que le ocurre a los gatos, quienes lo intuyen solo varios minutos antes).




De tal manera, ya expusimos como "aquella mujer" que allí, en Huesca, está  -sobre todo el que accede al templo- tiene más visos de relacionarse con la diosas telúricas, o con las Mater Nutrex- "Demonias o deidades" de la mitología antoigua, que tienen un sentido común con la lactancia, el nacimiento, la nutrición, la agricultura y la fecundidad (significado que permanece en la iconografía del gótico y del románico). Estas diosas de la antigüedad, vimos que se representaban con cultos y ritos unidos a las cuevas, entre los que destacaban los de las "vírgenes serpentarias". Mujeres o sacerdotisas que adoraban a la culebra como daimón (dios telúrico) y como dueña de la tierra (o de la cueva); para quienes en la maldad y la inteligencia de la sierpe, se esconde el bien y el mal de la vida. De tal manera, existió una religión durante la Edad del Bronce, dirigida por las diosas madres y sacerdotisas de la maternidad, en la que el dueño de la cueva era el dios culebra, que guardaba y era el genio y señor del interior de la tierra. Un "inter-nos terrae" (infer-nos, o infierno bajo nosotros), de donde procedían las riquezas. Bienes regalados por el "infernos" en forma de las semilla que allí entierran y brotan, dando la espiga y la cosecha. O una riqueza, nacida de los metales, que guarda y vomita la tierra   -preciosos como el oro y la plata; o útiles, como el bronce y el hierro-.



Y aquella que nos nutre y regala esos bienes y esas riquezas se consideraba por los antiguos como la "diosa madre nodriza", o Dea Nutrix, quien desde el interior de la tierra nos amamanta y nos lo regala todo: Comenzando por las aguas, que nacen de la Matrix (el manantial) y siguiendo por los vegetales que cultivamos. Al igual que era "dadora" y generadora de las riquezas de minas y de los yacimientos (en piedras, minerales, o metales). De ello, se pensaba, que aquellos cuantos morían, eran enviados a este inter-nos; donde, como la semilla plantada, germina. Así aquellos fallecidos, volvían a renacer al ser allí enterrados (renacimiento o resurección agraria, que parecía indiscutible -al menos desde el punto de vista de la Naturaleza cíclica y de su comportamiento-).



BAJO ESTAS LINEAS: Figura de una "mal llamada" Sirena, en la iglesia románica de Vecelay en Borgoña. Realmente, estas representaciones, debieran denominarse Nereidas o más bién una Pitia o una Delfine, pues tienen el cuerpo de pez y no de ave (las Sirenas, son medio mujeres y mitad pájaros, cuyo atractivo residía en atraer con sus cantos a los marineros). Estas Delfinas, representaban -entre otras cosas- la virginidad no sagrada y la maternidad virgen agraria; por lo que habría que relacionarlas con Kora y con Demeter. Por lo demás, su carencia de sexo, al ser su cuerpo medio de pez, las hace relacionarse con lo que en alquimia llaman "piedra de toque, o ácido sulfúrico". Siendo en la Baja Edad Media, el símbolo de la piedra o el ácido para descubrir la pureza del oro (como pura es la consideración de su virginidad).

Las adoraciones a esta Dea Nutrix, como dijimos, se llevaban a cabo en la forma de cultos telúricos entre cuyos símbolos y totems más detacados estuvo la espiral, la culebra y la mujer que amamanta y pare. Esta segunda  -la nodriza que asiste al parto-, fué representada por una diosa de carácter femenino y durísimo, llamada en Roma Lucina y en Grecia  = Eileidyua. En referencia a ella, hemos de matizar que su denominación significa Diosa de Eilei (Eilei diosa) y se relaciona plenamente con Eleuisis, procediendo su nombre del verbo heleno  , cuyo significado es el de "cerrar, contraerse, revolverse, apretar". Actos que nos recuerdan al parto en el que la madre se contrae, se revuelve, aprieta, e intenta abrir su interior, para dar la vida; pero también a los movimientos de la sierpe. Porque este hecho del alumbramiento, curiosamente se identificaba en la antigüedad con la serpiente; no solo porque aquella se parece al pene; sinó también porque los ofidios, para nutrirse, abren sus fauces y su cuerpo como una vagina, tragando a la víctima en forma de vaina; engulléndola de manera elástica, tras lo que regurgitan sus restos. Imagen que se asociaba a la de la madre pariendo, de lo que la patrona de las perturientas fué esta Lucina, que se representaba junto a culebras.

Y es que aunque el alumbramiento hoy sea un hecho cargado de felicidad y de bondad, hace miles de años era muy distinto. Porque una gran mayoría de las mujeres morían en el parto (así como los neonatos). Al igual, la carencia de drogas o medios de asistencia, hacían del nacimiento un suceso más trágico que feliz, y mas terrible que bello. Por lo que no es de extrañar que la diosa de los alumbramientos fuera una deidad telúrica y terrible, relacionada con la sierpe, debido a que la venida al Mundo en una gran mayoría de los casos suponía la muerte para la madre, o para el niño (cuando no lo era para ambos). De todo aquello, y del horrible dolor que sufría la parturienta, su deidad era un protector más cercano al mal que al bien; entendido como un daimón de ayuda, nacido de la tierra (la culebra, cuya facilidad para abrir sus fauces y tragar era admirada por toda madre que tuviera que dar a luz y conseguir que el nilño saliera de su interior). Por lo que la vagina femenil, se identificaba con el cuerpo del ofidio, pero también con esa cueva donde aquel daimón (sierpe) vivía. Así, como esa misma culebra era la personificación del propio neonato, que en el interior de la mujer sobrevivía e intentaba salir, provocando los espasmos (retorcimientos, contracciones, apreturas etc. En griego:
.

Habiendo entendido estos conceptos, podremos comprender como la Dea Nutrix (madre terrenal que nos nutre) se relacionaba tanto con el mal, pese a ser la nodriza que nos proporciona la vida. Así como sus misterios nacerían de los agrarios, encomendados a la diosa terrible Demeter, en el templo de Eleusis. Misterios que se llevaban a cabo en esa ciudad (sita junto a Atenas) por medio una profunda y dura iniciación de los asistentes, valiéndose de las drogas. De tal manera, los últimos estudios han determinado que el medio para oficiar en estas ceremonias del daimón Demeter en Eleusis, era valerse del "cornezuelo de centeno" (o de hongos fermentados), que actuaban de manera alucinógena a quienes se los suministraban. Así los paticipantes a la ceremonia de El Camino de Eleusis, donde se explicaban los secretos y los misterios agrarios, se les daban unas dosis de este cornezuelo, para que sufrieran alteraciones psíquicas, tuvierar visiones o se sintieran en el mismo Averno, cuando eran bajados a la cueva de la diosa Demeter (allí donde Kora, la madre virgen, aparecía con el hijo nacido bajo la tierra, quien era niño y culebra...).

Estos y otros "misterios", que se sucedían entre orgias, borracheras y bebidas combinadas con extracto de mandrágora (o con cornezuelo y setas alucinógenas), eran los que se enseñaban en Grecia y Roma en las ceremonias de inicianción telúricas (de la madre tierra). Siendo los mismos que de manera mas brutal, burda o básica, se mantuvieron en lo que luego se llamaron religiones paganas (en la Edad Media). De tal manera, tras la caida de Roma, en el pueblo y sobre todo en las zonas del campo o de montaña (pagos), quedó el recuerdo de estos rituales que para muchos eran de gran diversión y celebracion. Tanto que en parte, varias de las costumbres y de las fiestas de nuestras tierras (como el Carnaval), tienen su origen en los misterios que relatamos (de las iniciaciones agrarias, o pastoriles, en Grecia y Roma). En cuyas celebraciones más importantes siempre estaban los ritos de fertilidad, que se representaban con "ceremonias" de una sexualidad desatada y obscena. Siendo las "oficiantes" de tales fiestas paganas del sexo, las representantes de Venus y sus "sucedáneas", que incitaban a la orgia de lo que se denominaron ritos de "luparias" (prostitutas); pues en ellos, a veces, se llegaba a la licantropía (dando muerte durante la orgía a un ser humano, para devorarlo).

Por su parte, las participantes y sacerdotisas, de quedar encintas, entregaban a sus padres o a sus familias los hijos (o bien los vendían si eran esclavas) para convertirse en Nodrizas. Así, mientras el niño suyo se alimentaba con leche de cabra, la madre podía pasar a ocupar el puesto de ama en el hogar de un rico. Criando a un bebé que luego la trataría como de la familia, o como su segunda madre. Ya que sin duda lo era (su Mater Nutrix), quien a imagen y semajenza de la misma Loba del Capitolio, amamantaba al hijo ajeno -de ello, que a las prostitutas y nodrizas se les llamara "luparias"-. Así, por cuanto exponemos podemos entender que los ritos de amamantar y su iconografía son bien complejos y siempre muy relacionados con las deidades de la tierra y los daimones (con los infiernos de Demeter). De ello, que exista comunmente una unión, entre las mujeres de pechos descubiertos (como Dea Nutrix) y las serpinetes. Nodrizas que a veces dan de mamar de sus senos a ofidios, pero muchas otras a seres horrorosos (ranas,o sapos) o a sus padres y hasta a los dioses. Inversamente, los hijos abandonados por ellas, a veces mandados al sacrificio por su padre, son en ocasiones rescatados milagrosamente y criados por lobas, ciervas, osas y etc. Un ejemplo de estos bebés-dioses que sobreviven a estas circuntancias fueron: Rómulo y Remo (en el Lacio); Habis en Hispania (amamantado por la cierva). Y, hasta Moisés entre los judíos, quien igualmente es rescatado de las aguas del Nilo y criado por la hija del Faraón.

AL LADO DE ESTE PÁRRAFO: Imagen de La Envidia, conforme describe "Moralia Horatiana en 1635). Tomamos el grabado del libro de Jose Luis Morales, artículo "Envidia" del "Diccionario de Iconología y simbología", editado en Madrid en 1984 y que fué la primera publicación de mitología en la que colaboré. En esta imagen podemos observar claramente que la representación de la anciana andrajosa al lado de un perro, con cabellos que parecen sierpes y senos secos, es mucho más cercana en iconología a la de escultura de la Catedral de Huesca que estudiamos. Siendo una anciana siempre símbolo de males y maledicencias (no de placeres ni obscenidades) La Envidia, La Injuria o La Maledicencia, son figuras mucho mas cercanas en representación y expresión a esta escultura que hay en el tímpano de la catedral que otras con las que se identifica (como La Lujuria o El Adulterio). Pero, para su análisis, lo mejor es estudiar detalladamente la mujer que hay en el templo de Huesca.


BAJO  ESTAS LINEAS: Detalle de la cabeza de esta matrona que amamanta unas bestias en la Catedral de Huesca. Vemos, que tiene la cara deformada o vendada, incluso manchada de sangre, mientras se encuentra mirando de lado (como si escondiera su rostro a los que hay bajo ella y van entrando en el templo). Sus pelos son horribles y su aspecto deja ver que la piel parece que tuviera lepra o bubones (obsérvense los brazos, con algo que parecen trozos de piel caida, al igual que su cara vendada y deforme).







Sigamos con la diosa que habíamos mencionado: Lucina (la Ilitia en Grecia), patrona de los partos, cuyos santuarios se encontraban bajo tierra, o en cuevas, donde se adoraba comunmente a la serpiente. Pues es esta realmente la que origina toda la iconografía de la que hablamos, con madres amamantando raras bestias. Pero a la vez, de ella nace aquella Dea Nutrix, que se representa mitad fémina y mitad pez  -o sierpe-. Una diosa antiquísima, tanto que ya existe en el Minoico Medio con un nombre cercano al de Eleuysis (o Ilitia), llamándose a principios del II milenio a.C. en Creta: "E-re-y-ti-ja" (palabra que aparece escrita  en signos tipo Lineal B, al menos sobre el 1800 a.C.). Siendo aquella, la misma que vimos adorada como diosa de las culebras, y que en la entrada anterior recogíamos en dos fotos de estatuaria minoica, fechadas en igual época (con casi cuatro mil años de antigüedad).

El templo de esta deidad (Ereytiya), se encontraba en las cercanías de la capital cretense (Cnossos) en una cueva donde se dijo que nació, o vivió también, el Zeus Daimón. Siendo este uno del los Zeus más antiguos recordados por la mitología helena, del que se consideraba que en su infancia habitó en Creta, escondido en una caverna y con forma de sierpe. Igualmente, en esta cueva habría nacido  el primer "Dionisos", también de la familía daimón (con cuerpo de culebra) y por ello se veneraba aquella gruta donde los dioses vivieron, con el nombre de esa deidad protectora de los partos (Ereytiya en Cnossos, Ilitia en Grecia y Lucina en Roma). Habiendo de considerarse que el origen y el nombre de las Erinias (monstruos mitológicos, mitad mujer, mitad sierpe, y con garras de perro), estaría en esta diosa de los partos. Pues como ya hemos explicado, esas Erinias, eran genios del infierno, aunque bondadosos, pese a que se temía su cólera y sus ataques.

Siendo aquellas, una de las figuras más antiguas en el panteón heleno; pues nacidas de la sangre de Uranos (como ya dijimos), no obedecen a los dioses y hasta el mismo Zeus las teme y por lo que el dios, cumple su voluntad y no se enfrenta a las Erinias. Eran las protectoras del orden social y tenían derecho a castigar a quien lo mereciera; concibiéndose como las que hacen justicia en los Infiernos. Así aparecen en la mitología griega atormentando a los muertos y luego en las iconografías del gótico y el románico, como torturadoras de almas. De tal manera, es como las vemos en la iconografía medieval, del modo en que las presenta Virgilio, atormentando las ánimas con sus serpientes y sus látigos (
Virgilio: Églogas X, 18).

Para terminar lo que se refiere a esta diosa antiquísima cretense, que en Roma se le hizo madre de Cupido; diremos, que (curiosamente) una de las tres Hespérides es precisamente Eritia (Eurytia), mujer de casi igual nombre. Siendo a su vez la denominación de Eriteia (Euruteyia) como llamaban a la isla que estaba frente a Tartessos, en la desembocadura del Guadalquir. Situando algunos textos clásicos la capital de Tartessos en la isla de Eiryteia, que muchos traducen por "la isla rojiza" (por ser la del poniente o del atardecer). Siendo a nuestro juicio esta diosa de las sierpes (Ereytiya de Creta) la que daría nombre a la isla y a la Hespéride. Voz que heredaría  "la princesa tartessia" denominada igualmente: Eriteya. Considerando que ambas han de ser el recuerdo de una misma deidad y nacidas de una igual civilización (la de Cnossos), que adoraba a las culebras. Dejando en ello una evidencia de que el culto a los ofidios estaba establecido e importado, en el sur hispano (igualmente al del toro), traido por cretenses en tiempos del minoico.

AL LADO: Igualmente, detalle de los pechos de la mujer de la catedral de Huesca. Se observa que se trata de senos de vieja, muy secos y deformados, que para nada se corresponden con los atributos de la lujuria (siempre representada como una jóven de pecho turgente). Por lo demás, sus pezones son mordidos por dos animales que parecen ratas o bien Furias - es decir extrañas Erinias: mitad sierpes, mitad perros-.



CONCLUSONES A LA ICONOGRAFIA:

En base a lo que hemos estudiado, hemos visto que la escultura del tímpano de la catedral de Huesca, no representa a ninguna mujer lasciva, joven, ni menos a una obscena fémina desnuda. Sinó que su imagen es exactamente la de una mujer, de aspecto horrible y vestido andrajoso; con pies descalzos, traje con arapos, pechos secos y descubiertos, que muerden unas ratas (o Furias). Su piel parece dañada y con lepra o marcas, a la vez que su rostro está vendado y vuelto, teniendo manchas y un pelo tan asqueroso, que más bien parece el de un viejo, que el de una vieja. Con ello, de ser un pecado capital nunca sería el de La Lujuria, y tedríamos que orientarnos hacia la iconografía de la Avaricia, la Envidia, la Injuria o la Meledicencia (por ejemplo).

De tal manera ya hemos visto como se representa la Envidia, que Césare Ripa expresa textualmente como "Mujer delgada, vieja y fea, de lívido color. Ha de tener desnudo el pecho izquierdo, mordiéndole una sierpe allí donde se le enrosca. A su lado figurará una Hidra, sobre la que también apoya una mano" (T. I; pag. 341). Otra imagen es la de "Mujer vieja y mal vestida, con el traje de color de herrumbre. Ha de llevarse una mano a la boca, como hacen las desocupadas (...) aparecerá torciendo la vista y mirando de lado, poniéndose a su lado un delgado perro (...) animal envidiosísimo" (T. I; pag. 343). En estas descripciones de La Iconología de Ripa, podemos ver que es mucho mas cercana la descripción y los atributos de la dama de la catedral de Huesca a una alegoría de La Envidia.

Otra imagen cerana es la de la Calamidad y Miseria, que se describe por Ripa como: "Mujer enjuta y plagada de lepra, con algunos escasísimos harapos que le cubren las vergüenzas. A su lado, unos perrillos le lamerán las llagas, mientras la dama pone la mano pidiedo limosna" (T. I; pag. 158). Siendo igualmente muy parecida la iconografía de La Peste, que define el autor así: "Mujer vestida de color castaño oscuro que ha de tener un rostro horrible y mortecino, con frente vendada y brazos y piernas desnudos.  Su túnica ha de pintase abierta por los flancos (...) Además ha de vérsele los pechos sucísimos (...) colocándose a sus pies la figura de un lobo" (en una segunda iconografía habla de que ha de representarse con rostro espantoso y piel con humores y enferma) (T.II; pag. 205 y ss).

Por cuanto recogemos, consideramos que la mujer de la catedral de Huesca, se trata de una representación de La Calamidad y La miseria, tanto como de La Peste (iconografias que se relacionan, pues es evidente que La Peste es una gran calamidad). En todo ello, la aparición de lo que parecen ratas mordiendo los pechos expresa aún más el hecho de que se trata de la figura de La Peste Negra. Pues como varios diccionarios iconológicos explican, la rata es el símbolo de esta enfermedad (tal como recogen entre otros: Morales y Marín, obra citada, pag. 288; Krappe, "Le Genése des mythes", Paris 1952; pag 25). Habiendo sido la rata negra el animal que expandió La Peste, de igual nombre, parece cierto que esta escultura se trate de una alegoria de aquella terrible epidemia que asoló la Europa del siglo XIV.


CONCLUSIONES A LA IMAGEN DE LA ENTRADA DE LA CATEDRAL:

Como decimos, fué la llamada "rattus rattus" llegada desde la India (probablemente en barco), la que asoló Europa desde 1348, año en el que comienza La Peste en Italia. En esta misma fecha, llega a Aragón esta enfermedad que quizás vino al Mediterraneo por que los árabes en estos años, cerraron la Ruta de las Especias y los europeos se dispusieron a navegar directamente hasta Asia (esta es al menos nuestra teoría). Así, en barcos directamente llegados desde la India o el sur del copntinente asiático, vendría esta rata negra, que al tocar tierra en Italia y en las zonas de Europa, la asoló al infectarlas de Peste. Un hecho que se agravó por la falta de higinene en las ciudades de la Baja Edad Media, tanto como porque al ser nueva la epidemia, los europeos carecían de inmunidad alguna, muriendo en masa y llegando a perderse en algunas grandes urbes hasta dos tercios de su población (como en las del Norte de Italia).

En Aragón (tan unida a Nápoles) llegó la epidemia el mismo año y a Castilla meses después, con una virulencia que mató y desertizó zonas enteras, a la vez que llegó a tener entre sus víctimas a grandes nobles y hasta a los reyes (como Alfonso XI, de Castilla quien muere de Peste en 1350). La enfermedad se manifestaba en horas (apenas en dos días) y se contagiaba por aquella rata que para colmo habitaba y buscaba el techado (pues no gusta de vivir en campo libre, la rattus rattus). Aparecían en horas, bubones y pupas de un olor pestilente, con fiebres y llagas por todo el cuerpo, siendo la única solución que el cuerpo superase por sí mismo la enfermedad (con lo que el individuo que la pasaba se hacía inmune al horrible mal). Las únicas que no la sufrían -a mas de la rata que la trasmitía- eran las ovejas, a las que llamaban "las hermanas de la Peste"; aunque también la transmitían en sus lanas o en su contacto, ya que la epidemia era terriblemente contagiosa.

Por cuanto decimos, creemos que lo que muerde el pecho de la vieja de la caedral de Huesca son dos ratas negras (de la peste) de las que ya en 1350 se decía que eran las transmisoras del mal -tal como aparece en algunos tratados sobre esta enfermedad-. Otra hipótesis es que aquellas bestias que chupan los senos de la mujer decrépita, fueran "dos hermanas de la peste" o dos pequeños corderos representados como animales malignos (cuya apariencia y similitud también es posible). Pese a lo que más bien parecen ratas y nunca culebras (en todo caso Furias, que quizás deseen replejar el azote de La Peste). Por lo demás, le vestimenta y descripción cuadra perfectamente con la de esta Calamidad, teniendo el rostro deformado, el pelo horrible y la frente vendada; estando cargada de pupas y con unos pechos secos, viejos y descubiertos entre harapos.

De todo ello, creemos que la alegoría es la de LA PESTE, que debió ser además el motivo por el cual se pararon las obras de esta catedral, a mitad del siglo XIV. De tal forma y como esa enfermedad asoló las ciudades de Aragón, principalmente en  los años: 1348, 1362, 1371, 1381 y 1396. Parece normal, que pasada ya la epidemia y un año mas tarde (precisamente en 1397) se comenzaran de nuevo las obras de cosntrucción del mencionado templo, que habían sido abandonadas durante decenios. Así se sabe que en 1398 y tras poner una curiosísima "segunda primera" piedra de la catedral, volvieron a comenzar las obras, que duraron mas de cien años. En este tiempo y poco después se realizo la fachada de la que hablamos (hacia 1420), en la que sí comprendemos que se situara en su centro la efigie de La Peste a los pies de la Virgen, como mal vencido. Dado que en el primer cuarto de este siglo XV se había logrado superar por fin aquella terrible apidemia que asoló Europa.

Siendo seguramente la iconografía del tímpano de entrada la de:

LA PESTE VENCIDA POR LA VIRGEN MARÍA Y EL NIÑO. Junto a ellos, los tres Reyes Magos ( posiblemente a imagen de los monarcas de la época: Aragón, Castilla y de Navarra -de ello que se situén los escidos de la ciuudad y del reino bajo estos-). Del otro lado de la Virgen (a la derecha), Jesús junto a Maria Magdalena, en la famosa escena Nolli me tángere, que significa: NO ME TOQUES. Ello quizás en relación igualmente a La Peste, pues los enfermos de este mal no debían ser tocados, a menos de correr el grave riesgo de contagiarse.

EN LA FOTO DE ABAJO: El tímpano completo, con su iconografía ya interpretada, como la Victoria de la Virgen y la ciudad de Huesca, sobre La Peste.
-Desde el pasado terremoto de Japón, guardaremos en cada entrada de nuestro blog, un recuerdo a los damnificados de este trágico suceso; solicitando ayuda para ellos. Hay múltiples formas de colaborar con la Cruz Roja o UNICEF. Del mismo modo, recuerden que una de las mejores maneras de ayudar a Japón, es consumir sus productos (en especial su maquinaria y tecnología, que es inmejorable).  Muchas gracias a quienes así lo hagan.

1 comentario:

  1. En lo que a mí respecta me llamó la atención el parecido de esta figura con la carta del tarot "la luna". Personificando tal mujer las agrestes y salvajes cumbres del Pirineo cuyos senos alimentan los pueblos que a ella aferrada la castigan y someten con la fuerza de su lucha como reza aquello de "cria cuervos que te sacarán los ojos".La luna y la noche con sus estrellas representando el politeismo y la discordia entre los diversos pueblos, un reino de fuerza y guerra entre clanes. También relacionado con los dolores del parto como indicas. Sobre la luna, a modo de barca solar, la luz solar triunfante de la Virgen y el niño; buena nueva de paz, concordia y prosperidad para el reino. Aunados ahora sus pueblos tras el caos y discordias anteriores, la calma tras la tormenta.
    Muy interesante y ameno tu blog.

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