sábado, 26 de noviembre de 2011

DE FALOS, JOYAS Y OTRAS... "BOLLAS". Continuación: Dioses de la Fecundidad y su posible significado calendárico -de Egipto a Japón-. (de Lo invisible en la mitología: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte XXXI).

Esta entrada es continuación de las siete anteriores. Recomendándose la lectura previa de aquellas que le preceden, para una comprensión plena de cuanto exponemos en ella.


JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: A nuestro lado, uno de los falos sagrados venerados en el templo de Kane-yama situado en la zona de Kawasaki-daisi (entre Tokio y Yokohama). Trataremos de analizar hoy en nuestra entrada los orígenes del culto y "misterios" de adoración a este "miembro" -tan destacado y venerado por muchos-. Tanto como del significado en sus rituales, que -tal como veremos- es verdaderamente lógico y facil de entender en toda Sociedad agraria. Resultando las ceremonias de exaltación del falo que aún existen en Japón, unas fiestas de origen ancestral. Ferias verdaderamente divertidas y con gracia, donde todos aprovechan para bromear y ver lo alegre que hay en la vida (sin ofensa ni gestos de mal gusto). Deseándose prosperidad y queriendo verse todos nuevamente al año siguiente, tras aquella alegre celebración, teniendo doce meses de "salud y "vitalidad", plenos en "abundancias" y riquezas.
ABAJO en la foto: La imágen del pene se tuvo desde los tiempos más remotos, como protector de la casa y del mal fario entre las civilizaciones más antiguas. Por ello, aún en muchos lugares de Japón nos podemos encontrar con esculturas como la que recogemos (bajo este párrafo), situada en el umbral de un hogar. Su misión es ahuyentar a "los malos espíritus" de la casa -lo que diríamos vulgarmente, alejar "el mal rollo"- y su verdadero sentido enlaza la fertilidad, con la prosperidad y la risa; tanto como antaño relacionaba las buenas cosechas y la gran prole familiar, con los bienes, la diversión y la abundancia. Son rituales de fertilidad, cuyos orígenes se pierden en la noche de los tiempos y de los que trataremos en esta entrada.



Habíamos dejado el artículo anterior en el momento que hablábamos del Hou-nen japonés, cuyo significado puede traducirse por el de "buena cosecha", aunque realmente es "año de abundancia" -palabras nipponas que habrían de interpretarse como "próspero año (nuevo)"-. Debido a lo que se sucede el festival en el comienzo anual antiguo, segun el calendario que fue común también en Occidente; donde hasta la reforma de Julio César (instaurando el calendario juliano), el año se iniciaba en primavera. De tal manera, en gran parte de las culturas antiguas la anualidad finalizaba con Piscis, empezando con la aparición de Aries en el firmamento -lo que los romanos llamaron "Idus de Marzo", que se celebraban el decimoséptimo día de ese mes (ya en fechas julianas)-. Consecuentemente, en Japón se lleva a cabo la fiesta de Hou-nen el dia quince de marzo, y entre sus cultos nos llama sobremanera la atención a los occidentales aquellos que los templos realizan con rituales de adoración al pene. No son todos los lugares del Sinto los que celebran el año nuevo primaveral, con fiestas fálicas para obtener buenas cosechas. Aunque sí hay muchos que de este modo tan "expresivo y simpático" (ceremoniando la virilidad), piden fertilidad a los campos. Aunque la gran mayoría se limita a otros festivales más "serios" (pero no menos alegres), relacionados sobre todo con ritos del arroz y el sake.


El origen de aquellos cultos faléricos -tal como venimos estudiando-, se pierde en lo más remoto de los tiempos y el de Nippón es igualmente ancestral. No sabemos ni podemos afirmar su ascendencia, ni procedencia; pero es obligado pensar que si el calendario zodiacal coincide en Japón y en el Mediterraneo (tanto como en Oriente Medio Antiguo), siendo de doce meses y finalizando en Piscis, para iniciarse con Aries. Es de absoluta lógica deducir que estas fiestas de adoración a la fertilidad puedan tener un igual origen, puesto que son casi idénticas a las que en la Antigüedad se realizaban por todo el Mediterraneo -o Asia Menor: Desde Egipto a Anatolia y de Grecia y Roma, a Iberia-. No vamos a entrar a discutir, ni a testimoniar si parte de la civilización del Sol Naciente puede tener o no influencias mediterraneas, egipcias (o de Oriente Medio) -algo que por otro lado, es evidente-. Puesto que ahora no es el momento -ni este el lugar-; ya en otros estudios intentaremos buscar esos paralelismos entre oriente y occidente, que son innumerables. Pero lo que sí deseamos es testimoniar que los cultos y significados que hoy presentaremos son idénticos, e igual de antiguos en ambos lugares del Planeta. Fechándose esta veneración del falo, entre los primeros que hubo en civilizaciones tales como Egipto o Japón; donde sus orígenes seguramente fueron coetaneos y paralelos al de la adoración a la columna (y al obelisco). Datándose entre los nippones las faleriadas y el culto a la columna, al menos en la etapa de fines del Yomo -Jomo Jidai- (antes de la llegada del metal).


Unos rituales de probable origen neolítico, que consideramos se desarrollaron en la Edad de los metales, con el comienzo de las herramientas de labor, hechas en bronce (y luego en hierro). Aperos que -como expondremos- se simbolizaban en el miembro viril "trabajador de la tierra y fecundador" de la cosecha. Rituales y significados que se han mantenido vivos hasta nuestros dias en Japón, gracias a la capacidad que goza ese maravilloso país para adaptarse. Alternando y compatibilizando las costumbres y rasgos más ancestrales, junto al progreso más avanzado. Hecho este sobre el que aprovechamos para añadir que deberíamos aprender una gran lección en Occidente, donde comunmente se opina que para la introducción y difusión del progreso y la modernidad, es preciso acabar con "mucho de lo antiguo": Bien sean ritos, culturas, religiones, o maneras y formas de vida (consideradas como "arcaicas", pero que son testimonio de lo que fuimos y deberían respetarse). Aunque por motivos y razones "de avance", tristemente, en nuestra civilización occidental, hasta las más preciadas obras de arte (de arquitectura -medieval y popular-, de artesanía o de musica) a veces "caen como las moscas", frente a lo que llaman progreso. Pues parece ser que el establecimiento de costumbres "actuales" es más importante que conservar cualquier rasgo antiguo. Algo que no es verdad, ya que en Japón se muestra y se demuestra cómo lo ancestral puede sobrevivir y vivir junto al más avanzado progreso. Solo haciendo falta para conseguir esta combinación, una educación plena de cultura y de respeto hacia el pasado y el conocimiento profundo de nuestros orígenes. Pero... centrémonos en lo que nos interesa, que en este caso es la permanencia del culto al falo en Japón, que ha pervivido hasta nuestros dias:


Como decíamos, se celebra el quince de marzo la fiesta de Hou-nen (próspero año); festivales en los que ciertos templos rinden aún veneración al miembro viril. Destaca entre todas ellas, las llamadas de Kanamara, que se han trasladado al primer domingo de abril, seguramente con motivo de lograr la asistencia mayor de visitantes (al celebrarlas un festivo, debido a que el 15 de marzo no lo es ya en Japón). Siendo Kanamara muy llamativa, se lleva a cabo en el templo de Kane-Yama, situado en Kawasaki-daisi, muy cercano a Tokio (y también próximo a Yokohama). Lugar donde se conseva el mito que narra como aquel festival del primer domingo de abril, se sucede en memoria de una princesa y un herrero. Hija esta de un importantísimo noble que deseaba tener descendencia, no lo conseguía porque aquella tenía en la vagina dientes. Por lo que cada vez que la princesa se desposaba, aquella dentadura cortaba el pene del infeliz marido, quien no solo era incapaz para darle hijos, sinó que además acababa "tristemente" mutilado. En ese estado y situación, se llegó hasta el lugar un herrero que afirmó al padre que podía curar la terrible "enfermedad" de la infeliz y darle nietos; pero solo si le dejaba tras ello casarse con esta. Dicho y hecho, aquel ingenioso hombre forjó un pene de hierro, que introdujo en la vagina dentada de la mujer, destrozando "el diablillo" que allí se le escondía y que comía los falos, que quedó desdentado al contacto con ese metal. Tras aquello y al haberse "curado" el sexo de la esposa, pudo poseerla dándole hijos y gran prole de descendencia al príncipe.


Este curioso hecho, se celebra cada primer domingo de abril en Kawasaki, (en Kane-Yama). Aunque como dijimos, probablemente se trasladó la fecha del "evento" seguramente desde el 15 de marzo (Hou-nen) a este festivo, para que a ella asistieran el máximo de visitantes posibles. Año nuevo agrario nippon, donde se celebran ritos muy parecidos al de Kanamara y de fertilidad (por todas las islas), donde en muchos lugares se venera al falo como dador de felicidad y de prosperidad. El carácter de estas fiestas es igual a la de Kawasaki, aunque la peculiaridad de la última es la historia recogida, que narra como la princesa japonesa fue desposeida de su mal en la vagina gracias al pene de hierro forjado por su marido (un herrero). -De todo ello hablaremos tras exhibir una imágenes de estos templos y festivales. Las fotos que exponemos a continuación son de los templos Tagata Jinja, de los que recomendamos ver sus páginas oficiales a quienes lo desean en los siguientes portales-:
http://ja.wikipedia.org/wiki/%E7%94%B0%E7%B8%A3%E7%A5%9E%E7%A4%BE i・ス・ェ・ス・カ・・・カ・・・j; Tagata Jinja (templo sintoista) http://www.tagatajinja.com/ http://photoguide.jp/pix/thumbnails.php?album=524
O bien de Kaneyama, en KAWASAKI:

http://ja.wikipedia.org/wiki/%E9%87%91%E5%B1%B1%E7%A5%9E%E7%A4%BE_(%E5%B7%9D%E5%B4%8E%E5%B8%82)


JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado,celebración de Kanamara en Kawasaki. El falo sagrado se lleva en procesión el primer domingo de abril. Obsérvese el "gran pene" símbolo de la abundancia y la fertilidad, que se exhibe en un "precioso tono rosa".
ABAJO: Foto de un altar dedicado a los penes  (Gokoku-Jinja),



JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, sacerdotes sintoistas del templo de Tagata, preparan el falo sagrado para sacarlo en procesión el día de Hou-nen. Obsérvese a la izquierda de la imagen el "gran pene" símbolo de la abundancia y la fertilidad, que se transporta en las parihuelas, subido sobre una "silla de mano" procesional, llamada en japonés (o-mikoshi)
ABAJO: Foto del precioso templo en la prefectura de Yamagata (Gokoku-Jinja), donde se rinde igualmente culto al falo de la fertilidad, celebrándose con esculturas del miembro viril, el ritual del "año nuevo agrario". Otros lugares muy comunes donde existe la festividad de Hou-nen (año próspero) como evento importante, es la ciudad de Nagoya.




Pues bien, aquella historia del herrero y la mujer "dentada en su interior", que nos pudiera parecer un mito (tan extraño y ancestral), tiene mucho más de religión agraria y de realidad social común a todo el Mundo, de lo que pensamos. De tal manera y en nuestro modo de interpretar la narración de la princesa de Kawasaki y de su "feliz esposo", consideramos que el mito nos habla del momento en que comienzan a hacerse forjados (con metales), los arados y las herramientas para labranza. Ello sucedió en Japón con la entrada del bronce, o bien al comienzo de la Edad del Hierro; que son ciertamente tardías y curiosamente paralelas (estimando los arqueólogos que ambos metales llegan a la vez al archipiélago, en el siglo II a.C.; finalizando con ello el Periodo Yomo -Jomo- y dando comienzo el Yayoi).


De tal modo y como exponemos, en nuestra opinión la simbología del hecho que analizamos, es la sublimación precisamente ese cambio de periodos, tras el que comienzan a fabricarse arados de hierro y de bronce entre los nippones (que no serían destrozados por la tierra, al labrarla). Puesto que hasta la aparición de los metales, los campesinos hubieron de trabajar con instrumentos de piedra y madera (o cuerno) que rápidamente eran "comidos" por el "útero" terreno, al hacerle los surcos (o agujeros) para semillarla. Siendo aquel feliz suceso, el que de seguro nos narra el curioso mito de la princesa, cuyo sexo dentado cortaba los penes de quienes la penetraban. Hablando de los años en los que aún laboraban el campo en Japón sin metal, perdiéndose las herramientas al poco tiempo de uso. Llegando por fin el herrero (los metales), que crearían el arado de reja y la azada, consiguiendo que los campesinos pudieran trabajar sin que sus aperos se destrozaran de continuo. De tal manera se comprende perfectamente el relato, en el que la unión entre la madre (mujer y tierra) con el terreno de labor; se completa y complementa con la figura del padre (agricultor) que semilla y fecunda con herramientas metálicas.


En referencia a simbologías semejantes en otras religiones, recordemos que dijimos en la entrada anterior como de manera muy similar, el dios egipcio itifálico Min, se relacionaba con las crecidas del Nilo. Recordemos que se representaba con un gran pene erecto y de tez oscura. Ello no solo por la fuerza y carácter dominante de la raza negra (geneticamente hablando); sinó igualmente porque su color de piel, podía significar el limo (o fango) tan benéfico, que cada mes de julio abonaba y regaba los campos adyacentes al rio sagrado. Del mismo modo, hablábamos anteriormente del pene erécto de esta deidad fertilizadora de los faraones -Min, Minu o Menu-, que simbolizaba el arado y las herramientas de labor (con las que "se fecundaban" las huertas egipcias). Siendo así entendido el miembro viril, como algo similar o semejante a "un plantador" , objeto que -como vimos- tanto puede parecerse al Ank (cruz ansada, símbolo de vida). Mientras, repetidamente tambien fuimos estudiando en anteriores entradas, como en todas las civilizaciones ancestrales agrarias, el útero materno se concebía como el de una madre (tierra-mujer fértil; que habría de trabajarse para hacerla fecunda y semillarse).


Consecuentemente a lo expuesto, la reencarnación y el mito antiguo de Osiris (el dios benéfico de la luz, del agua y de las cosechas) se relacionaba fundamentalmente con estos misterios agrarios. Entre los que siempre destacó la labranza, la siembra y la recolección, vista como una copulación, una la vida que "mana", y una muerte del "semillado", quien luego resucita. Incluyendo siempre esos "misterios" el cuidado de la cosecha y sus posteriores trabajos , relacionados con el sexo, el parto, la existencia y "el fallecimiento" del vegetal (siega). Tanto como la final separación de la espiga (trilla y etc de donde se obtiene el grano), con preparativos en los que habrían de realizar "actos similares" a la momificación -trabajo consistente en guardar el cereal en silos, conservándolo allí (para su cosumo) o para custodiar la simiente, que se plantará y volverá a nacer-. Sea como fuere, recordemos igualmente que el dios Osiris, tras ser asesinado y al amortajarse como momia, siempre se representa itifálico, simbolizando ello la resurección (reencarnación que le proporciona su viuda -Isis- o su hijo -Horus- al tocarle con el Ank o con el Ojo divino). Rituales que están muy relacionados con cultos ancestrales que han permanecido entre las costumbres mediterraneas (u occidentales), e incluso con las que aún se practican en el extremo Oriente.


EN LAS IMÁGENES: Al lado, fuente de la fecundidad en Tágata Jinja (templo sintoista). Observemos como la identificación entre el pozo y el útero materno se hace por medio de un lugar que nos recuerda al "umbral femenino", donde la vida nace, regalando el agua, la luz y la vegetación. La unión simbólica entre pozo-fuente y nacimiento parece obvia, tanto más cuando alrededor de ese lugar fotografiado del que mana el agua, se han situado pequeñas piedras en forma de seta (o falos). Haciéndonos ver quizás que la roca sobre el pozo, que se sostiene como en el aire, es el vástago que nace o emerge -hijo quizás de este brocal que en su centro tiene una hendidura y de las "setas", que le rodean-.

Al margen de lo que analizamos, añadiremos algo que nos viene a la memoria al observar esta imagen. Ello se refiere a un hecho sucedido hace ya unos cuarenta años: Tiempo en que hablando un día con una persona que afirmaba conocer bien las tierras próximas al yacimiento de Collado de los Jardines (cercano a Bailén -Jaén-); nos narró que a mediados del siglo XX, en una de las cuevas situadas junto a Santa Elena, pudieron hallar unos cazadores (propietarios de una finca), gran cantidad de exvotos ibéricos. Según afirmaba el sobrino de quien -al parecer- los encontró, estos exvotos se situaban dentro de un cueva, donde manaba un ríachuelo y que escondía una pequeña cascada. Tras aquel salto de agua, en el interior de la caverna, afirmaba que se situaban enterrados los "muñecos" (como les llamaban). Contando que mientras los recogieron, les pareció ver hasta pinturas que aludían a la fertilidad -en lo que debió ser un santuario ibérico-. Tristemente, nunca pudimos certificar la autenticidad de lo que nos contaron, máxime cuando desde aquel hallazgo habrá pasado más de sesenta años; pero aquí recogemos los datos que nos transmitieron -por si fueran de utilidad-. Pues al ver esta fuente y su pozo de la fertilidad en Tagata, nos ha venido a la memoria la historia que de niño oimos. Ya que, sin duda (y de ser cierta), ello testimoniaría que los exvotos ibéricos pudieran tener un sentido o un carácter relacionado con la fecundidad (lo que bien pudiera ser verdad, puesto que muchos contienen "vaciadas" figuritas en bronce de mujeres en estado de esperanza).


ABAJO: En la foto, gran falo del Tagata Jinja. Realizado en una enorme viga de madera. Frente a este se encuentran las ofrendas comunes al sintoismo (frutas y verduras), por medio de las que podemos proporcionar y entender el tamaño de la escultura fálica; lo que nos lleva a pensar que puede tratarse de una típica columna -de templo o casa japonesa-. Ello, unido al hecho de que Japón se asienta sobre el "cinturón de fuego" de El Pacífico, nos hace comprender que el simbolismo de aquella "reliquia en forma de falo" es muy complejo. Debido a que si la columna, o el sustento del hogar (la figura paterna) se identifica con el pene y a su vez este se une en su significado a las vigas (sobre las que se apoya la casa -el edificio que habitamos-). Comprenderemos por qué en una civilización donde los terremotos son continuos, puede entenderse que al debilitarse estas columnas de la tierra, el el hogar peligra. De tal manera: Fertilidad, fuerza masclina, hogar y estabilidad del terreno (de la Tierra) se entieneden protegidas por aquella enorme viga que soporta el peso de "la casa"; simbolizada en un miembro viril.



El ciclo de "reencarnación de la semilla" de Osiris, al que hemos aludido brevemente, se explica en todas las religiones agrarias, de maneras muy similares. Diciéndonos los sacerdotes faraónicos, que fué el dios muerto y troceado en catorce partes; esparciedo sus asesinos los restos por todo Egipto. Trozos que simbolizarían las semillas de la espiga; ya que recordemos como el mito narra, que logró su viuda recomponer enteramente el cuerpo (a excepción del pene), para darle de nuevo vida. Pareciéndonos bastante lógico considerar que estos catorce trozos en los que fué hecho pedazos el cuerpo del dios; no solo simbolicen las diferentes provincias de Egipto (tal como mantienen los egiptólogos). Sinó que a su vez nos habla de las articulaciones y partes "divisibles" del cuerpo humano, con las que trabajaban los momificadores (que son: 2 pies, 2 piernas, 2 muslos, 2 manos, 2 antebrazos, 2 brazos, 1 tronco y 1 cabeza = 14).


Pero además, aquellas catorce fracciones, de las cuales Isis solo halló 13 puesto que el pene de Osiris fue arrojado al Nilo y comido por los peces; pudieran simbolizar los calendarios agrarios más primitivos y útiles en el Delta del Imperio. Medida del año regulada en base a las fases de la Luna, tanto como por la sucesión de mareas, tomadas desde el año solar. Ello debido a que -como veremos- la base 13 iguala la duración del año trópico con los "meses de ciclos", en las subidas de pleamar. De tal manera y como hemos de identificar el mito de la muerte y resureción de Osiris, con los hechos más beneficiosos para la agricultura egipcia, creemos que sus trece divisiones esconden (de algún modo) los misterios de las inundaciones del Nilo, en sus crecidas también debidas al empuje del mar -desde la desembocadura del delta-.


Así es nuestra teoría que todo ello tiene una relación plena con el ciclo de subida y bajada de las aguas del rio sagrado ( por efecto de la pleamar y bajamar), ya que 13 meses de mareas son: 1 año del Sol y 1 día (casi exacto). Ello porque el océano emerge a la misma hora cada 28 días y 4 horas (es decir 28,166... dias); de lo que: 13 x 28,166.. = 366,166. Entendiendo además que este ciclo de pleamar, se desajusta en 1 día y 4 horas, sobre el calendario egipcio (que era de 365 jornadas) y tan solo en ventidós horas, sobre el año natural. Todo esto indica y concluye, que cada 365 años trópicos, las mareas y el Sol pueden exactamente medirse (en día y hora casi sin variación, en base a 1 dia cada 12 años de exceso con el Sol) (1) . Si a esos hechos le sumamos la "casualidad" de que el ciclo femenino es igualmente de unos 28 o 29 días y siempre se ha considerado que estaba "dominado" o "unido" a las fases lunares y mareas. Comprenderemos pronto la correspondencia entre fecundidad y periodos de 28 días. Principios que seguramente conformaron la semana mesopotámica, que luego tomaron los judíos en Babilonia y que tras ellos copiaría Roma en Nicea (de siete dias, que en cuatro semanas, mide "un ciclo" completo).


Lo antes expuesto, nos llevaría a relacionar el calendario civil egipcio, que sabemos se regulaba por medio del planeta Sirio -de una duración exacta ya mencionada, de 365 días-; con estos otros "ciclos" que proponemos: En base a las mareas (importantísimas en el Delta del Nilo) y a los periodos de fertilidad. Sobrando evidentemente en cada año de Sirio, 1 dia y 4 horas de pleamares (recordemos que completan una anualidad de 366,1666... días los meses "de mar"). Del mismo modo, sabiendo que el periodo de mareas, tiene 22 horas más que el año natural solar (de 365,2422 dias). Entendemos como puede haberse comprendido la alternancia y duración de los diferentes ciclos, perfectamente gracias a la simple observación de las subidas y bajadas de aguas en el delta (midiendo la duración del año Solar, junto a la aparición de Sirio y las lunaciones) -utilizado un procedimiento tan sencillo como el de leer las sombras, conjuntamente con las mareas-.


Con lo que de modo simple y en unos decenios, se pudo generar el conocimiento tan perfecto y profundo que los egipcios tenían sobre los periodos de revolución sideral (en los planetas y en el Cosmos). Bastando para ello observar la luz del astro rey a través de un gnomon; además de anotar las pleamares y los periodos lunisolares, tanto como el día en que nace Sirio (hacia el 22 de julio, hace unos cinco mil años). Entendiéndose así por qué la columna se asocia tanto al culto fálico, ya que a través de un menhir o de un obelisco, podía leerse la luz solar y conocer la duración del año natural. Lo que "avisaría" de la época de siembras, de llegada de las lluvias, o de los calores y el frio; hechos estos fundamentales para los agricultores. Quienes, sin duda necesitan conocer el calendario, tanto como en su interior identificarían el agua con la madre y la Luna; a la vez que la luz, se uniría al concepto el padre y al Sol. Un progenitor solar, cuyos ciclos leyeron en esos obeliscos sagrados, que claramente simbolizaban el pene que marcaba las fechas y por lo tanto ayudaba a fecundar los campos ("informando" de los ciclos de lluvias, frios y sequia).

De lo que es fácil comprender por qué el dios Osiris resucitando, tenga imagen itifálica (la del obelisco); al igual que Min, deidad tambien fertilizadora de las cosechas gozara de un gran pene. Representando en ello no solo los aperos de labranza, sino también el conocimiento y la medida del año natural, tanto como el de las crecidas del Nilo. Periodos que como decimos, se estudiaron en un principio leyendo la sombra de un gnomon (o columna), donde hubieron de observar muy pronto que cada 24 de Junio (y de Diciembre) la mensualidad de mareas, se retrasaba en 22 horas exactas. Tanto como la estrella Sirio hacía su aparición seis horas antes en cada anualidad solar. Por lo que, cada cuatro años se retrasaba un día el orto de Sirio. Coincidiendo todos lo planetas y las pleamares, en un ciclo conocido entre los mesopotámicos desde el IV milenio a.C. con el nombre de Saros; de 19 años naturales de duración (2).

SOBRE ESTAS LINEAS:  ANK, cruz ansada  sujetada en la mano de Isis, foto tomada de una pintura de la Tumba de Horemheb (dinastía XVIII). La cruz ansada era símbolo de Isis Madre, que como ideograma o jeróglifico, significa: "VIDA" -por cierto: Aprovechamos para contestar alguna pregunta recibida por lectores, añadiendo que esta cruz egipcia nada tiene que ver con la Cruz cristiana, ya que el ANK es de más de cinco mil años de antigüedad y atributo de una diosa (agraria)-. Como expusimos en la entrada anterior, es considerado el ANK por la mayoría de los egiptólogos como símbolo del "pene engendrador" (fundamentalmente del se perdió al asesinar y trocear al dios Osiris). Pero asimismo, se identifica por muchos como un "plantador" de semillas o herramienta de trabajo; creyendo nosotros que realmente unifica estos dos conceptos de los que hablamos: Falo sagrado que representa el arado (o la azada), que sirve para laborar y fecundar la "madre" tierra (dar "vida", su significado en jeroglífico).



ARRIBA, podemos ver el jeroglífico de "PER" = "grano, semilla" (pintado por nuestra mano); que es un pene que nos parece tiene una artesa de medir cereal encima (o bien porta arriba el falo, un arado). Abajo, el ideograma egipcio de "esposo" = "MET"; del que nada hay que añadir, pues es más que claro en su "ideograma". Ambos símbolos, consideramos que son de las pocas representaciones obscenas existentes es Egipto, cultura que solía esquematizar las partes "poco estéticas" del cuerpo humano, aunque carecían de pudor para mostrar las bellas. Pero en ellos vemos que el pene es no solo jeroglífico del marido, sino igualmente del agricultor (del grano). Tanto como ambos son muy similares a un ANK, aunque este último atributo de Isis, sabemos que se trata de la esquematización del sexo (másculino¿O quizás tambien femenil?) (3).




EN LA FOTO BAJO estas lineas: Estela cimbrada de Ramosis, Siglo XIII a. C. ( procede de Deir el Medina y es propiedad del Museo del Cairo, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Representa a la diosa Qadesh sobre un león entre las deidades Min y Reshep. Observemos a nuestra izquierda el dios de la fertilidad (Min o Minu) coronado como faraón y portando el flagelo; atizador o látigo, que dijimos se identificaba con el arado. En estado itifálico, es ofrendado por Qadesh, que subida al león y desnuda, le entrega unos lotos (nenúfares), que significan la fecundidad, por ser hojas que nacen en el fango y en zonas poco profundas (ricas en lodo).



Y por cuanto hemos ido contando y exponiendo, nos será ya fácil entender por qué el año comenzaba en otros lugares de la Antigüedad, hacia el 15 de marzo (4). Debido a que en las zonas cercanas en latitud al Mediterraneo (entre el paralelo 30 y el 45) es esta la época en la que de nuevo han de comenzarse a realizar las labores agrícolas. Siendo las últimas fiestas que solían celebrarse, aquellas que señalaban el final del frio y el principio de las lluvias; que hace su aparición en estas tierras de latitud mediterranea tras nuestro segundo mes. De tal manera, el ciclo de Piscis (del 22 de febrero al 21 de marzo) concluía el año, que se iniciaba con el nacimiento del Aries; dias en los que se celebraban las más antiguas festividades dedicadas a los dioses de la labranza, para solicitarles lluvias, properidad y fuerzas para trabajar los campos.


A estos festivales de final de año agrícola, también se trasladaron en época romana tardía, Las Saturnales. Que antes de la profusión del Mitraismo se habían celebrado al final del año solar (entre el 15 y el 24 de diciembre, dia en que "muere" el Sol). Saturnales, que como su nombre nos indica, eran loas fiestas de la orgía y el desenfreno, pero que en un comienzo no se relacionaban con las ceremonias ni misterios agrícolas de los que hablamos. Correspondiendo esas de Satuno más bien a un tributo u homenaje que se rendía al dios de los infiernos, permitiendo a los ciudadanos durante esos días del 15 al 24 de diciembre, cometer todo tipo de excesos -y hasta atrocidades-. De la modificación calendárica, llevando Las Saturnales a los Idus de Marzo (comienzo del año agrícola), quizás derivaron aquellas celebraciones relacionadas con los misterios paganos (del campo) hacia cultos más aberrantes. Puesto que en un principio, sus rituales debieron ser simplemente de adoración a la fertilidad y al sexo, en forma semejante a como los egipcios realizaban sus Faleriadas (festival del Falo de Osiris, que apenas tenía ritos aberrantes).


De estas Saturnales trasladadas al fin de año agrícola, unidas a ciertas fiestas del comienzo de la cosecha (de tipo orgíastico), también sin duda alguna, nacerían y permanecerían los Carnavales de Occidente. Con un carácter muy distinto, pero un sentido parecido, en Japón dijimos que se celebra en algunos puntos el Hou-Nen (del año próspero); rindiendo culto a falos de enormes dimensiones que divertidamente se procesionan. Su carácter es plenamente agrario y nada de obsceno habríamos de observar en sus ceremonias (a menos que deseémos "ver o buscar" lo que no existe). Ya que esta veneración fundamentalmente tiene un significado benéfico y fundamentalmente se realiza para divertirse y desar el bien a todos, en una simpática fiesta. Por lo demás, lo que se recauda en estos festivales, se suele destinar a la ayuda e investigación sobre enfermedades venereas; habiendo aportado estos templos, grandes cantidades para el estudio y curación de pandemias tan importantes como el sida.


De lo que estas fotos e imágenes, que a los occidentales resultan tan obscenas y extrañas, solo esconden buenas intenciones y deseos de un año próspero (tanto como consiguen curar y ayudar a personas, a veces muy necesitadas). Por último añadiremos que hemos de suponer cómo quizás en sus comienzos y en el Mediterraneo Antiguo (o Egipto), tuvieron un similar sentido -o siginificado- las mútiples celebraciones de misterios agrarios y cultos al falo. Ritos, que con profusión y enorme cantidad de seguidores, se llevaban a cabo anulamente -deseando destacar para dar fin a este artículo, que no hay por qué ver mal alguno en lo que a todos nos divierte y nos hace reir; siempre que no ofenda, ni hiera a alguien-.


BAJO ESTAS LINEAS: Un sugerente "souvenir", de los muchos que pueden adquirirse en el dia de Hou-Nen en Tagata Jinja (se trata de un falo y un "ojo" en metal semiprecioso). Allí se venden dulces en formas "eróticas", esculturitas que asimilan sexos, o frutas semejantes a las partes íntimas (junto a multitud de dijes con imágenes parecidas) -mientras se exhiben, entre juergas y buenos deseos, en esos divertidos festivales-. Aunque nos parezca increible, los objetos en venta y veneración son exactamente iguales a los que decriben los historiadores, de hace más de dos mil quinientos años, cuando narran las faleriadas (o los festivales agrarios). Observemos en el amuleto-colgante de la foto que es casi igual a los falos grecorromanos que se hallan en los yacimientos, de hace más veinte siglos. Aunque actualmente, los fondos que los templos japoneses obtienen de estas celebraciones, se destinan a la ayuda de personas afectadas con enfermedades venéreas y para investigaciones sobre el sida (u otras infecciones de transmisión sexual).




(1) Para resumir cuanto explicamos, diremos que todo lo antes expuesto (quizás de forma un tanto farragosa), crea una composición de regulaciones temporales en base al número 365 pero asimismo las dominantes en los periodos, son 13 y 12 (para los meses), tanto como el ciclo total es de 19 y 20 años. Debido a que como se ha dicho, cada 365 días nace Sirio, en los mismo días que subían las aguas del Nilo, produciendo la inundación (hacia el 22 de Julio actual). A la vez que cada 12 años, las mareas tienen un desajute exacto de un día con respecto a Sirio y al Sol ( plemaresque igualmente ayudaban a regar las tierras circundantes al rio). Coincidirían así en un ciclo de 366 días y 4 horas las pleamares; algo que pudo medirse exactamente en meses y horas con el ciclo solar y siriaco -que tienen 1 día y 2 horas (o un dia y 6 horas -respectivamente Sol y Sirio- de diferencia o "exceso" con las pleamares-.

Consecuentemente a Sirio, que podía regular las crecidas anuales, los egipcios compusieron su año civil (oficial) en 12 meses de 30 días, a los que sumaban 5 más (festivos o epagómenos, de fin de año). Teniendo esta anualidad siriaca llamada de Sothis (nombre de esta estrella en idioma egipcio) 360+5 dias; que como siempre repetimos, significaba no solo el sínodo de esa estrella (la más luminosa del firmamento), sinó que además simbolizaba los 360 grados de la circunferencia (partida en 12 meses). División matemática del círculo, cuya lógica y utilidad es tal, que aún se sigue en uso; puesto que no se ha superado, ni sustituido por otro sistema de grados, al ser el más "perfecto" (sucediendo igualmente con la base decimal, creada en Egipto, hace al menos cinco milenios).

(2) Debido a que 19 x 365,2422 (año solar) es 6939,6 días. Tanto como 6939,6 dias, divididos por 29,53 (mes lunisolar), dan prácticamente 235 lunaciones (235 x 29,53 = 6939,55). A la vez que 19 años lunares (12 x 29,53) equivalen a 239 mareas, y un dia, exactamente (puesto que 239 x 28,166... = 6731,833...; mientras que 19 años lunares son 6732,84). Por su parte, como dijimos al principio, cada cuatro años naturales del Sol, la estrella Sirio sale un día más tarde, debido a que su ciclo (que regulaba el calendario civil de Egipto) es de 365 días exactos. Por lo que cada 19 anualidades del Sol, Sirio aparecería cinco días después. Cerrandose cada dos décadas, todo ese ciclo que hemos explicado de mareas, meses de Luna y años de Sol, acotadas con el sistema de medición por el orto de Sirio (el año civil egipcio).
Destacaremos finalmente que la imposición de las 24 horas (doce en la noche y doce en el día) es egipcia y una de las labores principales de los sacerdotes de los faraones, era la del cálculo exacto de la hora y día en diferentes longitudes y latitudes (tanto como la comprensión plena de los ciclos siderales). Atendiendo a ello, consideramos se realizaron una gran parte de las construcciones colosales, con las que a través de mediciones, miras abiertas en sus paredes y observatorios creados en los edificios, podian estudiarse perfectamente los astros, las horas y las posiciones (incluso la evolución de la Bóveda Celeste, que durante milenios va cambiando (fundamentalmente por motivo de "cabeceos" de nuestro planeta, que varían el Eje Terráqueo).

(3). Dibujos que pertenecen a la página 60 del libro "El cuerpo en la Tradición", publicado por la FUNDACIÓN JOAQUÍN DIAZ. VALLADOLID 2005. Del estudio sobre el Mal de Ojo: "Higa, higo, hígado y aojo. Magia religión y medicina".

(4) En lo que se refiere al comienzo de año en Egipto, el hecho es que variaba de fecha, al ir girando el calendario civil sobre el ciclo natural del Sol (pues perdía un día cada cuatro años, por tener solo 365). Su periodo llamado Sothiaco (de Sirio) se completaba al cumplirse 1460 anualidades (365 x 4), momento en que empezaba el calendario en un mismo día que 1461 años antes. Por ello, sus fiestas se regulaban principalmente conforme a la crecidas del Nilo, que se producían al salir la estrella Sothis (Sirio) por el firmamento (hacia el 22 de Julio entonces).

Anteriormente hemos encontrado una relación plena entre los ciclos agrarios, las crecidas del Nilo y el número 13; que recordemos eran las partes en que fue recompuesto el dios Osiris. Habida cuenta de que hemos podido deducir que "trece" son los periodos de pleamar, que comprenden una anualidad (13 x 28,1666... = 366 dias y 4 horas = 1 año + 1,1666. dias). Ya que hemos de tener muy en cuenta como la crecida del Nilo al subir las mareas debió ser observada cientos de kilómetros rio adentro, regulándo las horas de trabajo y riegos, conforme el caudal se elevara o descendiera. Así por cuanto decimos, consideramos que la importancia de este número 13 en relación a la fertilidad y la labor de los campos, hubo de ser mucha. De lo que se deduce que el significado del mismo parece plenamente vinculado a las labores del agricultor y a la posible distribución de aguas, en regadíos y sembrados.
















jueves, 17 de noviembre de 2011

DE FALOS, JOYAS Y OTRAS... "BOLLAS". Continuación: Dioses de la Fertilidad; Min o Minu egipcio. (de Lo invisible en la mitología: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte XXX).

Esta entrada es continuación de las seis anteriores. Recomendándose la lectura previa de aquellas que le preceden, para una comprensión plena de cuanto exponemos en ella.


SOBRE ESTAS LINEAS: Arriba, el ANK (o Anjh) egipcio (exvoto propiedad del Museo Británico al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Esta era la cruz de vida y máximo atributo de la diosa Isis como madre, cuyo jeroglífico se traduce por: Vida. En un principio, durante mis estudios creimos que tal símbolo derivaba de las alidadas de cuerdas (medidores de grados para dirigirse y orientarse en el desierto), que como el famoso "bastón de Jackobson", tenían forma de cruceta y se regulaban por cuerdas. Pensando entonces que el Ank significaba en sí mismo el conocimiento y el manejo de cuadrantes, para poder orientarse por medio de la medición en el desierto. Más tarde he llegado a concluir que su principal sentido se relaciona más con el sexo y como tal, es es atributo de la diosa madre y de la fertilidad. Ello, unido a que en Egipto se denostaba lo ordinario -por lo que su arte y artesanía carecen practicamente de figuras y esculturas obscenas-; nos hace concluir que el Ank es el símbolo del sexo masculino -tal como Wallis Budge afirmaba ya hace cien años-. Una esquematización del pene en erección, con los testículos, que en la postura de ese Anjh (que observamos de lado), nos es fácil comprender.

ABAJO en la foto: Personaje itifálico representado en una escultura ibérica hallada en el Cerrillo Blanco (Porcuna); se data entorno al siglo V a.C. -pertenece al museo arqueológico de Jaén al que agradecemos nos permita divulgar su imágen-. En este caso observamos una deidad claramente priápica y en actitud obscena, lo que significa que entre los iberos existió un igual culto al de los dioses agrarios mediterraneos. Antigua religión que unía la fertilidad de la tierra con la de los animales y por lo tanto, el cultivo con el sexo (y la procreación humana). En el artículo de hoy vamos a tratar sobre estos cultos que se mantuvieron al menos hasta bien entrada la Edad Media, ya que sus representaciones (como vimos) pueden observarse incluso en las fachadas de las iglesias románicas, donde hombres y mujeres esculidos exponen su sexo en actitud obsena, algo que significaba un ritual de protección -ver entradas anteriores del presente blog-.




Trataremos hoy de los dioses de la fertilidad mediterraneos, comenzando por quien puede ser el "padre" o "abuelo" de casi todos ellos: Min (o Minu) de Egipto. Se tiene este dios-faraón del Nilo como una de las deidades más antiguas del Antiguo reino, cuya representación es la de un hombre de piel oscura, con corona imperial, alas de halcón y flagelo. Atributos, todos ellos reales, pero también sexuales, pues la figura de Min es además itifálica y para colmo carente de un brazo (o con uno de ellos atado al cuerpo). Más tarde explicaremos el significado de esa imágen de un faraón de tez oscura, con el sexo erecto y manco; pero expondremos primeramente el origen de tan extraña divinidad, cuyo culto se refería a las siembras y a las buenas cosechas:


Creen los egiptólogos que este Minu es la personificación del primer faraón llamado Men (Min), cuya existecia histórica se testimoniaría hacia el 3150 a.C. y que se considera el unificador del Alto y el Bajo Egipto. Pese a ello, el dios de igual nombre se documenta mucho antes, y ya hacia el 3500 a.C. en el valle del Nilo existen evidencias de su adoración. Hecho por el que los expertos en esta civilización opinan que aquel es el recuerdo de las tribus o gentes nubias, que llegando del Sur hacia mediados del IV milenio, alcanzaron las tierras del Alto Egipto. Por ello se tiene al Min como una deidad originada en la zona de Nubia, por lo que se deduce que su representación sea la de un hombre de piel muy oscura. Ello, tanto como los atributos reales que porta, serían el recuerdo del mencionado primer faraón (Mene).


Por lo demás, la historia de esta deidad itifálica, narra que habiendo tenido que ir todos los hombres del Nilo a la guerra, se quedó este Minu en tierras egipcias cultivando las riberas. Un oráculo de advirtió de que todos los egipcios morirían en esta lucha y que debía preñar a cuantas más ciudadanas pudiera, para perpetuar la raza en el lugar (algo que parece hizo con gran efectividad). De ello que sea tenido por dios de la fertilidad y de las cosechas, siendo su rasgo el prominente pene erecto con el que siempre se le representa. Sigueindo con la historia, en lo que refiere a la falta de un brazo, unas versiones narran que no hubo de ir a batallas por carecer de este, siendo ejecutado al regresar sus compatriotas y ver la prole que había generado con sus mujeres. Aunque el mito más común es aquel que cuenta como el apéndice le fué cortado por sus compañeros, a su vuelta de la guerra y ver a todas sus mujeres preñadas -o con hijos del color de piel de Min-.


Posteriormente, aquellos niños que el oscurito y recio nubio generó, crecieron con mayor fuerza que el resto de los egipcios; por lo que les "plantaron cara", venciéndoles y llegando a reinar y gobernar en el Nilo. En definitiva, la historia que nos narra este dios Min no es otra que la de la llegada de los fuertes centroafricanos a Egipto, que en principio pudieron ser usados como esclavos (o sirvientes para la agricultura), pero que por su mayor fuerza física y resistencia, acabarían haciéndose con el reino. Incluso pordemos intuir que este momento en el que se sitúa la narración de Minu, fué a mediados del IV milenio a.C.; cuando tras llegar los nubios (venidos de tierras del Sur) al Bajo Egipto, se hicieron con el poder y unificaron los dos reinos llegando a crear el Imperio Antiguo (1).



BAJO Y JUNTO A ESTAS LINEAS: Representaciones del dios Min. Al lado relieve de la capilla blanca de Sestrosis I, en Karnak (XII dinastía). Observemos cómo se ve claramente al aumentar la imagen, el pene erecto (circuncidado, lo que indica su rango de sacerdote-rey) y el flagelo que lleva en sus manos. Junto a este y tras él, el símbolo del Ank, del que ya hablaremos más adelante.
Abajo: El mismo dios representado en la capilla roja del Templo de Hastsepsut. De manera igual al bajorrelieve de arriba, se observa el Ank tras Min, que porta el flagelo y luce la corona real alada. Frente a este se encuentra el sacerdote-príncipe portando y libando ofrendas, en claro rito de fertilidad. Frente al pene erecto del dios, una leyenda en jeroglífico referente a ello.




Los atributos que tenía esta deidad fertilizadora de los campos del Nilo eran la lechuga y el pez. La primera como símbolo del frescor, la huerta y por tenerse la hoja de lechuga como afrodisiaco. El segundo, por ser el pez el totem de las aguas, representando las inundaciones y crecidas del caudal egipcio, que regaban de limo y de los mejores dones, las tierras limítrofes al rio del desierto. Teniendo una de las principales capillas de Min en Menfis, ya dijimos que consideran los egiptólogos como su significado está plenamente relacionado con la dominación de las gentes venidas del Sur (Nubia) hacia el 3500 a.C.; y que unos cuatrocientos años después, llegarían a gobernar Egipto, unificando el Bajo y Alto Imperio. De ello que su faraón homónimo instaurase la capital en ciudad de igual nombre (Men-fis), donde se adoraba al dios de piel oscura, quien por ello tuvo algun rechazo entre los "blancos y más antiguos" egipcios del Delta. De lo que se explica que el prejuicio de adorar a Min, proceda de las familias que se tenían por las más antiguas; tanto como por aquellos templos que consideraban un tanto "advenedizo" al rey-dios llegado desde Nubia y que lucía una tez tan morena (quien además tenía un culto arcaicamente agrario y obsceno).


Debido a ello y a los prejuicios raciales existentes en el Norte de Egipto, que consideraban la zona Sur más moderna (menos noble) y a los egipcios de tez oscura, como habitantes de "menor rango histórico". Contra este dios itifálico y oscuro hubo cierto rechazo, lo que se incrementaba en los momentos de enfrentamiento entre el Alto y el Bajo Egipto, situación que se producía muy a menudo y fundamentalmente en épocas de crisis y hambrunas. Momentos en los que los habitantes de la desembocadura deseaban marcar las pautas, destacando que eran ellos la cabeza del Imperio, tanto como aprovechar la mano de obra y esclavizar a gentes más próximas a Nubia.


Pese a ser Min el recuerdo de estas primeras dinastías tinitas, el dios representa fundamentalmente a la casta de agricultores y a las crecidas del Nilo, que cubrían de un denso y negro fértil limo las llanuras del desierto. Siendo aquel Minu con su falo erecto, la divinización del rio desbordándose, cuyas aguas procedían del mismo lugar que los nubios (del eje central de África). Por su parte, a más de ser un dios de la fertilidad lo era de la suerte, por cuanto no hubo de ir a la guerra y presagiaba la buena cosecha. teniéndose como una divinidad puramente sexual, que tuvo la fortuna de generar una gran prole, siendo conocido por su fortaleza y su gran fertilidad (atributos que se daba a los "más oscuros" de piel en el Antiguo Egipto). De tal manera, ha de suponerse que las mujeres "más blancas" y más débiles, pertenecientes a las familias más antiguas del Nilo, desearan mezclarse con hombres más fuertes y robustos, como lo eran los llegados desde el centro de África; de aquí los prejuicios y problemas raciales que quizás enfrentasen de común al Alto y al Bajo Egipto.


Por todo aquello, además se decía que el faraón (o el dios Minu) era el primer gran ingeniero, que canalizó las aguas del desierto, creó los estanques de barbecho, tanto como las presas y el sistema de compuertas para hacer navegable el Nilo y extender sus aguas por todas las llanuras. Su figura simboliza el mestizaje, aunque es la única representación verdaderamente obscena que existía en el panteón faraónico (que carecía de formas explícitas en figuras sexuales). Aunque como veremos se relaciona plenamente con el Osiris agrario, padre muerto y resucitado que simbolizaba la semilla que muere necesariamente, para germinar tras ser enterrado.


De tal manera, en el mito del dios Sol del Nilo hay un pasaje que se une plenamente con el de este Min itifálico. Ello sucede cuando tras ser asesinado Osiris por su hermano Seth, es descuartizado y los que ejecutan su crimen esparcen sus trozos por tierras de Egipto, tirando el pene cortado al rio Nilo. Isis -su viuda-, va recuperando uno por uno todos sus trozos, pero el sexo arrojado al agua es devorado por los peces, hecho este por el que no puede recuperarlo. De ello, Isis talla un pene igual, pero realizado en madera de sicomoro (higuera) y lo sitúa sobre el cadaver recompuesto del difunto Osiris, con quien de este modo engendra a Horus (hijo póstumo del dios). La escena de la "copulación" entre los dioses y la concepción (virginal evidentemente) del hijo Horus, nacido del muerto, se contiene en algunos papiros y bajorrelieves. En todos los que veremos como la diosa Isis se situa sobre el marido, con alas y portando el Ank en sus manos -símbolo del que ya dijimos que era una representación del pene-.

JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado el mito de la concepción de Horus. Isis, convertida en halcón se sitúa sobre su marido difunto (Osiris) y concibe por medio del Ank (aunque los textos narran que fue con un pene sagrado que la diosa había copiado en madera). De esta unión con la momia nacerá el hijo póstumo, Horus, que vengará la muerte de su padre. Observemos como Osiris se encuentra ya sobre el lecho de momificación (cama en forma de león), en posición de momificado y bajo él podemos ver los vasos canopes -donde habían de guardarse "las entrañas" del muerto-. Sobre aquel vuela Isis, que parece recoger la energía sexual del dios por medio de este símbolo llamado Ank (que significaba "vida" en idioma egipcio); cruz ansada que constituía el máximo atributo de la diosa, tanto como el símbolo de la fertildad, la vida y el nacimiento; en la religión faraónica.

Abajo: Observamos un dibujo del bajorrelieve del techo del templo de File. En este podemos ver a Osiris resucitado gracias a su hijo que porta el Ank. Normalmente los textos del Nilo narran que Horus resucita a su padre tocándolo con un Ojo suyo (el llamdo Utchat, ojo de Horus, que era el famoso amuleto contra el mal de ojo). Aunque en los bajorrelieves aparece igualmente llevando el hijo de Osiris un Ank, a través del que devuelve a la vida a su padre. Fijémonos como el dios Sol en su estado de muerte luce una tremenda itifalia (que tristemente han destruido, amputando el bajorrelieve, quizás debido a los complejos o tabues de épocas posteriores o recientes). De tal manera, en la primera "viñeta" vemos al dios tumbado, muerto y desnudo; preparado para ser momificado, aunque luce su pene erecto. En el segundo dibujo (a la derecha) ya está amortajado el dios e igualmente itifálico, mientras Horus procede a resucitarle con los dos Ank que lleva en sus garras de halcón. El significado aquí del pene erecto, relacionada con la resurección, nos lleva hasta figuras como la del mencionado dios Min y nos retrotrae a religiones en las que la agricultura se veía como una función copuladora. Es decir, cuando aún la mujer se tenía como la tierra y el acto de engendrar en ella, semejante al cultivo (en su significado y valor). Hechos estos que relacionan el dios agrícola del Nilo -Osiris, el Sol que da vida a la vegetación gracias a su fuerza generadora, que unida al agua hacen brotar la vida vegetal- con los más antiguos cultos de las civilizaciones.



Como dijimos, consideramos que en Egipto (cultura dominada por la estética femenina y de gran refinamiento) el falo no se representa; por lo que se sustituye con esa figura "muy semejante" -el Ank o cruz ansada que en la primera imagen al principio recogíamos-. Ello explicaría por qué la concepción de Horus, con una Isis portando un Ank, podemos relacionarla con un acto que en mucho nos habla de la semilla (o el grano), que nace y muere, para ser plantado y germinar de nuevo. De tal manera la consideración de egiptólogos tales como Wallis Budge o Gardner, que afirman como este Ank no es otra cosa más que el símbolo del pene -"dador de vida"-, habría quizás que matizarla. Hablando de que aunque en verdad se trate del miembro viril que Isis reconstruye al perderse el de su marido (tras ser troceado y repartido el cuerpo de Osiris por Egipto, tirando al rio el falo). Pero más bien hemos de interpretar el Ank como las herramientas de labor, pues en todo ello hay que tener muy en cuenta que este dios agrario hemos de intepretarlo (en un principio) como la imagen de la propia espiga; que al igual que Osiris, es troceada, secada y repartida por las tierras del Nilo. Así, entendiendo la momificación como un proceso semejante al de la trilla y conservación de las simientes, para sembrarlas en la siguiente temporada (y obtener la nueva cosecha). Quizás comprendamos mucho sobre el significado del mito de Osiris (incluso del de Min, que tiene grandes contomitancias).


Puesto que a nuestro juicio, aunque ambos dioses se representen con falos erectos, los hechos que nos relatan tratan de mostrar en un lenguage simbólico: El cultivo, labranza y la recolección (del cereal, fundamentalmente). De ello que compartamos la consideración de que el Ank pueda significar un pene; aunque a nuestro parecer sobre todo lo que esquematiza es: El plantador, el arado, o las herramientas para la siembra (la azada, por ejemplo). Ello, porque en los cultos agrarios, la fecundación animal es vista como las labores del campo, y de tal modo sembrar es un acto paralelo al de copular. De lo que puede suponerse como entre aquellos agricultores que mejor trabajasen el campo del Nilo, posiblemente se les concedieran más facilidades para tener mujer e hijos (no hay que olvidar que los sacerdotes repartían anualmente las tierras que tras la inundación roturaban y medían -pudiendo modificar lindes y asignaciones de terrenos-). De ello, si el pene es al arado -la azada, o el plantador- y este se simplifica en un Ank; sabiendo que la resurección se tiene por el nacimiento de la nueva cosecha. Se entenderá facilmente por qué en los dibujos que hemos visto anteriormente -cuando resucita el dios del Sol-, lleva el pene en erección y sobre aquel aparece Isis (o bien Horus), portando una cruz ansada en la mano. Simbolizando fundamentalmente la espiga que muere y se divide en granos, que daran nuevas vidas.


Al parecer, muy semejante en su valor simbólico debió de ser otro "objeto sagrado" que luce siempre Min: El falgelo. pues aunque el dios es representado comunmente junto al símbolo del Ank, aquel ha de portar comunmente y en la mano que le queda, un látigo de faraón (en actitud de golpear -véase imágenes de Min más arriba-). Herramienta que al parecer tiene un significado muy unido al del arado, por cuanto "abre surcos al utilizarse" -aunque el flagelo los deje sobre la piel y no en la tierra...-. De lo que siempre se ha considerado este atributo de Minu como un símbolo de fertilidad; que unido a su carácter agrario completa sus similitudes con Osiris. Teniendo ambos el pene erecto -aunque el dios Sol solo se represente así tras morir, configurarse y resucitar-; tanto como otros objetos reales (coronas, látigo y etc). De lo que no es de extrañar que Min y Osiris se tengan por las deificaciones más antiguas de los primeros faraones de Egipto, como padres de la agricultura. Que en el caso del dios que perdió el brazo sabemos nos habla del comienzo de la dinastía inicial, con capital en la ciudad de este dios-rey Men (Men-fis).


De cuanto vamos deduciendo y comentando, ya podemos conocer las particulares aproximacines entre el dios del Sol y el faraón flagelador, itifálico y manco; deidad de la fertilidad que se asimilaba a Príapo por los griegos. Aquel que no fue a la guerra y se quedó cultivando la tierra, tiempo en que dejó embarazadas a cuantas mujeres esperando a sus maridos, había en tierras del Nilo. Lo que le costaría la vida -o el brazo que le falta, según lasversiones mitológicas-. Ya que -como dijimos-, al regreso, los esposos que vieron a sus mujeres con prole de la raza de Minu (por doquier), decidieron matarle o amputarle el brazo. Hijos que en su segunda generación se sublevaron a los blancos (del Norte) y terminaron por unificar, dominando Egipto entero (como ya hemos narrado).


Un dios que se documenta en el 3500 a. C., pero cuyos cultos y formas han permanecido hasta nuestros dias. De tal manera, terminaremos diciendo que no solo Príapo se parecía a Min en su gran falo; sinó que el flagelo también era típicamente usado en los ritos de fertilidad grecorromanos. Consecuentemente era normal celebrar las fiestas priápicas con procesiones en las que los asistentes llevaban látigos, con los que golpeaban a las mujeres. Aquellas iban a estos rituales de flagelación, para hacerse más fértiles. Así sucedía en Roma en las Lupercales, procesionadas por jóvenes en taparrabos que simulando a Fauno, golpeaban con cintas de cuero a toda fémina que se cruzaba en el camino. Mientras las mujeres asistían en masa a estas fiestas, pues se suponía que ese flagelo Lupercal era de gran efecto fertilizador. Hechos y costumbres que han llegado hasta nuestros tiempos, en fiestas principalmente celebradas en el Carnaval, donde es normal que los mozos salgan disfrazados con sus látigos, para flagelar a la ciudadanía, y así concederles el don de la fecundidad (tanto como para potenciar su vigor sexual).


BAJO Y JUNTO ESTAS LINEAS: Al lado, pintura sobre la tumba del valle de los reyes del Principe Ramses MONTU-HIR-KOPESH-EF, de la XX dinastía. El heredero al trono se halla libando ofrendas en un acto de fertilización de los campos. Obsérvese que el objeto del que salen las aguas es un Ank. Símbolo cuya traducción jeroglífica ya dijimos que era "Vida", pero cuyo significado entendemos que es un pene, como origen de la fecundación. Aumentemos esta curiosa imagen y veremos cómo en la zona superior del Ank tiene una apertura-corte, como si se tratase de un falo circundado. Por su parte, de aquel extremo semejante a un glande sale la cabeza de una serpiente, que a modo de grifo de fuente está regando la cosecha. Finalmente podremos ver sobre todo el Ank que sujeta el príncipe, un lago en donde nadan los patos. Pudiendo aludir quizás este esquemático estanque del Ank, a las fuentes del Nilo: Los lagos de Kenia, que de seguro conocieron los egipcios, quienes bajaban por oro hasta aquellas zonas de centro África. Siendo muy llamativa la posibilidad que apuntamos, en la que aquel "lago" que tiene el Ank en su parte alta, signifique igualmente un estanque, tanto como el semen masculino, de donde procede la fecundación.

Abajo: Pintura de la tumba de Menna, N. 69, de Tebas (hacia el 1395 a.C.); donde vemos como unas concubinas tocan el sistro. Este era el instrumento de Isis que no podía faltar en celebración alguna, ni en los templos de la diosa. Al igual que las campanitas de los templos más modernos (incluso las usadas hasta hace poco en misa), tenían por función ahuyentar malos espíritus. Ello porque se consideraba su sonido "sistreante" el de la cobra; tanto que su nombre procede de aquel tono que "onomatopéyicamente" le dió la denominación "sistr-sitr". Si observamos con detenimiento la forma que guardan estos instrumetos con crótalos, nos recordarán igualmente a la del Ank; pero a su vez veremos que también pudiera semejar una cabeza de culebra. Todo aquello relacionaría la cobra, cuyo sonido simulaba en del sistro, con el pene y con el guardián de Egipto. Quizás porque la gran cobra real Mehent (que se tenía por el rio Nilo deificado) era la madre protectora; que simbolizaba la antigua forma de cuidar los silos, siendo hecho por medio de serpientes que los agricultores introducían en los almacenes, para salvar el grano de los ataques de roedores. Por todo ello, aquel sonido del sistro debía recordar el de la culebra que vigilaba el granero, singificando a su vez el pene y el rio Nilo (generador de vida).



BAJO Y JUNTO ESTAS LINEAS: Al lado, pintura de la XVIII dinastia, que representa una mujer (o Isis) con la menat en mano (pertenece a la tumba de Najit; Tebas Nº 52). En otras entradas del mes de junio ya habíamos hablado repetidamente del significado ritual y religioso de este "instrumento musical", cuyo origen está en el equilibrador de los collares.. Peso que se ponía en la espalda, para sujetar el gran collar, con el fin de que no cayera hacia delante. Esta pieza llamada menat (o menet), tenía normalmente el uso de un sistro, tocando música con ella las mujeres en ceremonias de fertilidad. Su utilización era como "matraca" o frotador, haciendo el ruido de una "maraca" con los abalorios que rodeaban al colgador. El movimiento de este suponía que la mujer estaba sin collar, con lo que se intuía su "plena desnudez", invitando al hombre al acto sexual. Celebrándose bailes en los que grupos de danzarinas, despojadas del collar y con los senos al aire, tocaban en un son que al parecer inducía al sexo (a la vez que recordaba el sonido de las cobras reales al moverse). En todo ello, observamos de nuevo la tan unida figura de la culebra, asimilada al pene y a la fecundación; algo que ya en el siglo XIX Sigmund Freud analizaría (2).

Abajo: Muñeca pintada, fechada hacia el 2000 a.C. que Procede de Tebas - tumba Assaif 816, Luxor- (propiedad del Metropolitan Museum, al que agradecemos nos permita divulgar su imagen). Se considera esta pieza una simple muñeca de juego, aunque a nuestro juicio se trata de una muñeca-menat-ritual. Es decir, una muñeca que se podía usar para tocar el sistro (sonaja) en forma de menat, o maraca egipcia erótica. Ello no solo lo deducimos por su diseño (igual al estos colgantes de collar), sinó también por el pelo de la muñeca, que lleno de abalorios puede actuar de sonajero al moverse. De lo que nos atrevemos a decir que es una muñeca-menat o sonajero ritual erótico. Ello explicaría por qué lo que se supone un simple juguete de niñas (una muñeca), puede tener de manera tan ordinaria y explícita grabado el sexo (aumentemos la foto y veamos el triángulo pintado en la zona baja de la pieza, que es claramente el pubis de una mujer, con la entrada de vagina). La forma de estas menats igualmente recuerdan al Ank y sobre todo al pene, lo que nos lleva a concluir que se trataban de maracas para realizar bailes eróticos (o rituales) por sacerdotisas de Hathor, tal como demuestran los grabados de época. Danzas de incitación al sexo y sobre todo, de carácter y ritual fertilizador; muy relacionadas con el Ank y la fecundación, en los que los movimientos seguramente recordarían a la cobra real: Símbolo del agua y de la guardiana del grano.


Siguiendo con los ritos de fertilidad, habremos de cocluir repitiendo la idea de que el gran mal del agricultor era la esterilidad, o la falta de lluvia y Sol. Aquello se denominaba vulgarmente "mal de ojo", puesto que se identificaban las mucosas del cuerpo, con la humedad y por lo tanto la falta de riego -de agua, en los surcos de la tierra sembrados- procedía de que los dioses no envíaban sus dones húmedos. Algo semejante al momento en el que el ser humano observa la fealdad en el cuerpo ajeno; quedando yermo, sin poder procrear y más bien preso del asco (lo que identificaban con la esterilidad del campo). De ello, siendo el acto sexual tomado por algo igual a la siembra, las cosechas pobres vendrían por "males de los ojos". De los ojos de la cara, cuando alguinen no se veía atraidos debido a la fealdad, siéndole imposible procrear. O por los ojos del sexo, que se identificaban fundamentalmente con útero el femenino y que se hacía estéril igual que la tierra, por falta de "labor, calor y de riego". De tal modo, el dios de la agricultra era siempre el que evitaba este "mal de ojo", mal fario, o mala cosecha. Algo que en muchos casos se atribuía a la entrada de extraños en los terrenos, haciendo con su presencia y mirada caer en aojo a los cultivos. Creencias populares que ya estaban vigentes en Egipto hace cinco mil años, pero que en la España del siglo XX se documentan exactamente iguales -por los folkloristas y etnógrafos que estudiaron las costumbres de gentes del campo menos de cincuenta años atrás-.


Consecuentemente, este ahuyentador de la esterilidad de las cosechas se representaba como un gran falo, pene sagrado que simbolizaba la buena germinación. Miembro que por otra parte se tenía por benefactor y dador de la suerte y los dones de la naturaleza. De ello, que Min u Osiris (como dioses agrarios) se hubieran de representar así: Itifálicos y en actitud de hacer retroceder al mal de ojo o a la muerte; a la esterilidad, el aojo ( lo que como ya vimos, se identificaba con el sexo sin capacidad de procrear, el útero yermo o la tierra que por mucho que se labrase, nada diera). De ello, nos será fácil comprender de donde nace la figura del Príapo griego, protector de los campos y de los cultivos, representado como un hombre cuyo falo es deforme y de proporciones enormes. Deidad que otorga la suerte y que nace al parecer de este Min egipcio (al menos los griegos así lo consideraban y lo asimilaban a él). De cuyo culto nacieron los multiples falos que los grecorromanos lucían en sus vestiduras -o en sus colgantes-, para combatir el aojo.

JUNTO A ESTAS LINEAS: Figura en bronce romana, fechada en el siglo I a.C, hallada en Tarraco (pertenece al museo de Tarragona, al que agradecemos nos permita divulgar su imagen). Se trata de un Príapo que luce su enorme y deforme "atributo de la suerte". Era muy usual colocar estos Príapos en las casas de lenocinio romanas, pero no solo por lo explícito de la deidad, sino sobre todo porque actuaban como ahuyentadores del mal de ojo (del infortunio y de las enfermedades, fundamentalmente de las venereas, que atacan a la vista).
ABAJO: Procesión en Japón del festival de la fertilidad de año nuevo (llamado Hou-nen). En este se rinde culto al falo protector de las cosechas y se reverencia a un pene, en procesiones con gran jogorio (muy similar a las egipcias o a las que narran los historiadores antiguos de Grecia y Roma). El motivo de celebración es idéntico a nuestras fiestas de la cosecha (en el inicio del año natural, al comenzar las siembras en marzo); pudiendo asemejarse por fechas y tipo de ritos, a los Carnavales. Fiestas que quizás fueron las celebraciones que sobrevivieron entre las llevadas a cabo por los agricultores, con caracter de rituales fecundantes hace miles de años ( cuando se adoraba a la madre tierra -que era la mujer-, tanto como el arado y la semilla, se consideraban el falo y la simiente del hombre...).

(1) Para saber más sobre el dios y el faraón Min (Minu, Men, o Menes), aconsejamos cosultar las páginas que sobre ello la Asociación de Amigos de la Egiptología facilita abiertamente en Internet. Agradeciendo sumamente a esta Asociación que haya realizado la labor de "regalar" un verdadero caudal de datos y conocimientos en la red, que de modo abierto y gratuito ofrece (para todos); con libre acceso a conocimientos que contienen decenas de años de estudios y documentación.

(2) Sobre la menat, copnsultar esta entrada nuestra y la anterior a ella: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com/2011/07/1-y-7.html