miércoles, 17 de abril de 2013

EL HOMBRE-TORO Y EL TESORO DE EL CARAMBOLO -de "el frigianismo en la Cultura Ibérica", capítulo 8º (Parte LXXVII de: "Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo")-.


ÍNDICE GENERAL: Pulsando la siguiente linea azul se llega a un índice general del blog. En el que se contiene las más de cien entradas que hasta ahora hemos subido. VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/03/indice-de-entradas-con-algunas.html
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ARRIBA: Fotografía de Sevilla, realizada bajo el Puente de Triana. Hace algún tiempo tomé la imagen que vemos de esta ciudad en la que viví año y medio, mientras realizaba mi servicio militar (tres décadas atrás). Allí, por aquel entonces, pude disfrutar de importantes amigos del mundo de la cultura, entre los que se encontraba la familia Alonso, cuya afición era Tartessos -pasión que con ellos compartí y por la que desde entonces me interesé-. Un sueño mítico, histórico y "cuasi místico" que me fue aplaudido y potenciado en Sevilla. Todo lo que se acrecentó cuando presenté en estos días -mientras allí era un soldado-, mi primera obra musical de más de cuarenta minutos: Una suite a guitarra llamada Tartessos, compuesta en primavera de 1982 y basada en la leyenda de la civilización perdida. Obra que di a conocer entre los artistas sevillanos y entre los mandos que tuve como superiores en la mili; gracias a lo que logré el apoyo de una gran cantidad de personas destacadas de esta artística ciudad. Así fui recibido con gran cariño por las gentes del arte andaluzas y por los quienes me ordenaban en el ejército. Poco después, cuando finalicé mi estancia en Sevilla y tuve que regresar a Madrid y a mi carrera de Derecho (que tan poco se ajustaba a mi persona), comencé a estudiar y escribir sobre Tartessos. Pasión que hasta hoy mantengo viva (allí donde me encuentre -en España o en Japón-); afición y estudio que cultivo y conservo en la forma de este sueño de ciudad que se llamó Híspalis, voz que hasta dió origen a la palabra Hispania.
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Observemos en la imagen el rio Guadalquivir, que antaño se denominó el Tartessos y a su lado la urbe que se dijo entre los musulmanes "Is-bila"; como recuerdo del nombre romano procedente del primero que tuvo: Spal (Hispalis), que le fue puesto por quienes la fundaron. Voz que a juicio de muchos es fenicia, pero que en mi opinión es proto-indoeuropea; tanto que significaría algo muy similar a Serva-la-Vari (denominación de Sevilla entre los gitanos). Ello porque el Caló se halla muy cerca de las lenguas que hablaron algunos de los primeros colonizadores de nuestras costas, quienes eran pre-indoeuropeos; gentes que alcanzaron el litoral atlántico hace más de tres mil años. Unos pueblos parlantes de idiomas con raiz indoariana, en los que "vari" significa "agua" y "Serva" o "svar", es el "Sol". De tal manera, tal como en lengua gitana "Serva-la-Vari" originariamente se traduciría como "Sol en el Agua"; en idiomas proto-indoeuropeos, "SVARI" (que a mi juicio dió origen a Hispali = Spal), se interpretaría como Occidente. Un término que así entendido se traduciría como -la ciudad- del "Atardecer" o "la del Oeste"; por lo que de un mismo modo, entre los griegos este lugar pudo ser llamado "Hesperis" (la tarde, en idioma heleno) -palabras y términos de los que surgirían Spali e Híspalis, tanto finalmente como Hispania- (1) .
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Mirando con detenimiento la foto que comentamos, podremos ver en ella tres detalles de importancia relacionados con Tartessos: En primer lugar, el rio que al parecer daba nombre a esa civilización. En segundo término y a sus orillas, el coso taurino de La Maestranza. Plaza de toros (la más prestigiosa del Mundo) que junto a las aguas del Tartessos, nos evoca claramente a los Bueyes de Geriones. Leyenda que narra cómo Heracles robó al rey de la tierra bañada por este rio, los preciados rebaños de precioso color rojo. En tercer plano -y si nos fijamos, a nuestra izquierda en la foto-, observaremos unos patos nadando en sus aguas; ánades que fueron el símbolo de las diosas tartessias. Unas divas que como la "Astarté" (?) (quizás mejor sería decir la "Artemisa") del bronce Carriazo, aparecen como "señoras de los animales" sujetando esas aves. "Potnias Theron" que comunmente sostienen dos ocas entre sus manos, como símbolo claro del dominio de la Naturaleza.
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Por último diremos que al fondo de la imagen se halla (tapada por arboleda) la Torre y el embarcadero del Oro; edificio árabe reaprovechado durante el Renacimiento como puerto de entrada de los metales preciosos que venían de América. Historia que sintetiza y resume el origen y significado de nuestra civilización (la hispana) durante casi cinco mil años. Cultura cuyo principio se debió a las migraciones llegadas desde el Oriente Mediterráneo; colonos que vinieron ya en el 2700 a.C. a explotar y exportar nuestros metales -fundamentalmente los de la cuenca Atlántica-. Oro, plata y cobre que había en "exceso" en la Península en la Antigüedad y que igualmente trabajaron y comerciaron los romanos, árabes y judíos -hasta llegar a la Edad Media, en que por vez primera escasearon en nuestros yacimientos-. Metales que al comenzar a agotarse en las minas ibéricas fueron buscados en América; un Nuevo Continente en que los españoles realizaron cuanto habían vivido durante milenios en su país: Explotar y exportar el oro, la plata y el cobre que encontraban, para traerlo hasta sus tierras. Una historia repetida en el otro lado del Océano, de un modo casi mimético e igual, tal como la había vivido la Península desde el III milenio a.C. -cuando hasta sus costas llegaron colonizadores procedentes del Oriente Mediterráneo; quienes durante miles de años obtuvieron los metales en España, a cambio de dejarnos sus civilizaciones-.
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ABAJO: Cartel de la Feria de Sevilla 1934; un certamen anual que en estos días se celebra y del que se sabe tuvo sus orígenes en los mercados de ganado que se realizaban en esta ciudad cada primavera. Fecha y lugar en los que durante siglos se reunían gentes venidas de toda España, para comerciar sus reses (y sus caballos). Puesto que algunos de estos toros y animales del Bajo Guadalquivir eran valoradísimos en toda Europa desde los tiempos más remotos; tanto que fueron recordados por la mitología en las figuras de Pegaso, o en la de los bueyes de Gerión -equinos y bovinos famosos por su valor o su velocidad, hace ya dos mil quinientos años-. Asimismo, en la Feria de Sevilla que comienza ahora, se danza, se toca y se canta de un modo y estilo cuyos orígenes se remontan milenios atrás (tanto como se hace en muchas otras zonas de Andalucía). Interpretándose "palos" con voces e instrumentos que hunden sus raices en el mundo protohistórico. Cantadas o tocadas normalmente con temperamentos y afinaciones ajenas a las europeas, próximas a las de Asia Menor, a la música judía, la bizantina, la árabe y  a la gitana. Miles de años y decenas de civilizaciones que pueden aún vivirse, intuirse o contemplarse, en esta capital de Andalucía que en estos días celebra su fiesta de la Primavera.
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ARRIBA: Imagen de los cerros llamados Carambolos, sitos entre Sevilla, Espartinas y Camas (pertenecientes a este último municipio). La foto está tomada en la Carretera de Mérida, lugar desde el que se divisan esos montículos denominados así en Sevilla (por su posible parecido a grandes bolas). Uno de estos cerrillos vomitó de sus entrañas -hace algo más de cincuenta años- el famoso tesoro que lleva su nombre; maravilloso ajuar tartéssio con más de tres quilos de oro puro en orfebrería perteneciente al "periodo orientalizante" de esa cultura (cercano al siglo VII a.C). Por las proximidades a la capital andaluza y por la localización en la que se encuentra esta colina natural (elevada unos cien metros sobre el depósito aluvial de valle del Guadalquivir), todo nos obliga a pensar que se trataría de un alto sobre la ciudad primitiva de Spal(is), en el cual sabemos se hallaban templetes y puntos de vigía. Recintos sagrados que ha de suponerse primero serían indígenas y posteriormente se dice que correspondieron a emplazamientos de culto fenicio -tal como atestiguaron las excavaciones en las que se encontró el tesoro- .
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La datación del yacimiento y de los restos donde se halló el ajuar de El Carambolo es obligadamente posterior al tiempo en que ha de fecharse su joyería. Un hecho normal, puesto que las ocultaciones de este tipo, suelen realizarse en los momentos en que una cultura toca a su fin. Instantes de grandes convulsiones sociales, y días en que se da por perdido y rendido el lugar ante el invasor; viviéndose una situación tan trágica como para deber enterrar los tesoros. Algo que suele producirse cuando la realeza, los sacerdotes o los nobles se ven obligados a escapar; circunstancias en las que antes de huir de la ciudad (o del territorio que gobiernan), ocultan sus bienes más preciados para que no caigan en poder del enemigo. Por su forma de hallazgo y escondite, hemos de suponer que el enterramiento de El Carambolo se hizo en alguno de estos momentos de invasión, asalto, o en el mismo "final" de Tartessos (tal como se sabe ocurrió con otros tantos tesoros; como sucedió por ejemplo en Guarrazar).

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El antes mencionado caso de Guarrazar es muy importante para comprender lo que pudo pasar en El Carambolo hace unos dosmil quinientos años. Viviéndose allí una situación que seguramente fue parecida a los días en que las coronas visigodas del reino de Toledo fueron puestas a "buen recaudo" bajo tierra (entre los restos de un santuario de Guadamur). Lo que se supone sucede al verse asediado el reino godo en fechas cercanas al 711 d.C. y mientras huían los visigodos ante la llegada de los árabes a su capital. Viéndose obligados a guardar por entonces en el suelo de un recinto sagrado (en un alto y a pocos kilómetros de la ciudad) sus bienes más preciados. Escondiendo de forma secreta las coronas y joyas en este lugar que siguió utilizándose por los mozárabes, hasta que finalmente se convirtió en una ermita románica llamada Sobarces. Emplazamiento que se corresponde a lo que posteriormente se conoció como Guarrazar (en el pueblo de Guadamur) y donde permanecieron ocultos durante casi quince siglos los tesoros de los reyes toledanos. Ermita o convento que posteriormente se hizo un santuario con una necrópolis románica (construida trescientos años después del reino visigodo) y que guardaba en su subsuelo las más importantes joyas de los siglos VII y VIII d.C..

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ABAJO: Tesoro de Guarrazar, propiedad del MAN, al que agradecemos nos permita divulgar su imagen (reproducciones en el Museo de los Concilios de Toledo, San Roman). Del modo anteriormente expuesto, con la historia del tesoro de Guarrazar podemos entender o hipotetizar cuales fueron las circunstancias de ocultación del ajuar sevillano; del que creemos también nos habla de una huida de los reyes (sacerdotes o nobles) tartessios escapando de los cartagineses -tal como los visigodos escondieron sus pertenencias ante el asedio de los árabes que llegaban igualmente desde el Norte de África-. El referido de El Carambolo, fue hallado en un templo que se considera fenicio y -como dijimos- a escasos kilómetros de Híspalis (en un cerro donde estaba el recinto sagrado dedicado a Ishtar y que contenía su barrio habitado por entonces).
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Pese a ello, las joyas debieron ser allí depositadas en la fase final de aquel templo de El Carambolo (que tuvo varias épocas); siendo además esta construcción última de la que hablamos, posterior a la datación de la orfebrería y a la cerámica hallada en el escondite (cabaña del subsuelo ) que data del siglo VII a.C.. De tal manera el templito donde estaba enterrado se considera cercano al 525 a.C, época en que su edificio era ciertamente grande y que se había transformado desde aquel otro que en los incios (siglos antes) era mucho menor. Todo lo que hace deducir que en esos años en que fue ocultado allí el ajuar tartessio, la colina contaba con un santuario de cierta importancia de culto a Astarté (al menos desde el siglo VIII a.C.). Lo que abre la posible idea de que en los días en que depositaron en el suelo las joyas, finalizase la cultura autóctona de las gentes de Turdetania.

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Fechas y siglos estas que se corresponden con la batalla de Alalia, cuando "entran" los de Cartago a retomar el poder en el Sur ibérico. Por todo lo que durante los días del enterramiento de estas alhajas, podemos considerar sean los últimos momentos de cierta "independencia" de las gentes del Bajo Guadalquivir (siendo mi hipótesis que el modo en que se esconde el ajuar hubo de ser muy similar al que los visigodos llevan a cabo al ver llegar a Toledo a los de Tarik y Muza). Todo que demostraría que las piezas de orfebrería se abandonan cuando tocaba a su fin el mundo de Tartessos, en los años que los cartagineses recobraron la supremacía sobre la Península (expulsando a griegos y otras gentes de nuestras tierras costas).
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ARRIBA: Sello del collar del tesoro donde se lee en idioma luwita: "dios" y "Ku-ku" (que traduzco como: Diosa Kubaba). En estos colgantes del collar -tal como he podido demostrar-, se leen varios caracteres neohititas (frigios); entre los que destaca repetidamente la palabra "dios". Voz que se representa en el alfasilabario luwio como dos "C" enfrentadas -a modo de dos paréntesis = ( ) -. Igualmente, en la parte inferior del sello se encuentra inscrito el nombre de la diosa frigia KUBABA (la cibeles neohitita) ; cuyos caracteres son dos triángulos confrontados. Ideograma que es repetidamente representado en los templos de esta diosa durante el periodo neohitita de Anatolia (para más información ver nuestra entrada nº 37 pulsando en linea azul: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-7-9.html ).
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Se condidera que el templo en que se halló el tesoro estaba dedicado a la diosa fenicia Astarté y no a una deidad autóctona, pensando algunos expertos que por esta razón se trataría de un recinto y de una orfebrería puramente extranjera (fenicia). Afirmación difícil de mantener puesto que "Tartessos" en las fechas de El Carambolo se hallaba en el "Periodo Orientalizante". Debido a ello, la gran mayoría de los objetos, tanto como los cultos turdetanos en este siglo VIII a.C., eran logicamente orientales; de una enorme influencia fenicia, pero también neo-hitita, cretense, egea, pre-helena y chipriota. Por no decir que en Tartessos tenían las mismas religiones y modos de vida a sus colonos venidos de Oriente Medio y del Egeo; aunque sincretizados, mezclados y modificados en nuestras tierras. Tanto es así, que las deidades de este periodo en el Sur peninsular son indistinguibles a las estatuillas sagradas de divas semejantes de Anatolia, de Fenicia, Chipre o de Siria (icluso a muchas de las de Mesopotamia y de Egipto). Por lo demás, se desconocen dioses particulares tartessios (de los que no nos han llegado ni figuras, ni nombres excñusivamente autóctonos); pudiendo afirmarse que cuantas adoraciones y cultos existían en el Bajo Guadalquivir ya en esta época de la Edad de Hierro, eran ajenos al Mundo Ibérico del Bronce (sincretizadas con religiones venidas del Egeo, o de Asia Menor).

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Por lo tanto, creo persoalmente que afirmar que El Carambolo era fenicio y no tartessio es como aseverar que La Nueva España era Europa y no América... . Tanto que se nos haría imposible determinar si lo que se adoraba en esta parte de la Turdetania era la Ishtar babilónica o la Astarté fenicia; nacidas desde de la Inanna mesopotámica. Al igual que muy difícil será distnguir si aquella diosa no es realmente la Kubaba de Karkemish y del mundo neo-hitita, que procedía de la Señora de los animales prehitita (Anananu). Ello, porque todas son de algún modo semi-idénticas y asimismo tienen enormes parecidos con la Isis egipcia (naciendo de las maternidades de Mitani y de las ninfas hurritas, caananeas, amorritas o mesopotámicas).

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Las diosas antes referidas dieron como fruto las posteriores Cybeles, Artemisas y las Dianas (e incluso las Venus-Afroditas) de Grecia y de Roma. Divas que proceden de las Britomartis y las Dyktinas cretochipriotas o de las "señoras de los animales" de Anatolia y de las divinidades telúricas de Asia Menor. Tanto es así que sería tan dificil distinguir una Cibeles griega de una Dyktina cretense,, o a estas de la misma diosa llamada también Britomartis en Creta y que se asimila con una Afrodita-Deméter. Adoraciones absolutamente cercanas a la Artemisa helena y sobre todo a las Cibeles prehelenas, todas unidas y casi la misma que las "Señora de las Bestias" hititas. Potnias Theron que igualmente se relacionan mucho y se asemejan a las Kubaba de los hititas (y de Mitani); figura en la que se veneraba a la Naturaleza, la fertilidad, a la maternidad y a los metales. Siendo Kubaba el origen a las posteriores adoraciones ctónicas (o telúricas, ya mencionadas: Como Artemisa o Deméter).

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De cuanto decimos, considero como más probable que la adorada en el cerro El Carambolo -en forma de Istar o Astarté-, fuera una "Señora de los animales" y de los metales oriental. Figura que sabemos se veneró en un santuario sito en el montículo, fechado en el siglo VIII a.C. y donde se halló la famosísima Astarté que guarda el Museo Arqueológico de Sevilla (ver imágenes abajo). Pese a ello la proliferación del culto a Ishtar, Innana o Astarté fue tal, que cubre todo Oriente Medio, propagándose allí donde los semitas tocaron con sus naves. Aunque estas diosas se corresponden -como decimos- con la neohitita KUBABA (antecesora directa de Cibeles), cuyo nombre a mi juicio aparece en el collar de El Carambolo. Deidad muy cercana a la Artemisa griega o a la misma Astaroth fenicia (tanto que en su figura como maternidad y diosa de la Naturaleza -de los metales y la fertilidad-, es casi idéntica; a la vez que por su iconografía, mucho recuerda a una Isis madre). Hechos estos que explicarían por qué en el collar del tesoro pudo estar dedicado a la diva frigia; leyéndose en algunos de sus sellos en luwio: DIOSA KUBABA (sobre la leyenda escrita en el sello de KUBABA ver artículo 98º pulsando en linea azul:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/10/blog-post_28.html

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ABAJO: Forma de lucir las joyas de El Caramobolo (en mi teoría); formulada desde otros semejantes tipos y basada en la colocación de distintos modelos de orfebrería de su época. Acerca del origen y tipología de estas piezas, personalmete nunca negaría su enorme influencia púnica (al ser en gran parte arte colonial, procedente de Tiro y Sidón). Aunque con ello tampoco es posible afirmar que se trate de joyas fenicias; ya que contienen otros muchos rasgos -diferentes-. Cuanto expongo lo podemos comprender si las estudiamos comparándolas con otras obras de arte de un origen similar (coloniales o muy influenciadas por sus antecesoras). Siendo ello lo que sucede a gran parte de la orfebrería fenicia, que igualmente copia infinidad de modelos egipcios (y egipciantes; tanto que sus diseños en ocasiones son casi iguales a los del Nilo). Pese a todo, por una distinta manufacturación, por una calidad diferente en su trabajo y por haber sido halladas estas piezas en territorio fenicio; nadie las clasifica como egipcias (sinó púnicas-egipciantes).
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Cuanto expresamos es lo que sucede con todo arte colonial, que toma los modelos del lugar que le infunde la cultura, pero los mezcla con otros rasgos y otras civilizaciones que igualmente le influyen. Siendo este el caso -por ejemplo- del arte hispanoamericano desde el siglo XVI al XVIII; periodo en que se conjugan los estilos autóctonos, con los españoles y los de otros paises que también les aportan influencias. Por cuanto exponemos, en mi opinión afirmar que El Carambolo se trata de "simple" orfebrería fenicia, sería como aseverar que las joyas de Tiro y Sidón -con estilo nilota y gran parecido a las faraónicas-, son alhajas de Egipto (o bien que la estatuaria romana influida por la helena, es solo arte griego ...) .

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Por lo demás, quienes defienden el carácter puramente fenicio del tesoro de El Carambolo, tienen varios planteamientos que resolver, habida cuenta los problemas que surgen al analizarlo considerándolo tan solo púnico: El primero es hallar unas piezas iguales o suficientemente similares en el mundo fenicio (objetos que no hay, habida cuenta que los ajuares púnicos son mucho más pequeños, ligeros y egipciantes). El segundo -y más complejo- consiste en explicar las influencias egeas, anatolias y frigias que contiene esta orfebrería de El Carambolo (rasgos inexistentes en Tiro o en Sidón o Cartago). Por último queda explicar por qué contienen caracteres neohititas estas joyas que por su carácter -a mi modo de ver- son una síncresis del arte fenicio, del anatólico, del egeo y del cretochipriota (cuyos antecedentes y modelos se fechan entre los siglos IX y VIII a.C. en el Oriente Mediterráneo). Una unión de estilos y culturas, que inmersa en un estilo occidental se denomina claramente arte Tartessio (de Tartessos, Tartesos, tartesio o como quieran escribirlo...).

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ARRIBA: Teoría del modo de lucir las joyas entre quienes consideran que eran para adornar bueyes en ritos de sacrificio del templo (ver cita 5). Finalmente sobre estas, añadiremos que algunos de los que defienden que El Carambolo es un tesoro totalmente fenicio, afirman también que se utilizó para adornar toros o bueyes rituales. Sin negar que piezas similares hechas en bronce -o metal más sencillo- se colgaran de los bóvidos, tal como expresan quienes creen que tenía este uso el ajuar. Diremos que en el caso de estas de El Carambolo es altamente improbable pensar en dicha utilización, dado que se trata de un dificilísimo trabajo, fundido y esmaltado sobre un metal por entonces mucho más valioso que ahora. Creado con un material delicadísimo (de 24 kilates), que se puede deteriorar al mínimo golpe -tal como sucedió en su hallazgo en el que se dobló con la mano uno de los pectorales-. Pese a ello y tal como defienden Amores y Escacena, creo muy probable que los toros en sus ritos de inmolación fueran adornados con estrellas o lingotes en forma piel de buey en sus frentes (aunque no de oro). Ello porque así se representan en los frescos y estatuaria ibérica y en la cretense, aunque es de destacar que no hemos visto en las fenicias bueyes así decorados.
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De lo que se hace evidente que de haber sido importada desde Oriente esta costumbre de poner en la testud del astado piezas de metal; sería manifiestamente micénica o creto-chipriota. Tanto que así aparecen repetidamente figurados los bueyes en las estatuas y pinturas de Creta o de Micenas; en las que se ven reses con piezas que asemejan estrellas (hachas o lingotes) en su frente. Todo lo que demuestra que se trata de un símbolo astral, relacionado con adoraciones como el hacha doble o el Laberinto (por ejemplo); representados en los mencionados colgantes que situaban entre los cuernos sagrados. Pitones de la fertilidad y de la guerra en cuyo centro pondrían esas piezas metálicas para significar el fuego de la fragua, el bronce que "regalaba" el arma, el Sol, la Luna o las estrellas (astros que siempre se han relacionado con el toro y la vaca).

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Pese a ello, los autores que consideran que el tesoro de El Carambolo tenía este uso ritual con bovinos, extrañamente, a su vez afirman que se trataría de una celebración de tipo fenicia. Todo ello argumentado sobre la simbología y planta del templo del Carambolo; edificio que contiene formas de cuernos y de piel de buey. Diseños comunes a multiples recintos sagrados de Oriente Medio y no precisamente a los fenicios, sino más especialmente a los cretenses y micénicos, tanto como de los israelitas (estos últimos muy influidos en ocasiones por la arquitectura micénica y egea, que procedía del mundo minoico). De cuanto expresamos, no niego que se adornaran los toros en Turdetania con piezas de metal (incluso similares a las de los pectorales); pero considero que ello sería una reminiscencia más bien egea y no fenicia. Por lo demás, los templos y los altares con forma de toro son igualmente muy frecuentes en Creta y Chipre, tanto como en Israel (estos últimos -como dijimos- por influjo del mundo micénico y de algunos pueblos que se incorporan hacia el 1200 a Israel, viniendo de Creta y del Egeo, tras huir de los dorios para establecerse junto a los judíos).

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De nuevo expreso que aún pensando que hubiera este tipo de adornos para los toros rituales, nunca creo que fueran de orfebrería y menos con el valor en trabajo y peso en oro como las piezas de El Carambolo. Para entender lo improbabe de esta hipótesis que afirma que los pectorales eran para colgar de la frente de bueyes, bastaría conocer su valor aproximado a día de hoy, por su peso en metal. Algo que podemos calcular sabiendo que en época romana en la Península Ibérica unos 24 gramos de plata, era el precio de un buey (diez denarios). Asimismo y conociendo que por aquel entonces la correspondencia oro-plata oscilaba entre 1 a 25 y 1 a 40, podemos estimar que con un kilo de oro se compraban entre seiscientos o mil toros (según la época). Por su parte en esta etapa hispanorromana, en la misma cantidad de diez denarios (o "un buey"), se tasaba el sueldo de un legionario. De lo que podemos concebir que el coste de un gramo de oro, era un salario normal mensual, y ello lo equipararíamos entre los seiscientos a los mil euros -a dia de hoy ( en el primer caso con la plata a 1/25 con el oro; y en segundo a 1/40 = oro/plata)-.

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De todo lo antes expuesto, se hace evidente que los casi tres kilos de oro puro que contiene El Carambolo, durante los siglos II o I a.C. (en época romana peninsular), venía a equivaler al millón ochocientas mil reses, o bien, tres millones de cabezas de ganado (y a la misma cantidad en sueldos de funcionarios de Roma). Algo que hoy se valoraría al menos en un millón ochocientos mil, o tres millones de euros. Todo lo que unido al precio del orfebre, al de el esmaltador (y al trabajo de quienes laborasen las piezas de El Carambolo), le dan una tasación muy importante. Tras lo que hemos deducido sobre su valor en época romana, y para calcular el coste del mencionado tesoro en los días en que fue hecho; bastará saber que el oro y la plata fueron tres o cuatro veces más caros en aquellas otras épocas muy anteriores a Roma y Grecia. Por lo que el tesoro del que hablamos, hacia el siglo VII a.C., puede tasarse entre seis y diez millones de euros, valor oro -todo lo que hace muy improbable que fuera usado para adornar toros- . Por lo demás, su apariencia es la de piezas correspondientes a brazaletes, pectorales y coronas reales o de sacerdocio (tales como las asirias, las anatolias o las egeas). De lo que al no ser un ajuar funerario ha de suponerse que se trata de adornos rituales destinados a nobles o clérigos y que fueron enterrados en época muy posterior a su manufacturación, cuando estos huían de Tartessos  (2) .
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ABAJO: Diosa Astarté encontrada en el cerro de El Carambolo y fechada en los siglos VIII-VII a.C. (tal como la exhibe el Museo Arqueológico de Sevilla al que damos las gracias por permitirnos divulgar la imagen). En la peana de esta estatuilla -en su zona frontal- podemos ver una inscripción en la que comumente se lee "Astarté de la gruta", y tras ello una dedicatoria al divino Baal, o "a los hijos de Baal" (recordemos que este es el dios semita cuyo nombre significa "el señor"). Uno de los argumentos para rebatir que el tesoro encontrado en las inmediaciones de esta figura, no es autóctono (tartessio) es el hecho -ya mencionado- de que en la colina se hallaron los santuarios de esa divinidad de las estrellas y la maternidad púnica. Afirmando algunos autores que si en El Carambolo se veneraba a Astarté, y en la propia cabaña donde se ocultaban las alhajas también se hallaba un ajuar dedicado a esta diva; las piezas de orfebrería hay que clasificarlas igualmente como fenicias.
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Diremos sobre esta taoría, que en mi opinión intentar separar lo fenicio de lo tartessio es como pretender hacer lo mismo entre el mundo púnico y Egipto, o Mesopotamia. Es decir, que si consideramos que no es autóctono todo aquello que aparece en tierras de Fenicia y se asemeja a lo del Nilo, o de Babilonia; lo púnico dejaría de existir. Ello porque cuantos objetos, cultos y costumbres la arqueología ha encontrado en esa franja de Canaan (fechadas entre los siglos XIII al VII a.C.) es una mezcla de lo semita -mesopotámico- unido a lo faraónico, con un cierto "toque" de Mitani (e hitita). Por lo que es difícil encontrar un enser, un dios, un edificio o una costumbre fenicia que no tenga un paralelo absoluto en el Nilo, en el Éufrates o en Anatolia. Pese a lo que sería absurdo afirmar por ello, que Fenicia era una simple prolongación de Egipto o de Babilonia; sin cultura propia.

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De este modo - en mi opinión- la aparición de la diosa Astarté en El Carambolo es una muestra más de que ese monte era Tartessos. Una civilización tartessia que se fraguó en base a la unión de culturas que fueron importando los diferentes buscadores de metales que llegaron al Bajo Guadalquivir -a fines del Bronce y principios del Hierro-. Como una síncresis de cuantos pueblos y gentes topaban con aquellas minas de Huelva y del litoral atlántico, riquísimas en oro, plata y cobre. Colonos venidos principalmente de Oriente Medio que iniciaron un comercio del metal; mercado que al parecer antes del siglo VIII a.C. consiguieron capitalizar los fenicios. Aunque hemos de recordar que estas gentes asentadas en las tierras de Canaán y que nos fueron aculturando, desde comienzos del VII a.C. se vieron asediadas por los asirios. Ataques que recibe Fenicia de Mesopotamia durante un siglo; tiempo en el que de continuo les llega "la visita" de agresivos babilonios, quienes finalmente asedian y acaban con sus capitales y grandes ciudades. De ello, se comprende que este periodo orientalizante al que pertenece la escultura que vemos, sea una época en la que los pobladores de Oriente Medio llegaran en masa a nuestras costas, huyendo de su lugar de origen hacia las colonias extranjeras -o a tierras lejanas-. Años en los que muchos fenicios se establecerían en su segunda patria (Cartago), tanto como vendrían a asentarse en el Sur Peninsular.

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Algo que igualmente debieron hacer los neohititas, egeos y micénicos expulsados de sus dominios en esos mismos siglos (unos asediados por la invasión doria, otros por la de asirios o cimerios; y todos, finalmente, por la expansión aqueménide). La unión de estos pueblos llegados hasta nuestras costas, "recibidos" en el Bajo Guadalquivir bajo la supremacía fenicia y en contacto con los restos de la Edad del Bronce Ibérica, se denomina Tartessos. Por lo que pretender separar lo fenicio de lo tartessio, es tarea tan extraña como pretender dividir lo fenicio de lo semita (o de lo egipcio). Algo semejante a intentar distinguir plenamente lo griego de lo anatolio; lo que podremos entender con un ejemplo más moderno si decimos que es como separar lo norteamericano del mundo anglosajón y lo hispanoameriano del mundo latino... . Siendo así; a mi juicio, afirmar que el tesoro de El Carambolo no es tartessio sino fenicio al haberse adorado en aquel cerro a Astarté; es como aseverar que la catedral de México no es mexicana, por ser católica y tener como patrona a la virgen de Guadalupe.

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ARRIBA: Traducción de los símbolos que aparecen en el tesoro y collar, desde los ideogramas luwios. En primer lugar se destacan algunas formas como la "piel de buey" que entre los hititas y neohititas significaba "casa". Tras ello, los signos que aparecen en el collar, destacando claramente las palabras "dios" y "rey" (que se escriben en luwio como una doble "C" y como dos triángulos confrontados -ver sellos-). Finalmente, llegué a la conclusión de que estos símbolos son iguales a los que aparecen en los santuarios neohititas de Anatolia y en especial en los de la diosa Kubaba (la Cibeles anatólica, que es Artemisa unida a Deméter y una Astarté señora de los animales, muy cercana a las tartessias). Deidad KUBABA que se escribe en luwio con las dobles "C" y los dos triángulos confrontados, tal como figura en el collar (cuya pronunciación es Ku-Ku en idioma hitita). Todo ello lo hemos estudiado en algunos artículos que a continuación referimos:
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97ª LA INSCRIPCIÓN DE LA DIOSA FRIGIA KU-BABA EN EL COLLAR DE EL CARAMBOLO; PARTE PRIMERA: Posibles cultos a Cibeles en Tartessos. (De "Lo invisible en la mitología": Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte LXVIII). ANÁLISIS DE LOS SELLOS DEL COLLAR DE EL CARAMBOLO, LLEGANDO A LA CONCLUSIÓN DE QUE EN ESTE SE HALLA ESCRITA LAS PALABRAS NEOHITITAS DIOSA KU(baba) -Cibeles- http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/10/blog-post_26.html
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98º LA INSCRIPCIÓN DE LA DIOSA FRIGIA KU-BABA, EN EL COLLAR DE EL CARAMBOLO; PARTE SEGUNDA: Cultos y ritos heredados desde Frigia. (De "Lo invisible en la mitología": Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte LXIX). LOS MISTERIOS DE ATTIS Y CIBELES Y SU RELACIÓN CON RELIGIONES EXPORTADAS AL OCCIDENTE, EL COLLAR DE EL CARAMBOLO Y SUS SELLOS http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/10/blog-post_28.html
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ABAJO: Toro alado (LAMASU) de Persépolis de la llamada "puerta de los Propileos" (fechada en el siglo V a.C. y en una imagen de hace casi un siglo). Estos bueyes androcéfalos con alas que los persas colocaban en las entradas de las casas, templos, ciudades y palacios; tenían como misión guardar los recintos. Ello porque se les consideraba seres con un poder semejante a nuestros arcángeles; aunque fueron una mezcla del primer Mercurio-Hermes, junto a Marte-Ares: Un dios de la guerra (como el toro), al que unían el del comercio y el guardián de los campos y caminos; que los griegos llamaban "HERMA"  y más tarde Hermes; que primitivamente representaban como un mojón de piedra -en los campos y jardines, con el fin de que los custodiara-. Primigenio Mercurio-Hermes, que tenía un amplio carácter fálico, como divo de las cosechas, la prosperidad y de la fertilidad, y que mucho se asemejaba en funciones al toro con alas mesopotámico.
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Este buey con cabeza humana y alado (antecesor de Hermes), como vimos tenía sus orígenes en el VI milenio a.C. y se llamaba Tammud. Posteriormente humanizaron la figura de este dios-toro, representándole eguido (caminando sobre sus patas traseras), dándole por entonces el nombre de Kussariku entre los acadios. Divo que desde la III dinastía de Ur (2050-1950) fue un ejemplo a seguir por por reyes, tanto que estos se coronaron con tiaras cornudas a imagen y semejanza de Tammuz-Kussariku; lo que exportaron al mundo hitita y elamita, donde las mitras reales pasan a tener astas prominentes. Durante el periodo Kassita, se hizo de este un "demonio protector", llamado Enkidu, el que vimos era el hombre salvaje pero que se hace el fiel ayudante del rey Gilgamesh. Siendo esta figura la que los asirios tranformaron en la imagen del hombre toro con alas, que vemos en sus esculturas monumentales; bóvidos espectaculates y alados que adosaron comunmente en las puertas de sus palacios (por considerárse espíritus protectores que alejaban el mal del lugar), llamados por los persas Lamasu.

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COMO DATO CURIOSO Y PARA FINALIZAR, INVITAMOS A LOS LECTORES A OBSERVAR LA CORONA O TIARA CORNUDA QUE LLEVA EN LA CABEZA ESTE TORO ALADO. UN BIRRETE QUE EN SU PARTE ALTA ESTÁ REMATADA CON PIEZAS MUY SEMEJANTES A LAS DE EL TESORO DE EL CARAMBOLO (lo que quizás muestre la forma en que habrían de colocarse este tipo de eslabones, sobre un sombrero o mitras y engarzadas en estos turbantes -o gorros-, que en ocasiones llevaban astas a los lados).
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Comenzábamos nuestro anterior artículo encabezándolo con la imagen de una estatuilla con un toro embolado, de época aqueménide. Figurita que hacía evidente cómo en aquel tiempo y entre los persas existía el rito o el juego de luchar contra el astado; pelea o tauromaquia entre el hombre y el bovino fiero, que considero obvia al observar un torito de esta época luciendo fundas en sus cuernos (entubaciones acabadas en unas grandes bolas a sus puntas). Todo ello considerábamos dejaba muestras de la hipótesis por la que en mi opinión gran parte de los juegos taurinos aún existentes en nuestra Península, procederían del Egeo, de Anatolia, de Mesopotamia y Oriente Medio. Unas taurobolias o taurokathapsias que -a mi modo de ver- habrían llegado a nuestras tierras a fines del Bronce y que durante los posteriores siglos se habrían extendido por toda la Península (e islas del Mediterraneo ibérico). Convirtiendo al toro en uno de los totems y deidades más importantes entre los hispano-lusos; deificación, demonización o sacralización del astado que ha permanecido hasta nuestros días -tanto que el morlaco o las vaquillas no pueden faltar en fiesta patronal que se precie-.
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Cómo llegaron estos primeros toros bravos a la Península -y concretamente de dónde-, posiblemente nunca lo sabremos. Siendo un hecho que se pierde en la Historia el modo en que vinieron a nuestras tierras esos morlacos; tanto como la aparición de estas costumbres de luchar con él. Reses que ya representa el arte ibero en sus primeros tiempos con forma de ganado de pequeña talla, de gran musculatura y al que vemos ya de encaste (con aspecto peligroso y luciendo tremendos pitones). Pese a todo, mi hipótesis -repetidamente expuesta-, es la de que aquellos fueron traidos por mar y transportados seguramente desde Anatolia, del Egeo y quizás más seguramente, desde las costas cretochipriotas. Tal como se llevó el toro a todos los archipièlagos y lugares del Oriente Mediterráneo; plazas en las que la mitología de los milenios III y II a.C. nos hablan de un dios bóvido, terrible por su bravura, pero útil como guardían del palacio y del territorio. Daimón con cabeza de toro (o pitones), al que sacrificaban jóvenes y contra el que se enfrentaba el más valiente de los guerreros (Gilgamesh, Teseo o Heracles).
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Todo cuanto estudiamos me llevó a pensar que la simbología y orígenes de aquellos mitos residía en el hecho de que el astado hubiera sido el mejor método de protección de las ciudades, durante la Edad del Bronce. Una teoría propia que supongo como cierta, sobre todo al haber considerado al morlaco bravo un dios custodio, en las costas, en las islas y preferentemente en urbes como las minóicas (tanto como en las del Egeo, Chipre y Anatolia). Lugares donde seguramente, en épocas anteriores al hierro, se evitarían las invasiones y las visitas de extraños, soltando fieros bueyes en las playas. Sistema con el que nadie ajeno a la zona, podría desembarcar por aquel litoral. Siendo suficiente servirse de talanqueras o de simples burladeros (que salvaran a los ciudadanos de los toros), para que los lugareños pudieran entrar y salir sin que aquellos astados les dañaran y bastado crear una linea protegida por las reses -separándolos con barreras de madera en zonas acotadas de paso para las gentes del lugar-.
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Todo ello explicaría muy mucho la sacralización del bóvido entre los pueblos protohistóricos de las costas e islas hispanas; en especial Baleares, en cuyas tierras han aparecido infinidad de estatuas repesentando estos astados de apariencia tan fiera como estilizada. Toros que como los de Costitx, nadie duda se tratan de ejemplares de embiste y encaste. Tanto que por lo astifino, veleto y por el tamaño de sus pitones, la gran mayoría de los arqueólogos coinciden en que se trata de esculturas en las que se veneraba la fiereza y peligrosidad de esas reses. Unos bueyes de enorme fuerza, de grandes cuernos y de fisionomía muy brava; cuya simbología a mi juicio coincide en gran parte con cuantos cuernos o bóvidos semejantes se representaron en iguales épocas en las islas de Córcega y Cerdeña (durante la Edad del Bronce y del Hierro -entre los siglos XV al VIII a.C.). Estos últimos una cultura llamada Nuraga que coincide en gran parte con la talayótica y que explicaría las relaciones entre esas islas sardas y las mallorquinas; tierras que de seguro fueron colonizadas durante El Bronce por las mismas gentes (venidas en barco desde Oriente Mediterráneo, donde comerciaban con el cobre de Cerdeña y de la Península).
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ARRIBA: Soldado oferente en estatuilla votiva de la cultura Nuraga (de Cerdeña), civilización sarda que comprende los siglos desde el final del Bronce a la transición del Hierro (entre el XIII y el VII a.C). En estas tierras de Cerdeña también abundaban los yacimientos cúpreos, cuya "rama" se fundía en piezas con la forma de "piel de buey"; diseño igual al de los famosos pectorales de El Carambolo. Dichos lingotes denominados de "rama" en "pellejo de toro" eran comercializados desde esta isla y distribuidos por todo el Egeo, al parecer por los barcos y gentes de Micenas -tal como los pecios cargados de estos talentos de cobre ponen de manifiesto-. Especialmente entre los siglos XIII al X a.C., parece que hubo un comercio continuo y continuado de este cobre fundido en forma de pieles en las áreas de Chipre, Creta, costas de Anatolia e islas (cicládicas y jonias). Mercado que se supone capitalizado por los micenios cretochipriotas; quienes llegarían al menos hasta Cerdeña para obtener el cobre. Metal que igualmente se sabe compraban en tierras mucho más lejanas (como las nuestras); donde vendrían principalmente por la casiterita (inexistente por entonces ya en el Mediterráneo).
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En estos años y hasta la aparición en los mares de los griegos y de los fenicios, se produce en las islas de Cerdeña y Córcega una cultura denominada Nuraga. Civilización heredera de la megalítica y autóctona, pero que por aquel entonces (entre los siglos XIII al VII a.C.) tomó una enorme fuerza y desarrolló un especial progreso. Siendo aquellos años los que se corresponden con el contacto entre Micenas y el Occidente, en los que los egeos comerciaron los metales de lejanas costas. Siglos en los que ha de suponerse que llegaron a tierras iberas y de Baleares estas gentes de Cerdeña y sus nuevos visitantes (venidos del Egeo, de Creta y Chipre, fundamentalmente). Siendo este seguramente el origen de la cultura talayótica, que emerge en esa época; civilización balear que muy probablemente nace al utilizarse las islas "Pitiusas" como paso entre Cerdeña y la Península, en la búsqueda de los yacimientos peninsulares por aquellos navegantes. Todo lo que explicaría por qué en ese periodo, ciertos rasgos de Chipre, Creta, Cerdeña, Baleares y la Península son tan parecidos. Culturas que se caracterizan por su aislamiento, sus edificios ciclópeos, el mercado del metal  y por la veneración a los toros (en forma de esculturitas del animal, de mitos que hablan del dios, o de guerreros con astas en los cascos).

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En la imagen podemos ver un soldado "nuraga" luciendo bolas en los pitones de su casco. Circunstancia que refiere Cristina Delgado Linacero, manifestando esta autora que hechos como este quizás demuestren que los toros embolados por aquel entonces ya existieron entre los sardos. En nuestra anterior entrada veíamos la imagen de un astado aqueménide (del siglo VII a.C.) igualmente luciendo fundas en sus pitones y con bolas en las puntas. Todo lo que me hacía suponer que ya por aquel entonces se luchaba "o jugaba" con el toro embolado. Ejercicio de guerreros o bien entrenamiento entre gentes de valor, y cuya memoria pudo dejarnos las diferentes fiestas en las que se ponen estas protecciones al bóvido, para correrlo, recortarlo o torearlo. Una costumbre que quizás procede de Micenas, donde se sabe que jugaban con las reses a malcornarlas (tirarlas a suelo) en una forma muy semejante a como aún lo hacen los forçados portugueses. Culturas prehelenas que luchaban y jugaban con el torito bravo, tal como luego se ha seguido haciendo en nuestras tierras; donde sabemos que los iberos ya luchaban con esta fiera. Costumbres que a mi juicio llegaron por mar y a traves de esta cultura de "El Bronce", prodecente del Egeo y asentada en Cerdeña; gentes que pasarían a través de las Baleares y llegarían a los yacimientos de Almería y el Bajo Guadalquivir. 
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ABAJO: Estela de Nora, Cerdeña, escrita entre los siglos IX al VIII a.C. en lengua fenicia; pareciendo a los expertos que se traduce como la referencia de una derrota de los fenicios luchando contra los iberos y por la que se tuvieron que retirar los púnicos a la isla. Nora o Norax, se tiene por la ciudad más antigua de Cerdeña e igualmente es el descendiente de Geriones, habido entre Hermes y la hija del rey de Tartessos -llamada Eriteya-. Narrando la leyenda que tras robar los bueyes Heracles y matar al monarca del Bajo Guadalquivir; esta Eritia (o Eriteya) hubo de huir hasta Cerdeña, donde condujo una colonia de tartessios, dando a luz allí a un hijo al que llamó Norax. Nombre que como vemos coincide con el de la cultura (nuraga) tanto como con el de la urbe que se tiene como más antigua de la isla.
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Sobre la relación entre Tartessos y Cerdeña -la isla que comerciaba el cobre en forma de piel de buey por el Mediterráneo Oriental, durante los siglo XIII al VII a.C.-, los mitos nos narran cómo la hija del rey Geriones huyó a Cerdeña con una colonia de súbditos y donde tuvo un vástago llamado Norax, fundando allí una ciudad homónima (Nora) (3) . Hechos que coinciden de algún modo con lo que decíamos recoge la estela que arriba hemos visto, en la que se cuenta como los refugiados en Nora (Cerdeña) vinieron hasta esta isla huyendo de los iberos. Texto inscrito en piedra y fechado entre los siglos IX al VIII a.C., que encaja de algún modo con el mito que relatan los Trabajos de Hércules. Acerca de estas "coincidencias" entre Cerdeña y la Península, así como la posible unión entre la cultura talayótica y la nuraga (o la tartessia); trataremos en otras ocasiones. Debido a que hoy tan solo nos interesa estudiar la aparición en todas ellas del totem astado como protector.
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Un hecho que destaca Cristina Delgado Linacero al decirnos en su libro que: "Durante la Edad de Bronce (Cerdeña) se puso de moda el uso de cuernos embolados. Ciertas cabezas bovinas y algunos cascos de guerreros sardos iban recubiertos de ellos. Cl. Zevós descubrió la primera representación de astas emboladas conocidas en un sello real cretense: Reproducía un bucráneo" (4) . Ello no solo implicaría la existencia de toros embolados también en Cerdeña, sinó que igualmente hace evidente una unión entre el culto a estos asados en la isla y en Oriente Medio. Veneración o juego con un toro, que al llevarlo a cabo con los pitones protegidos con fundas, me hace manifestar, se realizaba con reses bravas. Con bueyes que embestían, contra los que luchaban o a los que toreaban las gentes. Ello, porque de lo contrario es absurdo embolar las astas; todo lo que se realiza para que los cuernos actuen como los guantes del pugilista, permitiedo la pelea, pero evitando daños mayores.
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La circunstancia antes referida y la existencia aún en nuestras tierras de fiestas de toros embolados, bovinos que guardan una asombrosa apariencia con los aqueménides que recogíamos con foto en nuestra anterior entrada. Me obliga a creer que ya en el II y I milenio a.C. en Anatolia, en el Egeo, en Cerdeña y en la Península, se jugaba con el toro de una forma similar a la actual. Realizando la tauromaquia, taurokathapsia, recorte, toreo o el "malconamiento"; fiestas, ejercicios y ceremonias que manifiestarían una religión basada en este totem, al que creo adoraban por utilizarlo como protector del territorio y del ganado. Reses bravas que debieron ser altamente útiles durante la Edad del Bronce en ciertos lugares; en especial en aquellos donde los felinos atacaban los rebaños, tanto como en archipiélagos o en zonas a las que solo se accedía por barco. Siendo este el caso de las islas del Mediterráneo o del litoral de Anatolia y de la Península Ibérica; costas que pudieron protegerse de ese modo. Por lo que así custodiadas nadie extraño podría desembarcar, si se consevaba en ellas permanentemente (vigilantes) unos rebaños de morlacos bravos. Manadas de reses de embiste, que cuidadas por unos buenos boyeros, serían en mejor método de protección para las islas y las playas. Siendo este el motivo que nos haría entender la importancia del toro en Creta, Chipre, Anatolia, Cerdeña, Baleares o en nuestra Península (habida cuenta que en la Antigüedad solo se podía acceder por mar a nuestras tierras) .
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En referencia a esta común cultura, basada en la veneración al astado y a los pitones, existe otro hecho muy destacable; circunstancia que ya han mencionado varios autores (entre ellos la referida Delgado Linacero, tanto como Sebastían Celestino Pérez). Esta es la coincidencia en la aparición entre los iberos, de gentes vestidas de un modo similar a las nuragas, y más concretamente en las estelas tartessias -refiriéndonos a las de guerrero con casco-. Losas de piedras halladas en zonas de Tartessos, fechadas en los siglos XI al VII a.C. y donde en numerosas ocasiones se observan grabados guerreros con cascos que lucen cuernos. Astas que muchas veces parecen incluso estar emboladas y cuya similitud en tamaño y forma con las de soldados de las estatuillas de Cerdeña, es increible (ver imagen abajo). Estelas tartessias que repetidamente han sido halladas en áreas como las del medio Guadiana (Badajoz) y en las que se ven figuras antorpomorfas -que se supone el difunto- con grandes pitones en sus cabezas (o yelmos).
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ARRIBA: Estela tartessia procedente de las Puercas de Esparragosa, fechada entre los siglos VIII al VII a.C. y propiedad del Museo de Badajoz (al que agradecemos nos permita divulgar su imagen). En ella vemos un guerrero armado, que se supone el difunto al que se dedicó la losa, y sobre su cabeza un casco con astas. El aspecto y tipología del personaje, tanto como sus adornos y casco, nos hacen ver un gran paralelismo con los de Cerdeña de la mísma época. Todo lo que explicaría la existencia de los Sardana en Tartessos (como mencionan las fuentes clásicas). A su vez se entendería la importancia de los lingotes piel de buey en el Sur de Iberia. Ello porque este metal se fundía con esta forma en Cerdeña, desde donde se exportaba y distribuía por el Oriente Mediterráneo. Así es como los vemos en los diferentes yacimientos sardos, donde se han hallado piezas cúpreas con forma de pellejo de toro (principalmente fechadas entre los siglos XII al X a.C.); tanto como se encuentran el los pecios de aguas de Turquía y del Egeo. Fondos marinos donde abundan estos lingotes "pellejo" en barcos hundidos micenios que portaban metales procedentes de Cerdeña y de tierras lejanas (como las nuetras).
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ABAJO: Bajorrelieve que representa un "Gilgamesh" con los llamados androtauros, que portan el Mazda o el disco solar alado (Skiva, procedente de Tell-al Halaf, fechado en el siglo IX a. C. -palacio de Kapara-). Esta imagen es una más en la que vemos el culto a estos "hombres-toro", que a mi juicio se trataría de la deificación del cuidador o del custodio de los ganados. Deidad mesopotámica, que como habíamos estudiado aparece ya en el IV milenio a.C. y que creo se refiere a los boyeros y a las gentes que procuraban vigilancia y cuidados de las reses. En el bajorrelieve de Tel-al Halaf se observa al rey Gilgamesh guardado por dos androtauros, que claramente simbolizan a su amigo Enkidu. Divo salvaje que ayuda al monarca a matar al toro monstruoso. La imagen evoca claramente cultos mazdeistas (de adoración solar) sincretizados con los de la muerte del buey. Rito de taurobolia puramente anatólico, que intentaron suprimir cuando la religión de Zoroastro se expande, pero que ni el mazdeismo ni el zoroastrismo lograron erradicar. Siendo así como el frigianismo (concretamente el mitraismo) unió ambas corrientes, sincretizadas en el culto del 25 de diciembre, en el que Mitra sacrificaba al toro, como símbolo de la muerte de la noche y del nacimiento de la luz. Religión que se expande desde Anatolia por todo el Mediterráneo y que había tenido paralelos muy similares en veneraciones al astado en lugares como Mesopotamia, Creta y Chipre. Donde igualmente los dioses son representados como "bueyes hombres" o bien como guerreros con astas en sus cascos (recordemos el dios lingote de Enkomi, que repetidamente hemos publicado, asi como la estatuilla de Chipre del divo con pitones).
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Por su parte, un último hecho importante cierra y explica todo este ciclo de coincidencias arqueológiocas. Siendo este que los ejércitos que por entonces acostumbraban a vestir con aquellos cascos adornados con enormes pitones, era el de los llamados Sardana. Gentes citadas por varias fuentes como uno de los "Pueblos del Mar", y que aparecen repetidamente representados en relieves y esculturas de Egipto (como Medinet Habu). Unos Sardana que se considera tuvieron su origen en Anatolia y configuraban uno de los más fieros "ejérictos errantes" -que atacaron repetidamente Egipto-. Tribus sin hogar, denominados como Pueblos del Mar, que se supone eran las poblaciónes expulsadas de Anatolia, tras la guerra de Troya. Habitantes de la actual Turquía que con la aparición de las nuevas armas hubieron de marchar de su lugar de origen y en plena Edad del Hierro. Periodo y metal que acabó con los restos del imperio Hitita, haciendo huir de esta zona (hoy Turquía) a los que hasta entonces la dominaban: Unas tribus que llamaron Pueblos del Mar y que se configuran como fieros guerreros, que al parecer se unen en diferentes ramas, y que organizados se dedicaban a la rapiña y al ataque de zonas de Oriente Medio. Llegando hasta de Egipto, donde finalmente consiguen hacerse con una parte del Nilo y logran imponer un faraón de su raza y origen (Sensoq I).
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Entre aquellos Sardana, parece que algunos llegaron hasta el Occidente, pensándose que serían los que dieron nombre y dominaron por entonces la isla de Cerdeña. Siendo así, se puede pensar que este sería el origen de la cultura Nuraga, tanto como -a mi juicio- el de la Balear talayótica. De igual manera, se sabe por los textos antiguos, que algunos de esos Sardana vienen hasta la Península, donde muchos consideran fundan en zonas de Turdetania. Otros, creen que igualmente fueron estos el origen de la Cerdaña ibérica; sardos asentados en la zona de PuigCerdá, en tierras muy cercanas a Gerona y próximos a los primeros asentamientos griegos -helenos que se sabe aparecen en el cabo de Rosas en épocas posteriores; hacia el siglo IX a.C.-.

Sea como fuere, gentes con esos cascos y adornados del mismo modo que se representan en Medinet Habu o en las estatuas Nuragas, igualmente se esculpen en las estelas tartessias. Losas sepulcrales que también se han hallado en el Pirineo y en zonas próximas al Puig Cerdá, lo que indicaría quizás que no es tan descabellado pensar que los sardos de Cerdeña tuvieran relación plena con los de Cataluña -que dieron nombre a la Sardana-; y que todos ellos estuvieran contactados con Tartessos (donde se menciona había igualmente Sardanas). Unión que se explicaría en una ruta que cubriría los yacimientos de cobre estaño; metales que es manifiestamente sabido comerciaban los micenios, en estos lingotes con forma de pieles de buey, tras haberlos importado de Cerdeña y del Occidente extremo (nuestras tierras). Por todo cuanto decimos, la cultura del toro y los ritos del toro no serían tan feniciós como algunos autores manifiestan; sinó más bien egeos, y más concretamente de origen anatólico.
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SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Por último y con el fin de mostrar el origen anatólico-egeo (y no fenicio) de los cultos en que adornaban a los toros con figuras de metal; hemos recogido una de los muchas representaciones de astados así decorados. Se trata de una cabeza de buey en oro, del periodo Minoico (hacia el siglo XIII a.C.) y perteneciente al Museo de Herakion, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen. En ella y en su centro vemos claramente una figura solar, muy semejante a los discos que adornan el tesoro de El Carambolo. Este tipo de decoraciones son muy comunes en Creta, donde repetidamente pueden encontrarse reses esculpidas o pintadas -de época minoica- con la cabeza decorada con hachas, lingotes o formas astrales.
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Abajo he recreado la forma en que seguramente hubo de presentarse la cabeza del bóvido de Villajoyosa (hallado en la Necrópolis de Poble Nou, descubierta en los años 70, fechada en el siglo V a.C. y propiedad del Museo Arqueológico de Alicante -al que agradecemos nos permita divulgar la imagen-). En esta pieza esculpida en piedra existen unos vanos para introducir las orejas, los cuernos y un aplique en su frente. Adornos que seguramente fueron hechos en bronce (o en un metal semi-precioso) para lucirlos tal como he pintado sobre la foto, a colores. Con ello se demuestra que puede ser muy cierta la teoría de Fernando Amores y Jose Luis Escacena (5); quienes afirman que los toros -en épocas muya antiguas- eran decorados con placas en forma de piel de buey, durante las ceremonias rituales. Aunque a mi juicio no es posible pensar, que tales adornos se hicieran en oro y esmaltados, como los de El Carambolo (orfebrería que claramente son joyas de una gran importancia y para ser lucidas por personajes muy relevantes).

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De ello, considero como muy probable que placas similares a las del ajuar tartessio se colgaran entre los cuernos de los astados, durante las celebraciones. Pero seguramente estas serían hechas en bronce o en un material más resistente y barato (como lo cascabeles y enjaezamientos de las caballerías); ya que un simple golpe, o el cabeceo de un buey, puede doblar y destrozar los pectorales de oro de El Carambolo. Por lo demás, el ritual de adonar reses de esta forma se ve claramente en el Egeo durante los milenios II y I a.C. (y no entre los fenicios). De igual manera, los brazaletes o torques de gran tamaño (como los de El Carambolo) son tipicamente anatólicos o sirios; no pudiendo considerarse púnicos, habida cuenta que la joyería fenicia es mucho más pequeña, ligera y "discreta" (que la que hemos citado de Mesopotamia, Siria o el Mundo hitita -donde los reyes lucen enormes brazaletes y collares, semejantes a los de El Carambolo-).

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Por todo cuanto hemos expuesto y en referencia a las teorías de Fernando Amores y Jose Luis Escacena; aún admitiendo que los toros en época tartessia se enjaezaran con piezas semejantes a las del tesoro que tratamos. Creo personalmente que de ser así esos colgantes serían imitaciones hechas en bronce, tanto como la costumbre demostraría una herencia creto-chipriota, egeo o anatólica (y no fenicia).
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CITAS:
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(1): Acerca de mis etimologías sobre la palabra Hispania e Iberia, pueden consultarse los artículos de este blog:
2ª- LO INVISIBLE EN LA PALABRA "Hispania" (etimolgía de las voces IBERIA e HISPANIA). http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/04/blog-post.html
3ª- LO INVISIBLE EN LA PALABRA: HISPANIA (Segunda parte) VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/04/lo-invisible-en-la-palabra-segunda.html
4ª- LO INVISIBLE EN LA PALABRA: HISPANIA (Tercera parte) VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/04/c.html
14ª- LO INVISIBLE EN LA PALABRA: Iberia - Hispania (continuación) -más sobre nuestra etimología de España e Iberia-. -SIGUE SOBRE ETIMOLOGÍAS DE ESPAÑA E IBERIA- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/04/lo-invisible-en-la-palabra-iberia.html
15ª- LO INVISIBLE EN LA PALABRA: Hispania - Iberia (en los autores clásicos). VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/04/lo-invisible-en-la-palbra-hispania.html
16ª- LO INVISIBLE EN LA PALABRA: Iberia - Hispania (los otros iberos). -TERMINAMOS AQUÍ CON EL SIGNIFICADO DE IBERO Y ESPAÑOL; LLEGANDO A LA CONCLUSIÓN DE QUE ES SINÓNIMO ALGO QUE SE DEMUESTRA EN VARIOS IDIOMAS TANTO COMO EN OTROS PUNTOS DEL MEDITERRANEO O ANATOLIA DE IGUAL NOMBRE.- VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/04/lo-invisible-en-la-palabra-iberia_30.html
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(2): Acerca del modo de usar las joyas, tanto como cobre el frigianismo y el caracter cretochipriota y egeo de el tesoro de El Carambolo; les recomendamos leer por ejemplo:
30ª- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el Tesoro de El Carambolo (Parte II: Modo de lucir sus joyas). -EXPLICAMOS LA FORMA MÁS LÓGICA Y USO NORMAL EN LA ANTIGÜEDAD, Y COMO DEBIERON COLOCARSE LOS BRAZALETES, COLLAR Y CORONA- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-e-r.html
31ª- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el Tesoro de El Carambolo (Parte III: Ornamentación de las joyas; ajuar de dos personas) -CONTINÚA EXPOSICIÓN SOBRE USO Y MODO DE LUCIR JOYAS COMO LAS DE EL CARAMBOLO-. VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1.html
32ª- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo (Parte IV: Primer analisis de sus joyas). VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-4-7.html
33ª- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los Bueyes de Gerión en el Tesoro del Carambolo (Parte V: Análisis de las formas y del trabajo en la orfebrería -comienzo en la interpretación de sus símbolos ornamentales-). VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-y-y-1.html
34ª- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los Bueyes de Gerión en el Tesoro del Carambolo (Parte VI: Análisis de los símbolos. Conclusiones: ¿Relación entre El Carambolo y el rey Midas?) .-COMENZAMOS A ESTUDIAR LA POSIBILIDAD DE QUE EL ORIGEN DEL DISEÑO EN EL TESORO DE EL CARAMBOLO SEA ANATOLIO- VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-2.html
35ª- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los Bueyes de Gerión en el Tesoro del Carambolo (Parte VII: Algunas ideas y conclusiones ya apuntadas; orientaciones sobre el carácter ibérico y la herencía del Bajo Bronce; en las joyas de El Carambolo ). VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1_19.html
36ª- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGIA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de EL Carambolo (Parte VIII: Simbología neohitita en las joyas; un tesoro de rasgos frigios que bien pudo ser hecho, o regalado a Arganthonio, por el rey Midas).-DESDE ESTA ENTRADA EXPONEMOS QUE EL DISEÑO DE EL TESORO DE EL CARAMBOLO PUEDE SER FRIGIO O NEOHITITA- VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-9-8.html
37ª- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÏA: Los bueyes del rey Gerión en el tesoro de El Carambolo (Parte IX: Interpretación y traducción de los símbolos en las joyas). -DESCUBRIMOS QUE LOS SÍMBOLOS QUE CONTIENE EL COLLAR DE EL CARAMBOLO, SON LETRAS DEL SILABARIO NEOHITITA (LUWIO), PUDIENDO TRADUCIRSE COMO "dios y rey"-VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-7-9.html
38ª- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de EL Carambolo (Parte X: Los descendientes del rey Midas y su posible tumba en Chinchilla del Monte Aragón -el monumento neohitita de Pozo Moro-). -RELACIONES ENTRE EL MUNDO NEOHITITA (FRIGIO) Y TARTESSOS- VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-8-9-y.html
39ª- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de EL Carambolo (Parte X : Los descendientes del rey Midas y su posible tumba en Chinchilla del Monte Aragón. El monumento neohitita de Pozo Moro -Continuación-). VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-8-8.html
40ª- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de EL Carambolo (Parte XI: Arganthonios y Midas. ¿Era de origen escita el monarca del oro?.). -DE NUEVO, LA RELACIÓN ENTRE EL MUNDO ANATOLIO DEL SIGLO VIII AL VI A.C. Y EL SUDOESTE PENINSULAR- VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1_28.html
41ª- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo (Parte XII: Midas. El rey de origen escita y los adoradores del oro que comerciaron con Tartessos.). - DESCUBRIMOS CITAS HISTÓRICAS QUE MENCIONAN EL COMERCIO ENTRE MIDAS (REY DEL ORO NEOHITITA QUE GOBERNABA GORDION) Y TARTESSOS- VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/07/1.html
42ª- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo (Parte XIII: El "collar pectoral" y su significado entre los pueblos: Egipcio-arameos, neohititas y escitas). -SIGNIFICADO RELIGIOSO DEL PECTORAL, EN LAS CULTURAS CONTEMPORÁNEAS AL TESORO DE EL CARAMBOLO- VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/07/1-7-9.html
43ª- INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo (Parte XIV: El lingote en la Antigüedad; los "piel de buey", el Talento y los orígenes del dinero). -SIGNIFICADO DEL PECTORAL DEL TESORO EN FORMA DE TALENTO LLAMADO KEFTIU-. VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/07/1-8-9-9.html
.
(3): Sobre Norax, hijo de Eriteya y nieto de Gerión, fundador de Nora en Cerdeña ver:
Higinio Fábula 30 /// Servio, sobre la Eneida a Virg. VII, 662 /// Eurípides, HERACLES 423 /// Apolodoro II, 5 10 /// Pausanias X, 17, 4
.
(4):

Citando a Zervós "LA CIVILICACiÖN DE LA CERDEÑA" -París 1954 pag 336- en
EL TORO EN EL MEDITERRÁNEO, de Cristina Delgado Linacero; Madrid 1996, Univ. Autónoma. página 278.
.
(5):
REVESTIDOS COMO DIOS MANDA. EL TESORO DELCARAMBOLO COMO AJUAR DE CONSAGRACIÓN ; JOSÉ LUIS ESCACENA CARRASCO y FERNANDO AMORES CARREDANO -trabajo liberado en la red; publicado por revista SPAL 20 (2011): p. 107 a141 -















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