martes, 27 de agosto de 2013

EL CARAMBOLO, SUS ETAPAS, Y LA SAGRADA "PIEL DE TORO" (altares, pectorales y recintos tauromorfos) -CONTINUACIÓN-

-Parte cuarta de: "El problema fenicio en las joyas de El Carambolo"-
-Capítulo 17º de "El frigianismo en la Cultura Ibérica" (Parte LXXXVI: "Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo")-.

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ÍNDICE GENERAL: Pulsando la siguiente linea azul se llega a un índice general del blog, que contiene las más de cien entradas que hasta ahora hemos subido. VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/03/indice-de-entradas-con-algunas.html

ES LA CONTINUACIÓN DE UNA PARTE PRIMERA QUE SE HALLA EN ENTRADA ANTERIOR ver: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/08/el-carambolo-sus-etapas-y-la-sagrada.html
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A SU VEZ, VIENE PRECEDIDO POR TRES DE LA MISMA SERIE LLAMADA "El problema fenicio en las joyas de El Carambolo" Y QUE SE ENCUENTRAN EN LAS ENTRADAS ANTERIORES. PARA QUIENES DESEEN CONSULTARLOS LES RECOMENDAMOS VERLOS CORRELATIVAMENTE, PULSADO bajo el artículo en: "MÁS ANTIGUAS":
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BAJO ESTAS LÍNEAS: Pieza ornamental en oro, prerromana y procedente de Asturias, que conserva el Instituto Valencia de Don Juan (cuya imagen agradecemos nos permitan divulgar). Contiene claramente este adorno el símbolo de la piel del toro, un diseño de origen mediterráneo ancestral y que se convirtió en sagrado entre los iberos del Sur, desde el siglo VII a.C. -al menos-. En el presente artículo hablaremos del significado de este signo, y de los altares que con esta forma se hallaron en El Carambolo (tanto como de la pervivencia en tierras hispanas de esta figura "piel de buey", siglos después de haberse sacralizado por los turdetanos).
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B) EL CARAMBOLO: SUS TEMPLOS, SUS ALTARES Y SUS JOYAS TAUROMÓRFICAS, TAURODÉRMICAS O "CORIFORMES".

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Antes de comenzar este epígrafe diremos que en la intitulación hemos denominado la figura "piel de bovino" indistintamente como "taurofórmicas", "taurodérmicas", e incluso "coriformes". Ello porque pese a que la clasificación como "taurodérmicos" se corresponda con las corrientes que solo admiten aquel diseño -imitando el pellejo de buey- como un reflejo y símbolo del cuero animal (de adoración a un totem o a sus dones). Reconocemos que todas las teorías arqueológicas vigentes entorno al "piel de buey" son ciertas -cada una a su modo-. Es decir, que es absolutamente admisible que los altares y ornamentos que guardaban esa linea de un curtido, venerasen o recordaran el cuero del animal sagrado. Pero asimismo, no hay que olvidar que los símbolos y las señas de identidad contienen un componente que es la "plasticidad social". De tal manera, van evolucionando y adaptándose a cada momento, hasta que incluso se llega a perder el recuerdo de lo que inicialmente fueron y significaban, para transformarse en objetos de muy diferente simbología.
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Por todo ello, hemos querido incluir el término "coriforme" (en forma de cuero), para exponer que las figuras relacionadas con el pellejo del bovino, antiguamente estaban unidas a los metales, al comercio -que en parte se hacía con curtidos- y al dinero. Incluso referido a todo ello, nos gustaría incluir la hipótesis que el nombre de Cora del Rio (la antigua Caura, y donde se hallaron dos altares de este tipo), pueda proceder de esta raiz: Del latín "corium". Quizás por haber permanecido en esta población -y hasta época romana-, el recuerdo de la veneración al cuero y de los altares "taurodérmicos". O bien, porque la adoración y el templo con las aras "coriformes" tuviera como origen un gran negocio de curtidos y de ganadería; existente quizás hace milenios en Coria del Rio y que promovería este culto a la piel del toro. Todo ello, seguramente unido al mundo de la metalurgia; tan "encalostrado" en el Bajo Guadalquivir, que su rio hermano (el Tinto) quedó rojo y con menos flora que el planeta Marte, habida cuenta la explotación de sus minas, ya antes del 2500 a.C.. Siendo así y trás exponer estas primeras ideas, continuamos con nuestra referencia a las épocas, templos y altares de El Carambolo.
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En nuestros anteriores artículos ya dijimos que fueron los profesores Carriazo y Blanco Freijeiro, los primeros en afirmar que en el alto Carambolo existió un templo (tartessio) (6) . Aunque acerca de la investigación sobre el carácter y adoraciones de este recinto sagrado, algunos autores consideran que hasta hace apenas unos años, no se reparó suficientemente en el exvoto de la diosa Astarté -hallado también en esta colina-. Una estatua dedicada a la diva fenicia, que muy poco se tuvo en cuenta por los primeros descubridores y para la clasificación, estudio o análisis del yacimiento (hechos que -como dijimos-, partían de las dudas que Carriazo y los arqueólogos de su tiempo, tenían acerca de la aparición de la referida figura de Ishtar). Algo que, en opinión de los nuevos y más recientes excavadores del cerro, debería revisarse, con el fin de unir este hallazgo a los estudios más modernos de El Carambolo. Nuevos análisis de "templo" y del "poblado bajo" en los que nos han explicado definitivamente cómo fue el santuario, desde sus comienzos. Siendo así y siguiendo los referidos trabajos de campo, vamos a continuar resumiendo y estudiando lo que sobre ello nos dicen los más destacados investigadores.
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1-. El Carambolo V y IV: Los dos recintos sagrados más antiguos y primeros, que habíamos fechado entre el 850 y el 750 a.C. (a los que considerábamos "autóctonos" o indígenas):
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Durante la primera época se erige un templo en el alto de la colina, de pequeño tamaño, que es el más antiguo. Sus inicios debemos fecharlos hacia el 850 a.C. y este se clasifica como Carambolo V -al ser el último que excavaron-. Las características de aquel santuario original son descritas del siguiente modo por JOSÉ LUIS ESCACENA CARRASCO; ÁLVARO FERNÁNDEZ FLORES Y ARACELI RODRÍGUEZ AZOGUE: "Se trata de un pequeño edificio con orientación astronómica solar. La entrada se abre al este, dispuesta en concreto al orto del solsticio de verano, mientras la trasera da al oeste, hacia el ocaso del solsticio de invierno. Se trata de un templo sencillo compuesto de tres estancias: una de entrada, que parece patio, y dos al fondo cubiertas y más pequeñas, la meridional con un altar circular en su centro" (7) . Este que decimos sería en mi opinión -modesta y ajena al mundo universitario- un santuario local (o indígena) nacido del contacto entre los habitantes de nuestras tierras, con los que venían de las más lejanas y orientales mediterráneas. Pese a ello, no podemos considerarlo un templo púnico, ni menos una fundación de los tirios o sidonios, pues por entonces no habían llegado los fenicios a establecerse, ni hay indicios de otras colonizaciones orientales (al menos, en territorio del Bajo Guadalquivir).
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Por su parte, los mismos autores siguen narrando que hubo una posterior reforma del recinto; cambios estructurales que ya lo convierten en el segundo templo. Esta segunda fase se denomina Carambolo IV; sobre la que expresan Escacena, Fdez.Flores y Rgz. Azogue lo siguiente: "La primera ampliación de esta estructura más antigua corresponde al -Santuario IV-. La modificación consistió en levantar un edificio simétrico que tenía como centro y fondo el templo prístino, convertido ahora en patio. Así, surgieron al sur y al norte respectivamente de este nuevo patio dos habitaciones alargadas que contaron en su día con hogares y otras estructuras relacionadas con el funcionamiento cotidiano de un santuario: un horno, vasijas entibadas, hogares, molinos, etc. . Abundan en este contexto los restos de fauna y las cenizas, señal de que se trataba de una zona tal vez destinada a la preparación de los sacrificios. A su vez, a ambos lados de estos compartimentos se construyeron sendas capillas: una en el flanco norte para Astarté y en el lado sur para Baal . El centro de la capilla o tabernáculo meridional lo ocupó un gran altar en forma de piel de toro extendida sobre el suelo, fabricado mediante un suave rebaje del pavimento de tierra apisonada, luego pintado de rojo. La combustión de las ofrendas sobre este altar originó un gran círculo rubefactado" (8) .
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Tras la lectura de las palabras anteriores, resulta muy interesante observar cómo este segundo templo ya es de grandes dimensiones y contiene no solo los patios, sino también dos capillas y el altar tauroformo (situado en su centro). Una de las llamadas "capillas", a juicio de los pofesores Escacena, Fdez.Flores y Rgz. Azogue (entre otros), sería la reservada a Astarté; deidad femenina y de la fertilidad adorada en el templo. Mientras la otra, tendría como objeto de culto a Baal -el dios masculino de El Carambolo-. Evidentemente, aquellas conclusiones se obtienen desde la hipótesis de que ambas "capillas" -sitas a los lados del altar central con forma de toro-, fueran utilizadas para el culto a estas dos divinidades fenicias. Pese a lo que -en mi opinión- las referidas zonas reedificadas en el Carambolo IV, habríamos de fecharlas antes de la llegada de los fenicios a tierras de Spal. Algo que nos atrevemos a aseverar con modestia, pero viendo las propias dataciones que presentan Escacena, F.Flores y R. Azogue; quienes hablan de que este área cuarta del templo, se levantó antes de finalizar el siglo VIII a.C..
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Lo arriba expuesto, cuadra y encaja con las fechas igualmente manifestadas por el prof. Juan de Mata Carriazo (hace casi medio siglo), quien también expresa que en el nivel IV se halló un estilo de cerámica típicamente autóctona y más rica que las encontradas el los estratos superiores -posteriores-. Una alfarería que Carriazo define como tartessia (pura) y que clasificó como "tipo El Carambolo", ya que encontró numerosos ejemplares allí y en las zonas más antiguas del cerro. Unos fragmentos de barro comunes a los yacimientos del Bajo Guadalquivir anteriores al siglo VII a.C. (Carmona, Marchena, Coria del Rio etc); y de los que el primer excavador del montículo sevillano nos dice son artesanía autóctona, sin paralelos en Fenicia (tan solo similares a los de Chipre y a algunos modelos egeos). Piezas de barro que se hallaron junto a diversos huesos de animales y objetos como molinillos; lo que a Juicio de Carriazo, demostraría una actividad "culinaria en el fondo de cabaña" (9) . Aunque, como posteriormente se ha investigado, aquella "cocina de El Carambolo", hemos de cosiderarla la cremación sagrada llevada a cabo por los sacerdotes en el altar del templo -donde se inmolarían y asarían las visceras o los animales ofrendados al dios- .
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COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, altar tauromorfo de El Carambolo. El templete central, sito entre dos patios y con un ara en forma de piel de buey, se elevaría en la fase Carambolo IV -tal como recogen los profesores Escacena, Belén, Rodríguez Azogue, Fernández Flores y Amores (entre otros)-. Se correspondería con el "Nivel IV" en la clasificación de J.M.Carriazo; quien no distingue el Carambolo V de su periodo posterior, unificando estas dos primeras etapas en unas sola (denominada por él Nivel IV). Dicha fase inicial para Carriazo (y segunda según las prospecciones últimas) es la que hace cincuenta años se consideraba más propiamente tartessia. Ello porque en esta aparecen las cerámicas bruñidas, cercanas otras halladas en yacimientos del siglo VIII a.C. -de la Baja Andalucía- y similares al tipo Edad del Bronce. Por todo ello y por la datación del radiocarbono, nos hemos atrevido a fechar este altar y el edificio levantado en el Carambolo IV, como anterior al 750-730 a.C.. Considerando las fases del templo de Carambolo V y Carambolo IV, comprendidas entre el 850 y el 730 a.C... Tras lo que se habría iniciado otra etapa en el santuario, erigiéndose nuevas zonas durante el llamado Carambolo III; cuyo comienzo fechamos hacia el 700 a.C.. Un cambio que en mi opinión se produce, posiblemente tras la llegada en masa de frigios a nuestras tierras.
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ABAJO: Uno de los altares tauromorfos de Coria del Rio. Fechado en época posterior al de El Carambolo (hacia el siglo V a.C.) y de una hechura mucho más perfecta; este ara es otro de los típicos ejemplos de mesas sagradas y de construcciones que guardan la forma de la piel de toro (o del lingote cretochipriota). Perteneciente al templo tartessio de Coria del Rio, que algunos autores (como Escacena y Belén) identifican con el famoso Mosn Cassius citado por Avieno -ver anterior entrada-. Este ara sacra es un ejemplo más de las figuras tauriformes que muestran y demuestran la adoración a las reses en nuestras tierras. Más adelante hablamos de su significado y de las diferentes teorías acerca de los orígenes de aquel diseño a modo de "pellejo de buey" o de "lingote keftiu".
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Como hemos dicho, el profesor Carriazo en la primera excavación del cerro tan solo distiguió cuatro niveles; de los cuales el último (Nivel IV) comprende lo que en las recientes prospecciones se ha diferenciado en dos periodos llamados: Carambolo V y Carambolo IV. Gracias a las excavaciones más recientes se conoce que estos dos estratos más antiguos, corresponden con dos templos inicialmente allí levantados. Edificios de los que hoy sabemos hubo uno primero (pequeño) que se amplía posteriormente para convertirlo en un recinto con dos patios (o capillas) y el famoso altar central, en forma de piel de toro. Pese a ello, todo lo que Carriazo describe como Nivel IV para él resultaría un pequeño "Fondo de Cabaña", donde se habría escondido el tesoro. "Suelo" de cabaña del que hoy sabemos, en verdad era el basurero sagrado del templo; un lugar donde se arrojarían las cenizas, las libaciones o bebidas y los restos de inmolaciones que nos se consumían. Un "terreno" que Carriazo confundió con el de una "casita", y del que por fortuna conocemos era el vertedero ritual, donde hemos de suponer que durante un momento de crisis -o de guerras-, ocultaron las joyas que nos legaron los siglos.
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También venimos repitiendo que sobre esa zona más antigua de la excavación, Carriazo expresa haber hallado no solo diversos elementos que demuestran la cocción y puesta al fuego de los animales (cuyos huesos también encontró allí). Sino fundamentalmente la aparición de la cerámica más autóctona y especial; de un tipo semejante a la hallada en otros recintos de fines de la Edad del Bronce en la Baja Andalucía. Siendo este un hecho más por el que nos hemos atrevido a afirmar que este Nivel IV de Carriazo (correspondiente con el Carambolo IV y V), fue de origen autóctono y se construye en un momento previo a la llegada de los colonizadores. Fechándolo antes del 750-730 a.C.; suponiendo que pudo estar en activo como lugar de culto, al menos hasta el final del siglo VIII a.C.. Pues tal como relatamos a continuación -y ya dijimos- hacia el 700 a.C. la Península debió de recibir la afluencia y llegada en masa de los frigios huidos de Anatolia. Habitantes de este reino nehohitita que fueron atacados repetidamente desde el 730 a.C. y que en el 696 a.C son expulsados, erradicados y aniquilados en sus tierras (un reino que comprendía la zona central de la actual Turquía).
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Todo cuanto hemos ido explicado nos llevó a deducir que estos templos primeros del cerro son anteriores a la colonización fenicia (aunque no canaanea) de la Península. Pero ello es algo que igualmente expresan sucintamente muchos de los referidos autores; incluso quienes a su vez defienden que El Carambolo era un santuario de Astarté (Escacena, Belén, Amores, R.Azogue. F. Flores etc). Profesores que describen claramente en sus trabajos, como la datación de ese Carambolo original (fases V y IV) es previa al siglo VIII a.C.; o lo que es lo mismo: Anterior a los asentamientos fenicios -tal como muestra el estudio por radiocarbono de los huesos allí encontrados-. Unas fechas tomadas del C-14, y que cincuenta años atrás hicieron determinar se trataba un templo indígena y ajeno al mundo oriental. Todo que aseveraba J.M.Carriazo en base a estos análisis de radiocarbono, de los que tristemente no tenemos la diferencia existente entre los Niveles III y el Nivel IV. Es decir, que carecemos del contraste de dataciones por C-14 en los restos del Carambolo V y IV, frente al Carambolo III y de las otras dos etapas. Unos estratos de muy distintas épocas y en los que aparecieron infinidad de huesecillos de animales, que han de suponerse sacrificados en los altares de este santuario -restos que hoy en día servirían para poder fechar con exactitud cada periodo o estrato-.
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Por cuanto hemos explicado y referido anteriormente, creemos que puede afirmarse que esas primeras construcciones y reformas del santuario (Carambolo IV), en el que se abren las dos capillas y un altar, debieron ser anteriores al año 730 a.C.. Un tiempo en que quizás siquiera estaría fundada la primera ciudad púnica de nuestras costas (Gadir); hecho este que demostraría que el templo inicial del cerro no estaba todavía consagrado a deidades fenicias (como Baal o Astarté). Por lo que es más seguro pensar que en el Carambolo V y IV se adorase a dioses autóctonos (o indígenas sincretizados con religiones venidas de Oriente Medio). Cuanto decimos -y aunque nos parezca extraño- es algo que también sucintamente reconocen Escacena y Gómez Peña (entre otros); al afirmar esos autores que los altares tauromorfos, tanto como las figuras con el diseño de la piel de toro, se deben considerar modelos exclusivos de la Península (ajenos al mundo oriental y tan solo nacidos de influencias lejanas, llegadas -pero no legadas- desde Ugarit, Asiria o del mundo canaaneo). Por lo que en un lugar cuyo altar es tan autóctono y exclusivo como el los turdetanos de El Carambolo, la religión que allí segurían había de tener unos rasgos muy indígenas.
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Lo referido en párrafos anteriores, explicaría por qué se eleva aquel ara tauromorfa durante el Carambolo IV y en un momento previo a la colonización fenicia (antes del siglo VII a.C.), desapareciendo posteriormente. Por lo que a su vez sería extraño considerar que por aquel entonces -antes de que los fenicios llegaran a la zona de la actual Sevilla-, ya hubiera un templo de Baal y otro de Astarté en El Carambolo. Todo lo que se demostraría precisamente porque en esos momentos del Carambolo IV se celebraba sobre un recinto de una religión con tantos rasgos autóctonos, donde su ara era absolutamente distinta a las de Fenicia u Oriente Medio. Todo ello se corresponde a lo que consideran "sucintamente" Escacena y Gómez Peña, al creer que estas aras y formas de piel de bovino no son importadas. Ya que aquellos dos investigadores hablan de que el diseño en pellejo de buey es exclusivamente ibérico, imitando formas de Asiria o de Ugarit; pero no un modelo religioso llegado desde Oriente Medio, descendiente de sus ritos; ni menos del lingote o del recuerdo de culturas del Egeo (10).
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COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, de nuevo cerámicas de tipo Carambolo, fechadas en el siglo VII a.C; halladas en el yacimiento de Montemolín -Marchena, Sevilla- (tal como las exhibe el Museo Arqueológico de Sevilla, al cual agradecemos nos permita divulgar su imagen). Como podemos observar su tipología geométrica y bruñida es muy particular; tanto que solo aparece en las piezas de barro de los yacimientos peninsulares meridionales, de fines del Bronce. Por lo demás, su falta de similitudes con la alfarería canaanita -o fenicia- coetáneas, y sus paralelos con la cerámica chipriota de misma época. Obliga a plantearnos que la colonización de la nuestras costas durante comienzos del primer milenio a.C., debió ser muy compleja y seguramente liderada por quienes escapaban de las diversas convulsiones que por entonces sufría Oriente Medio, Anatolia y sus islas más cercanas.
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ABAJO: Las formas en piel de toro o "keftiu" son comunes a las plantas de edificios y tumbas de esta misma época en que se crean los altares y los pectorales de el tesoro de El Carambolo. En la imagen observamos la planta que tiene el pavimento del edificio III-J, del yacimiento de El Oral de San Flugencio; bajo este también he dibujado la delineación de la tumba de Los Castillejos de los Blancos, en Fortuna (Murcia). Todos ellos, al igual que el suelo de Pozo Moro y los altares de Coria y Cancho Roano, guardan este mismo diseño (a modo de cuero curtido o de lingote chipriota).
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Pese lo antes escrito, posiblemente los dioses adorados en El Carambolo V y IV, fueron deidades con una gran influencia canaanea; pero todavía con veneración indígena y muy sincretizados -lo que quizás hizo nacer este tipo de altar, con una forma tan autóctona como sincrética-. Debiéndose suponer que cuando llegan al Bajo Guadalquivir las primeras oleadas de gentes procedentes de Anatolia y de Oriente Medio e islas, hubieron de crear cultos unificando las religiones del Levante mediterráneo, a las que había en esta zona peninsular. Generando ello a mi parecer esas aras tan particulares y taurofórmicas (como piel de buey) a tenor de los influjos venidos desde Oriente, pero bajo una interpretación indígena de los cultos. Aunque existe la posibilidad de que también pudieran surgir como recuerdo de otras ideas y religiones muy antiguas, importadas desde Cerdeña -o del mundo creto chipriota-, en épocas anteriores a la colonización del Hierro. Nos referimos a que seguramente mantuvieran en estos altares y modelos (que asemejan al cuero bovino), la memoria un pasado antiquísimo y legado desde la rica Edad del Bronce peninsular. Recordando en ellos no solo al dios toro, sino también a los lingotes cretochipriotas y sardos; que tanto hubieron de "venerar" o de mantener en la memoria histórica. Como una figura semisagrada, que reflejaba la prosperidad, relacionada con las hachas dobles y el mercado metalúrgico en la Edad del Bronce.
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De tal manera, ese diseño a modo de cuero, de lingote, de hacha bipenna o de buey pecunia (símbolo del dinero o el medio de cambio); perteneció a una cultura y a un momento que pudo ser una "cumbre" en nuestra Península. Refiriéndonos al comienzo y mediados del II milenio, en que aparecieron los buscadores de metal llegados por mar desde las más lejanas tierras (al "olor " del cobre, la plata, el estaño y el oro de Iberia). Por todo cuanto los altares y el pectoral de El Carambolo hemos de identificarlos no solo con un "dios buey" canaaneo, sino hay que relacionarlos claramente con el divo del metal. Aquel que era tenido por el dios del dinero y del progreso en tierras del Egeo, en las de Micenas o en todo el mundo oriental y minoico. Deidades a las que modernamente llaman Smith god (dios herrero) y que comunmente eran representadas bajo la efigie del toro (o del hombre cornudo). Ya que aquel totem astado simbolizaba la fertilidad y a fuerza, por la bravura de las reses y las riquezas en carne leche que aportaba a la Sociedad el ganado bovino. Así este dios cornudo forjador del progreso, también era el Vulcano que ayudaba y preparar las armas para la guerra y para el comercio; por lo que hubo de ser el dios principal de aquellos grupos basados en el mercado y la extracción del cobre o el estaño. Unas gentes que pronto llegarían hasta la Península, y que desde mediados del II milenio a.C. hubieron de frecuentarla de continuo -habida cuenta que por entonces se agotaron los yacimientos de esos metales en el Mediterráneo-.
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Finalmente, en lo que se refiere al templo central en el que se eleva este altar tauromorfo, escriben Escacena y Amores en otro de sus estudios, lo siguiente: "En momentos posteriores, ya del siglo VIII a.C., se desmonta esta sencilla construcción (...), (se hace un gran templo con el altar de forma piel de buey) (...) Parecido al de Caura y a otros muchos altares protohistóricos hispanos que siguen este modelo de piel de toro extendida, este altar del Carambolo es, en cambio, de silueta más esquemática, y sobre todo de mayor tamaño que todos los hallados hasta la fecha en el área tartésica; además, en casi todas sus características similar al diseño de las dos piezas, conocidas comúnmente con el nombre de ´pectorales`" (11) . Cuanto hemos recogido, vemos que cuadra con nuestra datación de aquel Carambolo IV como previo al establecimiento de los fenicios a nuestra tierra y en una época anterior a que Frigia fuera invadida. Por lo que el es perfectamente lógico que aquel fuera un santuario autóctono, sin grandes influencias orientales y que muy posiblemente ha de fercharse a mediados el siglo VIII a.C.. Un recinto sagrado que seguramete fue transformado poco después, con la venida en masa de gentes que escapan de los ataques que sufre Anatolia a fines de este siglo. Cuando los frigios se ven asediados repetidamente; primero por los asirios, luego por los cimmerios y finalmente, arrasada por los griegos lidios (quienes obligan en el 696 a.C a huir a todos frigios de su reino -esclavizando a quienes allí permanecen-).
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COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, estatuilla del Museo Nacional de Chipre (al que agradecemos nos permita divulgar la foto) que representa a un "dios herrero" hallado en Enkomi, en santuario de este divo "cornudo" fechado en el XII a.C.. Representa quizás a Apollo Keraiates y pese a que su iconografía aún contiene dudas, se cree que se trata de un culto aqueo a un tipo de "smith god" inventor de las artes y de los objetos de uso (herramientas, armas e instrumentos musicales). Un divo que unificaría las funciones del Hefaistos con las de Apolo -griegos-; dios del arte pero también de la forja y del metal. Una divinidad más unida a la guerra que al civismo o a la adivinación (hehos que lo apartan de Apolo), aunque su culto se supone estaba muy relacionado con los viajes, el comercio y la extracción o trabajos del metal (principalmente del cobre, dado que pertenece a la Edad del Bronce). Su iconografía de cornudo (keraiates) le acerca al dios Kernunos indoeuropeo; una divinidad que entre los celtas era la representación del poder real unida al creador supremo y dominador de la naturaleza. Por su parte en Chipre, estos divos que se asocian al toro y llegan a representarse sobre el lingote piel de buey; son a su vez venerados como dadores de las riquezas y unidos con el metal. Siendo aquel bóvido dios, el totem de la guerra y del prestigio, tanto como el animal que más bienes otorga a la Sociedad.
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ABAJO: Pectoral tauromorfo de El Carambolo. Observemos en la forma de la joya -que personalmente considero se trata de un "ephod" (colgante protector del pecho)-, como su diseño es igual a los altares y a otras figuras coetáneas, semejantes a una piel de buey o al lingote cretochipriota (y sardo).
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2-. El Carambolo III: El recinto sagrado posterior a la llegada de los primeros colonizadores. Templo que a mi juicio es de influencia frigia, al que pertenecerían las joyas (que fechamos entre el 730 y el 650 a.C.).
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Tras estudiar a fondo lo que fueron los templos iniciales de El Carambolo V y IV, pasaremos a resumir aquellas siguientes fases en las que el santuario se transforma, aunque ya a penas sin grandes ampliaciones ni cambios. De tal manera, la etapa contígua es la llamada III, a la que Carriazo consideraba pertenecía el tesoro (12) . Ello, porque el lugar donde fueron halladas las joyas estaba rodeado de cerámica del "tipo III", y porque los albañiles que lo encuentran decían que se sacó del interior de un "tarro" de barro con ese estilo (donde su descubridor creyó que estaban protegidas o depositadas). Todo lo que le hacía deducir que había sido escondido durante este periodo III, ya que como Carriazo afirmó, el ajuar se hallaba "dentro de un estuche" cerámico a modo de recubrimiento. Por todo lo que las piezas de alfar que rodeaban a las de orfebrería -una vez analizadas- se vió que eran semejantes a las que aparecen en el estrato de Carambolo III.
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Evidentemente, existe la probabilidad clara de que aquel ajuar fuera puesto bajo tierra en esta época, que -a mi modesto juicio- antecede a la propiamente fenicia del templo. Una etapa tercera (que me atrevo a datar del 730 al 650 a.C. aprox) que consideramos "de influjo frigio" y durante la que se mantuvo el altar en forma de cuero, creado en la fase anterior (Carambolo IV). Ara "tauriforme" que debió desaparecer tras ese Carambolo III; desmontándose el lugar de ofrendas que venereaban como cuero curtido con la llegada masiva de púnicos; todo lo que se correspondería a mi criterio al nivel siguiente. La penúltima fase del santuario, elevada por los venidos de Tiro y Sidón, quienes quitarían el altar piel de toro y adorarían a sus dioses en aras parecidas; momento que fechamos como coincidente con el periodo de "los Arganthonios" (desde el 650 al 531 a.C. aprox).
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Por todo ello, la hipótesis de que el tesoro fuera de este estrato tercero, nos obligaría a suponer en una etapa de transición belicosa -o sometida a convulsiones-, entre el Carambolo III y el santuario II. Todo lo que quizás se explicaría por el establecimiento y dominio pleno del Bajo Guadalquivir en manos púnicas trás la fase II (desde mediados del siglo VII a.C.). Marinos fenicios que llevaban un siglo ya asentados en sus bases de la costa Atlántica, pero que probablemente y ante los ataques sufridos en esos decenios en su lugar de origen, deciden hacerse totalmente con el comercio y el poder en la Baja Andalucía. Siendo esta quizás la época en la que fundarían posiblemente Spal (la futura Híspalis) y en un momento en el que quizas hubieron de guerrear con las gentes autóctonas para someterlas o aculturarlas. Todo llo explicaría el enterramiento del ajuar en este nivel III, ante la llegada de los fenicios del Carambolo II y la desaparación del altar tauriforme -ocurrido a mi juicio, hacia el 650 a.C. y a causa de la "invasión" púnica-.
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Pese a lo antes descrito, aún no está claro que aquellas joyas se hallaran dentro de ningún vaso y tan solo se puede afimar sobre su aparición, que estaban rodeadas de fragmentos de barro (de trozos y piezas arrojadas a lo que hoy sabemos era el cenicero ritual del templo). Por lo que es muy difícil definir en qué época se introduce bajo tierra el ajuar, dado que la finalidad de su enterramiento sería ocultarlo (ya que no podemos admitir las teorías que hablan de que el tesoro fuera arrojado a un basurero, tras ser amortizado, o al dejar de utilizarse en el templo). De tal manera podrá entenderse que al inhumar un objeto bajo varios centímetros de cenizas -o de restos- para esconderlo; lo que estamos realizando es ponerlo a una profundidad que se corresponde con una fase histórica muy anterior. Más claro: Si enterramos profundamente una joya en el suelo de una iglesia, lo más probable es que la introduzcamos en una capa arqueológica perteneciente al templo -y al tiempo- previo a ese edificio (muy anterior). De lo que resulta más que difícil saber a qué época pertenece la ocultación y ajuar que estudiamos, tan solo relacionándolo con cuantos restos le rodeaban en el momento de su hallazgo.

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Por lo demás y en mi opinión (ajena a "conocimientos universitarios"), estoy plenamente de acuerdo en considerar que las joyas de El Carambolo pertenecen a la fase III, habida cuenta que en ellas aparecen caracteres luwios. Siendo así, su trabajo de orfebrería correspondería al periodo en el que yo considero llegaron en masa gentes de Frigia hasta nuestras tierras; un tiempo que ha de fecharse entre el 730 y el 696 a.C.. Años en los que el reino de Midas fue destruido y su población obligada a huir de la Anatolia central. Por lo que no sería extraño suponer que aquellos súbditos y nobles del reino neohitita arrasado (por los asirios, cimmerios y finalmente por los griegos), al refugiarse en nuestra península, entablaran muy pronto contacto con el litoral más rico en minas (el que actualmente es Huelva y Sevilla). Ello porque Frigia era un reino conocido por sus riquezas y cuya base económica se hallaba en el oro y en el comercio de los metales. Tanto era así, que ya dijimos había citas históricas que referían como Midas de Frigia había comerciado el estaño (cassiteros) del Atlántico en el Levante mediterráneo. Un primer mercado del llamado "plomo negro", que delataría el contacto entre el monarca neohitita y el Bajo Guadalquivir (con el Atlántico peninsular) al menos ya en el siglo VIII a.C.. -PARA LOS INTERESADOS EN EL TEMA VER http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/07/1.html Y ENTRADAS DE CITA (13) -.
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Por todo cuanto expreso -a mi modesto juicio- creo que el tesoro de El Carambolo, pertenecería a esta fase III -tal como dijo Carriazo-; un periodo que también me atrevo a fechar entre el 730 y el 650 a.C (todo lo que expongo bajo mi intuición personal, ajena al mundo universitario). Ello, porque creo que tras los asedios y destrucción de los reinos neohititas de Anatolia, una parte de aquellos frigios en éxodo vienen a Iberia, lugar donde pudieron comenzar una nueva etapa orientalizante, en la que crean piezas como estas del tesoro tartessio -o la tumba de Pozo Moro-. Finalmente, esta fase III (de influencia hitita) comenzaría a terminarse desde el momento en que los asirios pasan también a atacar Fenicia. Potencia marítima cuyas murallas se vieron de continuo asaltadas y sitiadas por los reyes de Asiria (desde el 672 a.C.), para ser invadida por aquellos babilonios que la "destruyen" cien años después -tras infinidad de asedios en Tiro y Sidón-. Un siglo -del 672 al 752 a.C- en el que muchos fenicios decidirían huir a sus colonias (de Chipre, Italia o Cartago; y a tierras más lejanas, en el Occidente extremo). Momento en el que el influjo y la llegada de los púnicos debió ser ya masiva a nuestras costas y años en los que podemos considerar que se convierte el templo de El Carambolo, en un santuario de Astarté. Finalizando así el periodo de influencia o dominio frigio. Siendo la nueva etapa que se produce, la denominada Carambolo II; una fase que correspondería a su época fenicia y a su penúltimo estrato -justo el anterior a la destrucción y desaparición del santuario-.
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COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Sobre estas líneas, "vaso de los toros", de Montemolín -Marchena, Sevilla- tal como lo exhibe el Museo Arqueológico sevillano (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Fechado en los siglos VII al VI, se caracteriza por la aparición de esfinges y figuras de bóvidos pintadas. Un tipo de alfarería que como ya hemos dicho no existe en costas de Siria ni en las del Líbano (donde se asentaba la antigua Fenicia); y aún siendo orientalizante, tan solo se parece a las cerámicas Chipriotas (al igual que creto-chipriota es el diseño tauromorfo o de "lingote toro", que contienen los pectorales y altares de El Carambolo).
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ABAJO: Urna cerámica del tipo Santuario de la Cruz del Negro, de Carmona (Sevilla) -pieza expuesta en el Museo Arqueológico de Sevilla, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen-. Fechada en el siglo VII a.C. y de tipo tartessio, igualmente solo imita modelos egeos o cretochipriotas.
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3-. El Carambolo II: La fase fenicia o templo de Astarté; fechable -a mi juicio- entre el 672-650 y el 531 a.C..
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Sobre la transición entre las fases III y el nivel II, Escacena y Amores describen del siguiente modo el lugar dónde fue encontrado el ajuar: "En esta etapa, la fosa-basurero donde se enterraron las joyas estaba prácticamente saturada de residuos, porque se había excavado y usado como vertedero sagrado en momentos anteriores del santuario (Carambolo III). En esta etapa del Carambolo II existían aún diversas capillas en el recinto" (14) . Cuanto leemos en la frase anterior, expresa claramente que las joyas fueron "enterradas" y no arrojadas al basurero, trás haber sido amortizadas (dejadas de utilizar) por el templo. Siendo -en mi opinión- muy lógico que el lugar para ocultarlas fuera precisamente aquel en el que tan solo había restos de animales y de ofrendas sacrificales. Un basurero sagrado que creyeron muy seguro como escondite, ya que allí -entre las inmolaciones-, probablemente no buscarían quienes llegaban con ánimos de llevarse o arrasarlo con todo. Una basura que además de sucia para remover, hacerlo sería un acto casi sacrílego; puesto que en los vertederos de templos de este tipo tan solo se depositaban los residuos de inmolaciones (principalmente la sangre y vísceras de los animales ofrecidos, tanto como los restos de vegetales, de ceras, perfumes y de los aceites que se usaban en las liturgias).
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Como dijimos, a esta fase II creemos que pertenecería la estatua votiva de la Astarté que precisamente se fecha en esa época (hacia el 650 a.C.). Lo que obliga a pensar en que las modificaciones que se observan en el recinto, pertenecerían a cambios en los cultos, convirtiendo en esa fase El Carambolo en un templo plenamente fenicio. De hecho, parece ser que es entonces cuando pierde su altar en forma de cuero. Además durante el Carambolo II y a su comienzo, supone Carriazo se habría enterrado el tesoro (al finalizar la etapa tercera). Es decir, que bajo esta hipótesis, las joyas se habían ocultado ante la llegada masiva de púnicos y la caida del mundo autóctono (una cultura que creemos de amplia influencia frigia). Fenicios quienes posiblemente atacaron o subyugaron a las gentes indigenas, para hacerse con el comercio del metal a mediados del siglo VII a.C... Ello correspondería con el periodo legendario llamado de los Arganthonios; monarca (o dinastía) que se dice reinó en Tartessos durante 120 años: Desde el 650 al 531 a.C.. Lo que históricamente concuerda desde la crisis de Tiro y Sidón en Oriente Medio (que termina con la destrucción de Fenicia en el 572 a.C.), hasta la recuperación de Cartago; quienes vencen en Alalia a los griegos -en el 531 a.C- y se hacen de nuevo con el dominio de los mares y del acceso por barco a la Península.
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Siendo así, hemos de considerar que en este segundo nivel ya encontraríamos el templo totalmente fenicio, que probablemenete se mantuvo el culto a Astarté durante esos ciento veinte años y hasta la llegada al Guadalquivir de los de Cartago. Un santuario que cambió el altar autóctono del toro ("taurodérmico" y de los Carambolos IV y III), por la veneración a una Astarte de la colina. La diosa púnica que guiaba a los navegantes y cuya escultura votiva se halló entre los restos de El Carambolo, en lugar próximo a las joyas -pero no en el mismo nivel ni empalzamiento que el ajuar, ya que los obreros manifiestan haberla encontrado un día antes-. Siendo así, la localización en diferente jornada (una previa a la del tesoro) y en una zona un tanto retirada, obliga a concluir que esta estatuilla de Astarté perteneció a otra época y que quizás no fue enterrada al tiempo que las joyas. Sinó que es más posible que su ocultamiento se hiciera en el momento de aparecer los que acaban con el santuario, situando allí una fundición de reciclado. Gentes que en mi opinión eran cartagineses quienes ya adoraban a Tanit; una diosa sincretizada desde las Ishtar púnicas y las ctónicas griegas -pero que no era exactamente esta Astarté-. Todo cuanto puede explicar por qué la estatua es tirada al suelo, o bien ocultada entre los restos del templo, en lugar distinto al ajuar y -a mi juicio- en el momento en que se sabe iban a acabar con el recinto sagrado de El Carambolo (en una "fase primera", que fechamos hacia el 531 a.C.).
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4-. El Carambolo I: La destrucción -por los cartagineses- del santuario (llevada a cabo hacia el 531 a.C.):
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Vimos en nuestra anterior entrada, que la desaparición del recinto sagrado, personalmente la dataríamos entorno al 531 a.C.; tras la batalla de Alalia y con el auge de Cartago. Una destrucción del santuario que creemos fue obra de los "nuevos dueños" del Bajo Guadalquivir (los cartagineses); quienes arrasarían los antiguos dominios de los tartessios y de los fenicios -tanto como sus templos-. Momento en el que parece lógico que los sacerdotes (o los reyezuelos) de El Carambolo enterrasen en el basurero del santuario aquel tesoro y ocultaran la imagen de Astarté; antes huir o de que les dieran muerte las gentes de Cartago. Siendo este el final de aquel recinto sagrado, que sería arrasado y olvidado, como muestra el hecho de que reciclaran todos sus materiales; destruyéndo el lugar de culto y situando en estos días últimos una fundición de reciclado de metal, en el Alto Carambolo.
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"Forja de recuperación de restos" y etapa del yacimiento que Escacena y Amores describen con las palabras: "corresponde en realidad a un momento en que el templo ha sido asaltado y sus ajuares de bronce están siendo fundidos en hornos para su reutilización como simple materia prima. Prueba de ello son los "goterones" metálicos de este episodio, bien identificados con los análisis oportunos" (15) -provocados por el horno al que echarían cuantos enseres en uso y de culto que encontraron, para "reciclar" su metal-. Todo ello nos habla de una razzia que arrasó el lugar sagrado y que lo dejaría en el olvido para siempre; aunque su tesoro no fue encontrado hasta nuestros días (al igual que la imagen de su diosa principal en época fenicia -fase III-). Seguramente al haber ocultado los enseres más valiosos en un lugar en que nadie lo buscaría, como lo fue el basurero ritual (cubierto por toneladas de cenizas pocedentes de sacrificios y por infinidad de restos de las ceremonias).
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COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, caballito ritual de Cancho Roaño (yacimiento tartessio de Zalamea de la Serena, Badajoz), tal como lo exhibe el Museo Arqueológico de Badajoz -al que agradecemos nos permita divulgar su imagen-. Como veremos más adelante, Gómez Peña y Escacena, hablan de las figuras en forma de piel de toro, refiréndose también a los pellejos y curtidos que usaban en la antigüedad como montura. Pues si observamos bien el precioso caballo de la fotografía, es fácil advertir que en sus lomos lleva a modo de "silla ecuestre" un simple pellejo. De lo que hemos de suponer que estas monturas se hacían con una piel doblada (quizás de oveja), cosida y rellenada de algún tipo de acolchamiento (seguramente introduciendo lana). Sea como fuere, la forma de estas monturas es idéntica a las de los templos y altares (tauromorfos) todo lo que quizás nos hace pensar que muy posiblemente la "silla de montar" se relacionara con un trono o con un rango (el ·equestre· o noble). Algo que concedería a este símbolo nacido del simple cuero -o del curtido-, un carácter muy ligado a la aristrocracia y a lo sagrado.
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ABAJO: Fachada de una tienda de curtidos en Salamanca. Observemos que el logotipo del cuero hoy en día es exactamente igual al que hace milenios se usaba para marcar un símbolo sagrado similar. Un diseño que se relacionaba claramente con el dinero y con un modo de cambio (ya que desde lo más antiguo se comerciaba con esas piezas de cuero curtidas, como una forma de moneda). De todo ello derivaría claramente el lingote, como marca de un valor medido en cabezas de ganado, por lo que nunca puede distinguirse bien en esta figura con forma de piel, el símbolo pecuario del pecuniario. Es decir, que es francamente difícil saber en qué momento este diseño del pellejo de buey se entiende como una marca del animal, o como un ponderal numismático y metalúrgico (un lingote, as, talento etc). Por ello considero personalmemente que es muy complejo hablar de que el diseño tauromorfo simplemente simbolizó una piel de toro, sin un sentido ligado a los metales; ya que desde la Creta minóica, el Chipre micénico y la Anatolia hitita (en los comienzos del II milenio a.C.) este signo significaba "lingote", "tierra" o "casa". Al igual que fue el ponderal en el que comerciaron el metal cúpreo por el Egeo, los micenios y los sardos -al menos hasta el fin de la Edad del Bronce-.
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C) LOS ALTARES TAURODÉRMICOS: 

. Pasamos al estudio de los altares en forma de piel de toro, ("tauromorfos", "taurodérmicos" o "coriformes"...), centrándonos primeramente en el hallado en El Carambolo; sobre cuyo hallazgo nos dice Pérez Guerra que: "Una singularidad del altar es su connotación astronómica, estudiada por José Luis Escacena. Su eje longitudinal está orientado de forma, que hacia el Este, apunta justo a la salida del Sol del solsticio de verano, mientras que hacia el Oeste mira al ocaso del Sol en el solsticio de invierno. Lo mismo se ha constatado en otro templo fenicio hallado en el Cerro de San Juan de Coria" (...) La orientación del altar y del templo, sobre todo de la capilla de Baal, garantizaban mediciones precisas de los movimientos solares para establecer el calendario. Fue la parada solsticial del Sol, que durante dos días permanece quieto -sale por el mismo punto del horizonte- para ponerse en movimiento al tercer día, lo que inspiró en las poblaciones semitas antiguas de Siria y Palestina el mito del dios que muere y resucita. La identificación del dios masculino con el disco solar y con el toro eran en realidad símbolos de su omnipotencia. La imagen de bronce de la diosa que guarda el Museo Arqueológico de Sevilla no es una estatua de culto, es un exvoto, una ofrenda a la divinidad por parte de dos fieles que habían recibido un favor especial de ella El tesoro del Carambolo, descubierto hace hoy cincuenta años" (16) .
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El dato aportado por el profesor Escacena -y que recogemos en este caso desde las palabras de Ángel Peréz Guerra- es de enorme valía; ya que tal como Escacena ha logrado descubrir, estos altares tienen una orientación astronómica (fijada desde los equinocios y solsticios). Sabemos que se ha realizado un estudio astrofísico de sus coordenadas, llegando a la conclusión de que el acimut en todos ellos tiene una curiosa variación de 55º. Pero si pudiéramos realizar una observación exacta y una medición minuciosa de la orientación de aquellas aras, se lograría fechar el momento de su construcción. Habida cuenta que existe un error en "cabeceo terrestre" que modifica el eje de la Tierra. Tránsito denominado "precesión de equinocios", por el cual cada primavera -u otoño- se modifica en parte el eje de nuestro planeta. Algo que sucede porque la posición que indica el Norte y nuestro eje -sobre la Esfera Celeste-, se desplaza alrededor del polo. Ya que la rotación no es perfecta y va realizando una elipse, algo que traza un "cono"; recorriendo una circunferencia completa -o perfecta- cada veinticinco mil setecientos setenta y seis años (periodo conocido como Año Platónico, en el que el eje terrestre regresa al mismo punto). De cuanto decimos y conociendo que hacia el 1000 a.C., el Norte puro se situaba en el centro de las estrellas denominadas Draganis; y que ese mismo punto cardinal, ya en el 400 a.C., estaba en nuestra Estrella Polar. Resultará que si medimos con exactitud el Norte que marcan estos altares (de El Carambolo, de Coria, Malaka y etc); conociendo la distancia entre el verdadero Norte puro hoy y el que señalan aquellos como el del momento en que se erigieron. Podrían fecharse con bastante exactitud los referidos altares y edificios taurodérmicos; simplemente observando la diferencia entre Draganis y la Polar, que aquellas aras señalarán como "su" Norte.
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Siguiendo con las teorías sobre los altares que estudiamos -su significado y sus usos- Alvaro Gómez Peña recoge y resume las últimas ideas y tendencias en una de sus obras (17) . Exponiendo que podemos definir dos principales corrientes, muy marcadas y diferenciadas: "De una parte, la de aquellos que ven los taurodermos en general, y los altares de esta forma en particular, como propios de la población residente que habitaba en el suroeste a la venida de gentes orientales, habiéndose asumido dicho perfil como símbolo identitario de la élite fruto de su introducción en los circuitos mediterráneos del comercio del metal (Celestino Pérez, 1994, 306-309; Murillo et alii, 2005, 16-17; Gómez Toscano, 2009; Fernández y Buero, 2010). Quienes así opinan, basan su argumento en la existencia de lingotes de cobre de la misma forma fechados en la segunda mitad del II milenio a. C., por lo que son estos lingotes los que servirían de inspiración a los altares, negando que en oriente existan ya tales aras con idéntica forma". Mientras de un modo casi opuesto piensan otro grupo de investigadores que suponen: "la segunda de las interpretaciones aquí defendidas, (que) ve en estos altares la continuidad en suelo ibérico de tradiciones litúrgicas orientales traídas a occidente por poblaciones de aquel lado del Mediterráneo, idea basada en la comparación de smiting-gods y representaciones en cilindros-sellos chipriotas y ugaríticos con los contextos hispanos (Escacena, 2007; Escacena y Coto, 2010; Gómez Peña, 2010)" (18) .
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El resumen de ambas teorías podría sintetizarse en que existen dos interpretaciones acerca de aquellos modelos "piel de toro": Primero, quienes creen que este diseño en "pellejo" es autóctono y fruto de una tradición milenaria, unida al lingote y al mundo del Bronce. Mientras un segundo grupo de expertos, afirma que estos son una importación llegada desde Oriente, en épocas del inicio del Hierro y cuyo significado está simplemente unido al toro (dios), no al mundo del lingote ni del metal. De ellas, la primera hipótesis se denomina PANLINGOTISTA, y se cuestiona si los altares (junto a aquellas figuras "piel de buey") son una creación autóctona y nacida de la cultura tartésica, o si por el contrario ya existían sus precedentes en el Mediterráneo Oriental. Una teoría "panlilongista" que se plantearon varios investigadores en los años ochenta y al descubrir diversos objetos "taurodérmicos" en numerosos yacimientos; como son por ejemplo: La fuente hallada en la tumba 16 de la necrópolis tartessia de la Joya (en Huelva, 1978), donde observan formas similares al pectoral de El Carambolo; diseño que más tarde verían se repetía en la planta y suelo del cenotafio de Pozo Moro (Almagro Gorbea 1983), tanto como en diversas tumbas (ver imágenes arriba). Esta hipótesis panlilongista es rebatida por Gómez Peña preguntándonos que: "cabría plantearse la siguiente cuestión: Si los altares son una creación controlada por la población autóctona dado que no existen ejemplares en oriente, ¿por qué pensar que la élite tartésica usó los lingotes como símbolo para sus aras, si no han aparecido tales lingotes en toda su área de influencia?" (19) .
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COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, un molde y hachas de la Edad del Bronce (hacia el siglo X a.C. y propiedad del Museo Arqueológico de Sevilla, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Procede de un depósito de Huelva cercano al lugar donde se produjo el famoso hallazgo en la Ria en 1923, que al parecer pudo corresponder a un culto funerario. Ceremonias mortuorias cuyos ajuares pudieron ser las armas halladas en la Ria, al haber "inhumado" bajo las aguas los cadáveres (que una vez cremados, serían arrojados a la desembocadura o al mar). Como podemos observar en la imagen, la línea de las afiladas formas de su bronce, mucho se asemeja a los lingotes "piel de buey"; principalmente a los cretenses cuyo diseño era muy parecido al "hacha doble" (bipenna adorada en esta isla y denominada Labrys). Aquel arma de doble filo era uno de los símbolos más venerados en toda la cultura minóica; civilización comerciante, que transportaba por mar del cobre -desde las más lejanas tierras- y que dió una forma casi igual a sus "ponderales" de bronce. Por su parte, los minóicos adoraban al toro (o al hombre astado) en la forma del "totem del mal". Un Minotauro, hijo de la reina y un "bos", que cuidaba del palacio de Cnossos y cuyos rituales se realizaban en el lugar que tomaba nombre del hacha doble: El Laberynthos (coronado por la bipenna). Símbolos, religión y tradiciones del mundo del Bronce mediterráneo, que se mantuvieron hasta muy entrada la Edad del Hierro; y que fueron seguramente importados hasta nuestras tierras al heredarlos Chipre (la "sucesora" de Creta que colonizó, en parte, el litoral ibérico).
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ABAJO: A juicio de algunos autores, hasta el siglo VIII a.C. no habría aparecido esta forma de "lingote" o de "piel de buey" en la Península. En la imagen podemos observarla en un torques hallado en el Viso de Córdoba y fechado hacia el siglo X a.C. -propiedad del Museo Arqueológico Nacional, al que agradecemos nos permita divulgar su foto-). Donde en sus remates vemos dos piezas decorativas con la forma de hacha doble, que mucho se asemeja al lingote de Creta y a las posteriores formas "taurodérmicas" que contienen los objetos tartessios (tan solo uno o dos siglos posteriores a este collar aparecido junto al Bajo Guadalquivir).
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Continuando con las teorías sobre los altares "tauromorfos", su segunda hipótesis comunmente se considera de J.L. Escacena (seguida por Izquierdo y Gomez Peña, entre otros). Idea que se denomina TAURODÉRMICA y que ve en esos altares el reflejo directo de la piel de un bóvido -sin otro significado, ajeno al del cuero-. Existiendo a su vez dos vertientes, entre aquellos que la siguen: Primero, los que consideran la figura y forma en pellejo tan solo ibérica (o autóctona); mientras un segundo grupo, cree que aquel modelo sería el producto de formas mediterráneas o asirias importadas (20) . Por cuanto en lo que concierne a su origen, para Gómez Peña, estas procederían de Oriente Medio; más concretamente de Asiria, donde habría permanecido como modelo heredado del II milenio, siendo usado hasta el siglo IV a.C. (señalando este autor varios palacios de los siglos IX al IV a.C., en los que pueden observarse frescos y esculturas semejantes a los referidos altares). Habiendo llegado hacia el 700 a.C. aquel símbolo tauromórfico a la Península a través de Ugarit y Chipre; culturas en las que existen estas figuras, junto a dioses y varias formas sagradas relacionadas con ellos (21).
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Pese a todo, y acerca de la teoría que presenta Gómez Peña, hay que preguntarse por qué son anteriores los objetos "taurodérmicos", en las culturas minóicas y micénicas, que en la zona de Asiria. Habida cuenta que en Creta y en Chipre -tanto como en Anatolia-, aparece ya a comienzos del II milenio ese símbolo; siendo este hasta un ideograma -o un alfasilábico- en sus lenguas. Un signo de escritura en forma de piel de buey con el significado de "lingote" -en cretochipriota- y de "casa" en idioma hitita. Además, los "talentos tauriformes" también existían en Cerdeña, debido a que su cobre se exportaba así fundido -entre los siglos XIV al XI a.C.-. De lo que muy extraño resulta que la venida hasta Iberia de aquella forma precisamente se deba a la influencia asiria; ya que ese signo constituía una de las señas de identidad más importantes del mundo marinero cretochipriota y de los que comerciaban el cobre (un metal cuyas minas principales estaban por entonces, en el Suroeste de España). Por todo cuanto creemos personalmente, que la importación de esta figura taurodérmica -o del lingote- se debería a gentes venidas desde Chipre (e incluso de Cerdeña), entorno al siglo VIII a.C.; cuando en esta isla del cobre aún pervivían los restos de la civilización minóico-micénica. Una cultura nacida en Creta, refugiada en Chipre y que se mantuvo en su forma de escritura y lengua, hasta el siglo V a.C.; perdiéndose tan solo con la llegada de los griegos a ese piélago (sito frente a la antigua Fenicia).
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Todo lo escrito, nos hace hipotetizar que aquel gran islote llamado "del cobre" (cupré o Chipre) fue la tierra desde la que seguramente nos llega el denominado "keftiu". Un emblema que fue el más significativo entre las culturas orientales marineras y comerciantes del metal, durante el Bajo Bronce (quienes hubieron de llegar hasta el Atlántico en busca de minas). Siendo aquella forma de buey un ponderal monetario que relacionaba el bronce con el cuero (o el valor del ganado). Como modo de comerciar en base al valor "buey" y "oro-plata-cobre"; tanto, que convertiría al arma bipenna en un signo de escritura. Un carácter igual al "hacha doble" que -por ejemplo- en idioma ibero corresponde a la sílaba "ko". Y por cuanto explicamos, será fácil entender por qué existe un vínculo inseparable entre los "taurodérmico" y el metal -más concretamete el bronce-. Habida cuenta que el bóvido era el dios de la guerra y sus astas simbolizaban las armas, cual dos bipennas; a la vez que su cuero y su carne (la cabeza de ganado) eran la base de la economía, por lo que se constituyen en una forma de contabilizar -o de tasar- las mercancías: El patrón "keftiu".
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COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, cuadro de signos comparativos dibujado por mí. En ellos podemos ver los caracteres similares en los alfasilabarios y silábicos: Iberos, hititas-luwio; de Creta y de Chipre. Observemos el signo "KO" (go) y el "BO" (po), que corresponde a un hacha doble y se asemeja al "labrys". Por su parte, ya vimos que esa forma de piel en Creta y Chipre -durante el II milenio-, era un ideograma cuya traducción es "lingote"; mientras en la Anatolia hitita y neohitita, se leía como "casa" . Por lo demás, añadiremos que el luwio es casa (cuyo alfasilabico conservaba ese carácter) y era el idioma en que escribían aún los frigios en el siglo VIII a.C.. Unas gentes que se sabe arriban a nuestras tierras; de lo que las plantas de los edificios (como Pozo Moro), o las tumbas así diseñadas y los altares taurodérmicos, quizás tienen sus orígenes más cercanos en el signo neohitita -o frigio-: "casa", "hogar" "terreno, territorio".
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ABAJO: Fresco egipcio perteneciente a una tumba de Tébas, Valle de los Reyes (hacia el siglo XIV a.C.). En el grabado se escenifica "la pesada" de oro por parte de un funcionario; una profesión de "ponderador oficial" que pudo ser equivalente a la nuestra de notario o agente de bolsa -oficio en el que una persona de plena confianza, autorizada por el templo (o por el faraón), ejercía la profesión de testar la autenticidad de los valores comerciales-. En la imagen se observa en la parte alta la tasación de la mercancía en oro, marcándose un número y su equivalente en signos (mientras sobre la balanza se sitúan los famosos anillos áureos, unas piezas circulares de oro puro que en el Egipto Antiguo eran usados como dinero). A nuestra derecha se pondera su equivalente en cabezas de ganado, cuya conversión al valor en metal, se expresa en jeroglíficos sobre la balanza. Poniedo en los signos de lado izquierdo -según leo, y sin poder confirmarlo- "50" y "42" "tres veces escuchado" (quizás testado); mientras a la derecha se suceden numerales de mil y de diez mil, en la forma 36.000.
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Por su parte, en anteriores artículos ya vimos como en Roma, el sueldo de un soldado equivalía a un buey mensual, que a su vez eran 30,5 denarios (uno al día). Siendo así y dado que el denario pesaba unos 2,3 gramos; ello supone que en 70 gramos de plata se estimaba en la tasación de un gran becerro (y como el cambio oro-plata estaba entorno a 1x30; se puede calcular que en época romana un buey se valorase aproximadamente en 2,3 gramos oro). Por cuanto hemos expresado en todos nuestros estudios, la ponderación en "bueyes", "pieles" o cabezas de ganado, era necesaria para dar a conocer el precio real de los metales; siendo un hecho que desde los tiempos más remotos se relacina la "res" con "el peso" (llámese As, talento, óbolo, dracma etc). Tanto que debido al hecho de que la escritura comienza con las cuentas de mercados, la primera letra "A" se corresponde con una cabeza de res dada la vuelta. Un signo similar a la testa de un toro volteada, que servía como modo de contabilidad en los sistemas de escritura protosináicos. Por lo que ese otro símbolo a modo de piel (que también existía en los jeroglíficos egipcios) podía tener un carácter muy similar y haberse iniciado durante el Bronce, como un simple ponderal (similar a la A) y por lo tanto con el significando "lingote" = "valor buey" (todo lo que se sigue produciendo en el As o en las medidas antiguas; unos pesos, monedas y "talentos" que solían llevar un toro como efigie esculpida en su metal).
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Continuando con el estudio estos altares "corimorfos", sabemos que hay solo tres ejemplares conocidos hasta hoy; todos fechados en la primera mitad del I milenio a. C. (uno en El Carambolo, dos en Coria del Rio y uno en Malaka). Sobre ellos, Gómez Peña también escribe: "guardan estrechas similitudes con los elementos representados en los cilindros sellos (de Ugarit). No ya sólo por la forma de los propios altares, sino por su orientación astronómica, las marcas circulares ennegrecidas en su interior, la existencia de huecos para las asherah al lado de los ejemplares de El Carambolo y de Caura, y lo que se ha sabido más recientemente, la constatación de sebo de intestino de oveja o de cabra entre las huellas de combustión aparecidas en la superficie del altar de Caura (Escacena y Coto, 2010, 163)" (22) .
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Aunque para Escacena el significado del cuero y su símbolo de piel está en ellos tanto más claro, considerando que realmente eran esos lingotes los que copiaban el diseño de un pellejo. Expresando este profesor con gran acierto que: "en todo caso, los lingotes también imitaban a las pieles. No hay por tanto una deuda directa en esta ocasión con el lingote de cobre chipriota. Como mucho, entre estas joyas, los altares y los lingotes existe una relación de parentesco evolutivo basada en una `plesiomorfía´, es decir, en el hecho de compartir caracteres primitivos sustentados en una inspiración ancestral común" (23) . Siendo innegable la existencia de la llamada "plesimorfía" en todo el Mediterraneo antiguo, como copia y repetición de los símbolos a lo largo de sucesivas épocas y sin una relación cultural demostrable. Muy interesante es la idea que aporta este autor, considerando que quizás aquellos extremos de las "pieles" se correspondan a lo que son los cuernos de altar en otras civilizaciones orientales (24) .
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Finalmente el prof. Escacena nos dirá que el altar del Carambolo, usado durante las etapas IV-III "representa una modalidad extremadamente esquemática del mismo símbolo", con "un pellejo de grandes proporciones que sirve de montura de caballería" . Aunque por "la forma y los colores del altar de Caura, señalan cómo se curaban las pieles entonces" siendo "un prototipo mental impuesto por el dogma y/o por el objeto copiado. En este caso se trataría del prototipo más realista por su extremado parecido formal y cromático con las pieles auténticas" (25) .
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A todo lo que me atrevo a añadir (rogando disculpas por mi intromisión) que quizás en estos estudios que hemos recogido, falte un análisis que explique y exponga más claramente la relación entre los pectorales (frontiles o efod) del tesoro, y los altares de El Carambolo. Puesto que siendo la teoría de Escacena que aquellos adornos eran enjaezamientos para que los lucieran los toros sobre la frente (antes de inmolarlos en el ara con igual diseño). No se entiende bien las razones del por qué habían de guardar esta forma de pellejo, los ornamentos litúrgicos; ya que en Roma, en Egipto y en gran parte del Mediterraneo, se adornaba el frontil del bóvido sagrado (Apis, Epafo, Hathor etc) con formas más esquemáticas, tales como una mitra, un triángulo o bien con un disco lunisolar. Siendo una carácterística absolutamente peninsular, que los toros lucieran en su testud objetos metálicos similares al lingote o al cuero (tal como vemos sobre la frente de los astados esculpidos de Villajoyosa o de Monforte del Cid). Todo lo que sin duda une el sacrifico ritual llevado a cabo el altar luciendo ese diseño (decorado de aquellos frontiles o pectorales), con una industria y un comercio (del curtido, de las pieles, de monturas y quizás -más seguramente- del metal cúpreo).
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Por último y al margen de todo lo expuesto, añadiremos que el prof. Gómez Peña, menciona que hay unos cincuenta ejemplos taurodérmicos de la Edad del Hierro, en nuestra Península. Objetos, enseres y decoraciones, que se hallan en plantas de edificios, altares, tumbas y joyas; y en las que se aprecia claramente esa linea del pellejo de buey (como una forma sacralizada o de ornamentación con un sentido simbólico). Por nuestra parte añadiremos que con toda seguridad habrán de contabilizarse -antes o después- muchas más de las cincuenta referidas. Debido a que no se ha contemplado recientemente la inclusión de aquellas que pertenecen el mundo propiamente ibero (entre los siglos V al I a.C.). De tal manera, M. ROSARIO LUCAS PELLICER y ENCARNACIÓN RUANO RUIZ, en 1988 ya referían gran cantidad de diseños "taurodérmicos" o de "lingote chipriota" entre el armamento y los motivos ornamentales celtibéricos. Pese a ello, parece que últimamente no se ha tratado mucho sobre la permanencia de ese símbolo en nuestras tierras (al menos, durante épocas muy posteriores a Tartessos). Todo lo cual creemos debiera estudiarse en profundidad, habida cuenta que puede aportar nuevos resultados sobre ese diseño tauromorfo y sus significados en la Península Ibérica.
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COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Sobre y bajo estas líneas, dos capiteles del yacimiento llamado Cortijo del Ahorcado, de Baeza (Jaén) -agradecemos al Museo Arqueológico Nacional, propietario de las piezas, nos permita divulgar las fotografías-. En los siguientes párrafos veremos como en estos ejemplos de arquitectura ibera -tanto como en otras muchas piezas coetáneas y posteriores-, pervivió el diseño sagrado ibérico de la piel de toro.
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D) PERMANENCIA EN EL MUNDO IBÉRICO Y CELTÍBERO, DEL SÍMBOLO SAGRADO TARTESSIO "PIEL DE TORO" (O "LINGOTE").

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Quizás uno de los temas que menos se han tocado actualmente es la "supervivencia" y significado posterior de esa forma "de cuero curtido"; que igualmente fue usada por los iberos hasta época romana. En lo que se refiere a ello, Gómez Peña afirma que el "pellejo de buey" permanecerá fundamentalmente en el mundo escita y tras el siglo IV a.C, dando como referencia algunos objetos del Cáucaso que lo contienen (26). Siendo este un dato que nos parece de suma importancia, puesto que siempre hemos mantenido que Midas, y el reinado frigio de la dinastía de Gordion, nos parecen a todas luces de origen y costumbres escitas. Una procedencia y cultura escita de Midas, que explicaría no solo su "amor al oro", sino también la aparición de ese mismo símbolo "lingote" entre las tribus caucásicas y posteriormente en las peninsulares -ya que Iberia, de seguro, fue visitada (y aculturada) por los frigios-. Aunque también resulta evidente que el diseño o dibujo "piel curtida" gozaba de una enorme importancia en las tribus de nuestra tierra, tanto que permaneció entre los iberos durante siglos (tras la caida de Tartessos y -al menos- hasta la llegada de Roma).
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Este último es un hecho que ya estudié "en profundidad" desde comienzos de los ochenta y que pude confirmar al leer el trabajo de M. ROSARIO LUCAS PELLICER y de ENCARNACIÓN RUANO RUIZ. Obra publicada hace unos veinticinco años, e intitulada: "El Cortijo del Ahorcado (Baeza, Jaén) estudio de los restos arquitectónicos de época ibérica"; donde se analizaban los pormenores de muchos restos y piezas iberas que contenían este símbolo. Refiriéndose a los capiteles del mencionado Cortijo Del Ahorcado (cuya imagen podemos ver sobre estas líneas), no solo como ejemplos de arquitectura en que claramente se observa esculpida la "piel de buey". Sino que además, Lucas Pellicer y Ruano Ruiz, los relacionaban con el mundo minóico. Afirmando que el tipo de "cabeza" y su columna, eran iguales -o casi idénticas- a muchas de las cretenses -representadas en objetos y pinturas como las de Hagia Triada o de Micenas- (26) .
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Todo lo cual contiene un gran misterio, habida cuenta que entre Hagia Triada (yacimiento perteneciente a la etapa de Los Palacios en Creta -anterior al siglo XIII a.C.-) y el Cortijo del Ahorcado, hay un milenio de distancia histórica. Pese a lo cual su "nudo" o su nexo podrìa hallarse siempre en Chipre, donde hacia el siglo X a.C. huyen los cretenses (micenios ya) al invadirlos los dorios (unos nuevos dueños de Creta, que serían más tarde "convertidos en griegos"). Siendo así, sabemos que gran parte de los que escapan del área de Micenas, se refugian en tierras chipriotas o de Canaan; conformando algunos hasta tribus judías (al admitir los hebreos a esos micenios entre los suyos, principalmente a los de Golán). Mientras otros conviven con los fenicios, tomando principalmente el nombre de "filisteos". Por último, una gran mayoría de los escapados de Creta tras la invasión doria, se establecen en la cercana isla de Chipre; donde continuaron con sus costumbres, su forma de escritura alfasilábica y su economía basada en el comercio marítimo. Gentes que sin duda colonizaron el Sur peninsular, tal como muestra la afluencia de cerámicas turdetanas anteriores al siglo V a.C. similares a las chipriotas arcaicas; o el mismo alfasilabario ibero, que goza de una gran parte de caracteres de ascendencia creto-chipriota.
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Por todo lo que explicamos, existe la posibilidad de que los modelos, las formas y hasta los cultos de la Creta minóica -tanto como los símbolos y ornamentos-; llegasen a tierras iberas, aún muchos siglos después de su desaparición en el lugar de origen. Todo lo que es perfectamente razonable habida cuenta de que en Chipre y en Canaan pervivieron los herederos de Micenas, huidos a estas islas y costas trás ser invadidos por los "griegos" -donde se refugian desde el siglo XII al X a.C.-. Cuyo idioma y escritura minóico-micénia, perduró al menos por seis siglos en la isla chipriota. Habiendo sido precisamente ese signario cretochipriota principalmente los símbolos del que descienden gran parte de los caracteres del "alfabeto" ibero (que nace antes del siglo VI a.C. en Turdetania y está en uso en la Península, hasta nuestra era). Por todo cuanto es perfectamente posible pensar que también permanecieron hasta épocas muy posteriores, otros símbolos llegados desde esa isla -o desde las costas de Oriente Medio- e igualmente pertenecientes al mundo minóico o micénico (desaparecidos casi quinientos años antes en su lugar de origen). Un hecho que para entenderlo mejor diremos que puede compararse a la divulgación del latín y los libros impresos en este idioma. Que aparecieron por primera vez en América, casi mil años después de que esta lengua hubiera quedado prácticamente en desuso en Europa. Todo lo que se debería simplemente a que nuestra cultura asienta las bases en la romana, del mismo modo que la chipriota y parte de la canaanea, tenían como cimientos en la micenia y en la minoica.
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COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Sobre estas líneas empuñadura de la falcata de Almedinilla, según Cabré (en archivo del MAN -agracedemos al Museo Arqueológico Nacional nos permita divulgar la imagen). En ella podemos ver tres detalles que se relacionan con el mundo tartessio y el de los altares estudiados -las hemos resaltado junto a letras-. Primero y en rojo, la típica marca del lingote, el hacha doble que lucen muchísimas falcatas. En segundo lugar y en letras azules, una hoja de curtidor o bien un filo de hacha, igualmente común a los damasquinados de estas espadas iberas y que ratifica que la anterior marca es la del lingote-hacha-piel de toro. Finalmente y con letras verdes, hemos destacado la figura clara de la cabeza del caballo; por lo que se puede relacionar la marca referida antes como una bipenna (en rojo) con la montura de el equino -al estar en su parte trasera-.
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ABAJO: Uno de los más famosos ajuares hallados en Pintia, al que se denomina comunmente como el de la tumba del puñal tipo "Monte Bernorio". Encontrado por los profesores Sánz Mínguez y Romero Carnicero (cuya labor en Pintia es inigualable); se trata de un arma vaccea, perteneciente a un ecuestre o reyezuelo de la antigua "capital" pinciana -al que suponen fue enterrado bajo algunas de las losas decoradas con figuras zoomorfas-. Observando estas armas celtíberas, resulta muy curioso que una gran parte de sus conteras lleven de esa figura a modo de cuero (o lingote tauriforme) al final de su vaina. Ello posiblemente porque se relaciona con el curtido (que protege el arma) o bien por ser el símbolo del metal y de la guerra -de la bipenna, que desde tiempos inmemoriales significaba el dios de la batalla-.
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Siguiendo con el estudio de Lucas y Ruano, estas autoras mencionan numerosos casos de objetos ibéricos con iguales formas, semejantes al "labrys" cretense. Entre los que destacan por ejemplo: Una fíbula del Instituto Valencia de Don Juan y varios colgantes del mismo centro (de los que la imagen de uno áureo, publicamos al inicio del presente artículo). Una Vasija de Numancia, o el detalle de la falcata de Almedinilla (que hemos visto, según Cabré), tanto como el del broche de La Osera. Siendo numerosas las conteras de puñales de tipo Miraveche -y otros como Cogotas-, que llevan en su punta esa figura que bien parece un hacha doble (28) . Todo lo que relacionan las referidas Ruano y Lucas, con altares hititas, que en palabras propias de las autoras son: aras sacrifícales o `mesas de ofrenda´, como las representadas en los relieves hititas de Alaca Hüyuk (K. Bittel, 1976, fig. 214) es posible intuir un remedo de los fustes verticales coronados con cajas prismáticas" (29). Hablando posteriormente de los pectorales del tesoro de El Carambolo, de la planta del edificio de Pozo Moro e incluso con algunas joyas iberas, que guardan el mismo signo (30) .
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Pasando a comentar al final de su estudio, que este esquema semejante al hacha doble es adoptado por gran parte de las conteras de la meseta que copian el tipo Miraveche-Monte Bernorio y que se repite incluso en las pinturas de Numancia. Concluyendo que esas vainas y decoraciones celtibéricas, junto a las columnas del Cortijo del Ahorcado, oscilan en una datación que varía entre los siglos IV al II a.C.. Periodo en el que podemos estar seguro pervivió esa forma de "pellejo" como adorno o bien como símbolo sacro (31) . Por lo demás y para terminar el presente artículo, diremos que he podido ver una figura muy semejante en un colgante de oro que conserva la Fundación Fontaneda (en el castillo de Ampudia), que tiene un gran parecido con el que el Instituto Valencia de don Juan conserva. Tratándose el segundo de un aplique en oro procedente de Asturias que contiene la misma forma que el de Fontaneda. Adornos ambos que se fechan en época anterior a la romanización, considerándose el de la colección de Ampudia como procedente de un yacimiento ibérico palentino (a mi juicio, seguramente cercano al Monte Bernorio). Además, y como podemos observar en la última imagen; hemos podido hallar muestras de que el diseño pervivió hasta el final de la etapa visigoda. Desconociendo personalmente si esta decoración en forma de piel, es un ornamento que existe en las piezas godas de toda Europa o tan solo en las hispanas (pues de ser tan solo un diseño que lucían los visigodos, podríamos estar claramente ante la pervivencia de un modelo ibero o tartessio, desde el siglo VI a.C. y hasta el VI d.C.).
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COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, conteras vettonas tal como las expone el Museo de Valladolid Fabio Nelli (al que agradecemos nos permita divulgar su imagen). Resulta muy curioso ver en ellas que las formas son discoidales (izquierda) o del "labrys" a la derecha; todo lo que hace deducir que su significado es solar o lunar. Ello cuadra con lo que exponen Ruano Ruiz y Lucas Pellicer al observar en uno de los capiteles del Cortijo del Ahorcado dos medias lunas contrapuestas que forman el "hacho doble" o pellejo. Cuanto advertimos haría ver en aquel símbolo un significado lunar y por lo tanto de nuevo la identificación de la res y el astado con la luna-sol (tal como se observa en los tocados de Isis y Hathor, visión del toro unido a la Luna que incluso ha quedado en nuestras tierras a modo de leyendas o en la sabiduría popular).  Abajo, hebillas visigodas de los siglos V y VI del tipo llamado Simancas; observemos que la primera claramente conserva el mismo diseño en forma "piel de buey".
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CITAS:
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(6): JOSÉ LUIS ESCACENA CARRASCO; ÁLVARO FERNÁNDEZ FLORES Y ARACELI RODRÍGUEZ AZOGUE; en "SOBRE EL CARAMBOLO: UN HÍPPOS SAGRADO DEL
SANTUARIO IV Y SU CONTEXTO ARQUEOLÓGICO", del Archivo Español de Arqueología 2007, vol. 80, págs. 5-28. Escriben textualmente: Tuvo "Carriazo, la idea de que allí existió un templo (que) fue adelantada en realidad de forma explícita por A. Blanco Freijeiro (1979: 95-96), quien imaginó un santuario tartésico ubicado en un asentamiento también tartésico. Pese a reconocer las fuertes influencias orientales, especialmente en el tesoro que dio fama al yacimiento, no reparó en que el exvoto de Astarté del Museo Arqueológico Hispalense, cuya procedencia del Carambolo él mismo aclaró (Blanco 1968: nota 5), sugería vínculos fenicios. Contaba con tanta fuerza el axioma «fenicios en la costa/tartesios en el interior" (pag 1)

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Acerca de la idea de que fuera un templo de Astarté, que se propone sobre los años setenta; afirman Escacena y Amores en -REVESTIDOS COMO DIOS MANDA. EL TESORO DEL CARAMBOLO COMO AJUAR DE CONSAGRACIÓN, por JOSÉ LUIS ESCACENA CARRASCO y FERNANDO AMORES CARREDANO en SPAL 20 (2011 -, que: "Blázquez acogió favorablemente la idea de A. Blanco acerca de la posible existencia en el Carambolo Alto de un lugar de culto, por lo que aceptó que en aquel cabezo se habría adorado a Astarté, y que el tesoro formaría parte del ajuar litúrgico de los ritos dedicados a esa diosa" (pag 5).
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(7): Siendo así, los mismos autores en la obra referida en cita anterior, expresan: "La primera construcción protohistórica sobre el Carambolo corresponde al Santuario V. Se trata de un pequeño edificio con orientación astronómica solar. La entrada se abre al este, dispuesta en concreto al orto del solsticio de verano, mientras la trasera da al oeste, hacia el ocaso del solsticio de invierno. Se trata de un templo sencillo compuesto de tres estancias: una de entrada, que parece patio, y dos al fondo cubiertas y más pequeñas, la meridional con un altar circular en su centro" -pag 11, op. cit en (6)-
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(8): "La primera ampliación de esta estructura más antigua corresponde al Santuario IV. La modificación consistió en levantar un edificio simétrico que tenía como centro y fondo el templo prístino, convertido ahora en patio. Así, surgieron al sur y al norte respectivamente de este nuevo patio dos habitaciones alargadas que contaron en su día con hogares y otras estructuras relacionadas con el funcionamiento cotidiano de un santuario: un horno, vasijas entibadas, hogares, molinos, etc. Abundan en este contexto los restos de fauna y las cenizas, señal de que se trataba de una zona tal vez destinada a la preparación de los sacrificios. A su vez, a ambos lados de estos compartimentos se construyeron sendas capillas: una en el flanco norte para Astarté y en el lado sur para Baal . El centro de la capilla o abernáculo meridional lo ocupó un gran altar en forma de piel de toro extendida sobre el suelo, fabricado mediante un suave rebaje del pavimento de tierra apisonada, luego pintado de rojo. La combustión de las ofrendas sobre este altar originó un gran círculo rubefactado" -pag 11, op. cit en (6)

. (9): TARTESSOS Y EL CARAMBOLO, Juan de Mata Carriazo; Madrid 1973 Pag. 234
. (10): CONSULTAR EL ESTUDIO PUBLICADO EN LVCENTVM XXX, 2011, PAGS 9-24; "NUEVOS DATOS SOBRE LOS ALTARES TAURODÉRMICOS ASIRIOS Y ESCITAS Y SU SIMBOLOGÍA" NEW DATA ON ASSYRIAN AND SCYTHIAN BULL-SKIN-SHAPED SHRINES AND THEIR SYMBOLISM // por : ÁLVARO GÓMEZ PEÑA de la Universidad de Sevilla
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(11): REVESTIDOS COMO DIOS MANDA. EL TESORO DEL CARAMBOLO COMO AJUAR DE CONSAGRACIÓN JOSÉ LUIS ESCACENA CARRASCO y FERNANDO AMORES CARREDANO // Pag. 6, 7 y 8 // SPAL 20 (2011): 107-14

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(12): Juan de Mata Carriazo, en TARTESSOS Y EL CARAMBOLO (Madrid 1973, pag 202) expone que la cerámica que acompañaba al ajuar era la del tipo Carambolo III.
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(13): Para consultar algunos de nuestros artículos en los que exponemos la relación entre el mundo frigio y el tesoro de El Carambolo, VER:
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- LA INSCRIPCIÓN DE LA DIOSA FRIGIA KU-BABA EN EL COLLAR DE EL CARAMBOLO; PARTE PRIMERA: Posibles cultos a Cibeles en Tartessos. (De "Lo invisible en la mitología": Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte LXVIII). ANÁLISIS DE LOS SELLOS DEL COLLAR DE EL CARAMBOLO, LLEGANDO A LA CONCLUSIÓN DE QUE EN ESTE SE HALLA ESCRITA LAS PALABRAS NEOHITITAS DIOSA KU(baba) -Cibeles- http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/10/blog-post_26.html
- LA INSCRIPCIÓN DE LA DIOSA FRIGIA KU-BABA, EN EL COLLAR DE EL CARAMBOLO; PARTE SEGUNDA: Cultos y ritos heredados desde Frigia. (De "Lo invisible en la mitología": Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte LXIX). LOS MISTERIOS DE ATTIS Y CIBELES Y SU RELACIÓN CON RELIGIONES EXPORTADAS AL OCCIDENTE, EL COLLAR DE EL CARAMBOLO Y SUS SELLOS http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/10/blog-post_28.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los Bueyes de Gerión en el Tesoro del Carambolo (Parte V: Análisis de las formas y del trabajo en la orfebrería -comienzo en la interpretación de sus símbolos ornamentales-). VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-y-y-1.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los Bueyes de Gerión en el Tesoro del Carambolo (Parte VI: Análisis de los símbolos. Conclusiones: ¿Relación entre El Carambolo y el rey Midas?) .-COMENZAMOS A ESTUDIAR LA POSIBILIDAD DE QUE EL ORIGEN DEL DISEÑO EN EL TESORO DE EL CARAMBOLO SEA ANATOLIO- VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-2.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los Bueyes de Gerión en el Tesoro del Carambolo (Parte VII: Algunas ideas y conclusiones ya apuntadas; orientaciones sobre el carácter ibérico y la herencía del Bajo Bronce; en las joyas de El Carambolo ). VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1_19.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGIA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de EL Carambolo (Parte VIII: Simbología neohitita en las joyas; un tesoro de rasgos frigios que bien pudo ser hecho, o regalado a Arganthonio, por el rey Midas).-DESDE ESTA ENTRADA EXPONEMOS QUE EL DISEÑO DE EL TESORO DE EL CARAMBOLO PUEDE SER FRIGIO O NEOHITITA- VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-9-8.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÏA: Los bueyes del rey Gerión en el tesoro de El Carambolo (Parte IX: Interpretación y traducción de los símbolos en las joyas). -DESCUBRIMOS QUE LOS SÍMBOLOS QUE CONTIENE EL COLLAR DE EL CARAMBOLO, SON LETRAS DEL SILABARIO NEOHITITA (LUWIO), PUDIENDO TRADUCIRSE COMO "dios y rey"-VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-7-9.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de EL Carambolo (Parte X: Los descendientes del rey Midas y su posible tumba en Chinchilla del Monte Aragón -el monumento neohitita de Pozo Moro-). -RELACIONES ENTRE EL MUNDO NEOHITITA (FRIGIO) Y TARTESSOS- VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-8-9-y.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de EL Carambolo (Parte X : Los descendientes del rey Midas y su posible tumba en Chinchilla del Monte Aragón. El monumento neohitita de Pozo Moro -Continuación-). VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-8-8.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de EL Carambolo (Parte XI: Arganthonios y Midas. ¿Era de origen escita el monarca del oro?.). -DE NUEVO, LA RELACIÓN ENTRE EL MUNDO ANATOLIO DEL SIGLO VIII AL VI A.C. Y EL SUDOESTE PENINSULAR- VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1_28.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo (Parte XII: Midas. El rey de origen escita y los adoradores del oro que comerciaron con Tartessos.). - DESCUBRIMOS CITAS HISTÓRICAS QUE MENCIONAN EL COMERCIO ENTRE MIDAS (REY DEL ORO NEOHITITA QUE GOBERNABA GORDION) Y TARTESSOS- VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/07/1.html
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(14): Idem (11) pag. 10.

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(15): Esta última etapa a la que se denomina Carambolo I, es descrita por los investigadores Escacena y Amores -Op. Cit. 

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(11) pag. 8 -del siguiente modo: "Carambolo I (se refiere al último) corresponde en realidad a un momento en que el templo ha sido asaltado y sus ajuares de bronce están siendo fundidos en hornos para su reutilización como simple materia prima. Prueba de ello son los "goterones" metálicos de este episodio, bien identificados con los análisis oportunos (Hunt y otros 2010: 287)" (...) "Esos residuos denotan una metalurgia de reciclaje, no una industria primaria. Por eso podemos vincular el último uso ritual del lote de joyas a la fase Carambolo II con bastante seguridad" .
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(16): ÁNGEL PÉREZ GUERRA; artículo publicado en la prensa de Sevilla en el cincuenta aniversario del descubrimiento (24 de sept. 2008)
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(17): liberada en la red por : LVCENTVM XXX, 2011, 9-24.
NUEVOS DATOS SOBRE LOS ALTARES TAURODÉRMICOS ASIRIOS Y ESCITAS Y SU SIMBOLOGÍA // NEW DATA ON ASSYRIAN AND SCYTHIAN BULL-SKIN-SHAPED SHRINES AND THEIR SYMBOLISM / de ÁLVARO GÓMEZ PEÑA

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(18): Op. Cit (17) pag. 9
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(19): Op. cit. (17), pag. 10 y 11
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(20): Op. cit. (17), Literal: "esta interpretación taurodérmica se ve dividida entre quienes piensan que a pesar de ser pieles de bóvido, la originalidad de los altares es autóctona y no propiamente oriental. Desde esta segunda óptica somos varios los autores que hemos defendido que los taurodermos de la Península Ibérica no son los únicos testimonios arqueológicos con los que contar para poder relacionar ambas formas a uno y otro lado del Mediterráneo, (... ) hasta la fecha son en torno a cincuenta los elementos protohistóricos aparecidos en la Península Ibérica que pueden ser relacionados con una piel de toro trabajada, la mayoría de ellos asociados a santuarios y a tumbas". Op cit. (17) PAG 12.
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Previamente, Gómez Peña en el mismo trabajo, escribe sobre este diseño en forma de piel bovina: "Como motivo ornamental se encuentra en vasos micénicos, en los tableros de marfil, para juego, de Megiddo, en las pinturas de los palacios asirios y sirios de Khorsabad, Arslan-Tash, Tel-Barsib, etc., e incluso en lingotes de cobre de la época premonetal que aspiran a reproducir la piel extendida de un buey" (Kukahn y Blanco, 1959, 42) (...) "no pretendemos en estas líneas defender que los altares taurodérmicos peninsulares sean una continuidad directa de las representaciones asirias, sino poner de manifiesto que dichas aras son el reflejo de una idea extendida por el Mediterráneo Oriental, especialmente en Chipre y Siria, que tiene su reflejo arqueológico en la Asiria de los siglos IX-VI a. C., así como en la cultura escita desde el siglo IV a. C. en adelante". Pag 9.
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(21): Op,. Cit. (17) Al igual que estos dos cilindros-sellos hallados en Ugarit, de Chipre procede una buena muestra de cilindros-sellos en los que se aprecia la misma forma taurodérmica , de los que la mayor parte son de Enkomi. Las escenas representan la misma temática que las procedentes de Ugarit pero no muestran escenas con animales, sino otras más simbólicas en todos los casos que conocemos. (PAG 13) (...) "los huesos hallados en la estancia principal del templo del "dios del lingote": se trata de una serie de cráneos de bóvidos que no conservan parte del esqueleto en la zona posterior y que dada esta característica ha servido a los investigadores para otorgarles un uso como máscaras rituales que serían utilizadas por los sacerdotes durante las liturgias" (PAG 15).
.(22): Op,. Cit. (17) Pag. 15
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(23): OP. Cit. en (6). Pag 11. Literal: "Sin embargo, el análisis cladístico de ese símbolo y de sus réplicas en diversos tipos de elementos ha demostrado que se trata de un calco fiel de las pieles de toros, que se recortaban con esta forma en el proceso de curado (Escacena 2006: 131-132); y que, en todo caso, los lingotes también imitaban a las pieles. No hay por tanto una deuda directa en esta ocasión con el lingote de cobre chipriota. Como mucho, entre estas joyas, los altares y los lingotes existe una relación de parentesco evolutivo basada en una plesiomorfía, es decir, en el hecho de compartir caracteres primitivos sustentados en una inspiración ancestral común".
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(24): Op. Cit (6) PAG. 12 Literal: "en el Cerro de San Juan, cabezo identificado con la antigua Caura (Coria del Río), han desenterrado un templo contemporáneo del que hubo en el Carambolo. (...) Se documentó bien un altar del Santuario III, datado en el siglo VII a.C. en primera instancia (Escacena e Izquierdo 2001). (...) El conjunto, compuesto por las fases A (antigua) y B (reciente), permite reconstruir con pulcritud cómo se trabajaban los cueros en la época, y demuestra por tanto que ese altar y otros elementos parecidos, entre ellos los `pectorales´ del Carambolo, imitan precisamente ese elemento animal, la piel de un bóvido". (...) "(cita 5: 5. Los "cuernos del altar" podrían ser sus esquinas, es decir, los extremos de la piel alusivos a las patas del animal en el caso de las aras taurodérmicas)".
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(25): Op. Cit. (6) Pags. 13 y 14: "De hecho, el altar del Carambolo IV-III representa una modalidad extremadamente esquemática del mismo símbolo. (...) En ella se representa un pellejo de grandes proporciones que sirve de montura de caballería (Parrot 1970: fig. 65) (...) Básicamente, la forma y los colores del altar de Caura señalan cómo se curaban las pieles entonces: regularizados los contornos y reservada un área central que conservaba el pelo de la bestia, se procedía luego a rasurar la periferia, que mostraba así tono pajizo (Chapa y Mayoral 2007: 76-78) (....) "El de Coria del Río no obedece a un capricho estético de quien lo levantó sino a un prototipo mental impuesto por el dogma y/o por el objeto copiado. En este caso se trataría del prototipo más realista por su extremado parecido formal y cromático con las pieles auténticas".
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(26): Menciona como ejemplo en la pag. 12 de Op. cit. (17) "un candelabro de seis mechas con orificio central, de 25 cm de diámetro (nº de inv. 07:1-07/323), hallado en un depósito en el santuario de Vani (Georgia) en 2007 y fechable en el siglo II a.C." .
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(27): El Cortijo del Ahorcado (Baeza, Jaén) estudio de los restos arquitectónicos de época ibérica M. ROSARIO LUCAS PELLICER ENCARNACIÓN RUANO RUIZ "El Cortijo del Ahorcado (Baeza, Jaén) estudio de los restos arquitectónicos de época ibérica" en Espacio, Tiempo y Forma, Serie II, H.Antigua; t. I 1988 págs. 79 a103 . Nos dicen:"García y Bellido en su monografía La Arquitectura entre los Iberos (1945, págs. 93-96), repite sucintamente los datos proporcionados por Mélida y denomina ´cúbico` al capitel encajado en la columna (el exhi bido en la sala)" pag 80. Sobre los capiteles: "la Cara (a), Limitan los flancos dos líneas paralelas, a modo de columnillas abultadas, prolongadas en los extremos por sendos apén dices cuadrangulares con dos lados cóncavos (el diseño se asemeja al denominado de `piel de buey´ o `doble hacha´). pag 84 . Acerca de las columnas que los sujetan y el recinto del Cortijo del Ahorcado, que: "Columnas rematadas en un tipo de ´capitel de zapata` muy próximo al que estudiamos debieron utilizarse con cierta frecuencia desde el Minóico Medio. No se conocen ejemplares auténticos sino versiones que atestiguan esta función de sostén empleando, quizá, elementos de madera: en el llamado `Vaso de los Boxeadores´ de Hagia Triada, Creta (Handbuch der Architektur, Band I cit. en D. S. Robertson, 1981, pág. 43, fig. 7) se reproduce este modelo de columna muy semejante a la del Cortijo del Ahorcado pag 88. Relacionándolo con el mundo minoico añaden que: "Otro documento a recordar es una terracota de Cnossos que muestra una columna con un ´capitel` semejante sobre el que se representaron las cabezas de los troncos de madera (A. Beltrán, 1949, fig. 162, 11, III)". pag 88
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(28): Op. Cit. (27), pag. 89
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(29): Op.Cit. (27) Pag. 90

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(30): "El esquema concreto de «piel de buey» se paraleliza también con la forma de los lingotes creto-chipriotas, difundidos por el Mediterráneo. El famoso pectoral del tesoro del Carambolo repite esta silueta, que encontramos a su vez en el pavimento de guijarros que circundaba el monumento de Pozo Moro (Albacete) (M. Almagro Gorbea, 1978, pág. 232). La forma se documenta asimismo en joyas ibéricas como la ostentada por una de las esculturas femeninas del Cerro de los Santos (AB-336 según estudio de E. Ruano, 1987, t. I., pág. 154 notas 25 y 26)" Op.Cit. (27) pag 92
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(31): Párrafos de Op. Cit. (27): "El esquema adoptado por las conteras abiertas o cerradas (fig. 2: 10) y la reiteración del motivo en los nielados de los puñales de tipo Miraveche-Monte Bernorio (B. Griñó, 1983) constatan suficientemente la predilección de la Meseta por este motivo, repetido en numerosas varian tes en la pintura vascular de Numancia (fig. 2: 7), (J. Romero, 1974 y 1976) al igual que en las del círculo ibérico de Azaila (J. Cabré, 1944)". pag 93 (...) "Para concluir basta recordar, dentro del área ibérica, la decoración de la falcata de Almedinilla (fig. 2: 8), (M. E. Cabré, 1934, lám. II y II; G. Nieto y J. Escalera, 1970, fig. 3) y, lo que es más elocuente, la presencia del mismo motivo en otros fragmentos arquitectónicos: el capitel núm. 2 del Cortijo del Ahorcado (fig. 1: 2) y las piezas inventariadas con los núms. 181 y 183 en el Museo de Cástulo (R. Lucas y E. Ruano, 1989)" pag 93 (...) "Cronología: Influjos ciprofenicios se rastrean en el capitel núm. 2, posiblemente más contaminados por la corriente púnica que por la jonia, al menos éso se desprende del análisis del capitel núm. 3 y del gusto por el tema de las columniilas. Ello hace suponer, no sin reservas, que las columnas coronadas por estos singulares capiteles fueron erigidas con anterioridad al siglo IV antes de nuestra era o, al menos, en la etapa que precede al dominio bárcida". pag 100